Cerca de la extinción, los “dinos” devoran el puente hacia otra era y el PRI se estanca en el Jurásico
El PRI, a cargo de Claudia Ruiz Massieu, padece con la mayor crisis de su historia. Foto: PRI Nacional
El panorama para el PRI es complicado en el corto y mediano plazos luego de su fracaso en las elecciones del 1 de julio. El tricolor, dicen politólogos y el consejero nacional priista Armando Barajas Ruiz, requerirá una renovación muy profunda y va más allá de la posibilidad de cambiar de nombre: necesita regresar a las bases y apostar a los nuevos cuadros políticos, recurrir a los jóvenes que ahora no tiene.
La actual dirigencia que está a cargo de esa mayúscula tarea, sin embargo, está dominada por viejos políticos, por “dinosaurios” con una imagen desgastada y ampliamente reconocida por sonados escándalos a nivel nacional: Claudia Ruiz Massieu, Ruben Moreira Valdés y Miguel Ángel Osorio Chong, entre otros).
Si la tarea se antoja cuesta arriba, los académicos agregan que el discurso nacionalista del PRI ya le fue arrebatado por Morena, perdió su fuerza a nivel estatal y tiene ante sí a las nuevas generaciones de mexicanos antipriista que asocian al partido con la corrupción.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se enfrenta a la peor crisis de su historia. La debacle del tricolor tras las pasadas elecciones federales fue el inicio de la etapa más negra que haya tenido el partido fundado por Plutarco Elías Calles, y debe apostar por nuevos cuadros ante el desgaste de la imagen de sus personajes más conocidos: “dinosaurios” que cargan acusaciones de corrupción, coinciden politólogos consultados por SinEmbargo.
La época de bonanza del PRI se remonta al siglo pasado. Es tan lejana que las nuevas generaciones de mexicanos desconocen que en los tiempos de la hegemonía priista existía la frase: “Gánale al PRI”, que se utilizaba en varias partes del país como parte de la jerga popular cuando alguien se cansaba de dialogar con una persona muy necia, con aquellos que no aceptaban la derrota con o sin argumentos o bien cuando algo se tornaba prácticamente “imposible”.
Hoy, esa época dorada del tricolor se ve muy lejos.
La recesión que enfrenta el priismo es mucho peor que la de 2000, cuando perdió por primera vez la Presidencia de la República, y que en 2006, coinciden Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y José Luis Fernández Santillán, doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesor investigador del Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México. Ambos especialistas, al igual que Armando Barajas Ruiz, consejero nacional del PRI, consideran que el futuro “es oscuro completamente”.
La votación para el partido tricolor el pasado 1 de julio fue la más baja de su historia: 61 por ciento menos respecto a la elección federal de 2012; casi 20 por ciento menos de los votos que obtuvo en 2006 y 45 por ciento menos de los votos que registró en 2000, cuando por primera vez perdió la Presidencia ante el panista Vicente Fox Quesada.
De los 300 diputados locales que logró para la Cámara de Diputados en 1994, en la pasada elección cayó a 43 diputaciones. En el Senado de la República, de los 95 legisladores que colocó en 1994, ahora sólo pudo instalar a 12.
Así, 52 por ciento de los mexicanos considera que el PRI es el gran perdedor de las elecciones de julio, de acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky titulada “El PRI después de la elección”.
El politólogo Enrique Toussaint considera que el contexto actual del PRI es tan grave que incluso podría poner en riesgo su existencia.
“Por primera vez el PRI tiene un competidor fuerte hegemónico en el cuanto al debate nacionalista. Es cierto que el PRI ya fue una vez sustituido [en la Presidencia] por el PAN; pero, ojo: el PAN no le disputada directamente su nicho ideológico, [….] no reivindicaba el pasado nacionalista revolucionario de nuestro país”, agrega.
Al partido que colocó a Peña Nieto en la Presidencia y que alguna vez gobernó por más de 70 años consecutivos, no le será nada fácil recuperarse, coinciden los especialistas consultados.
Toussaint explica que la crisis deriva de por al menos cuatro razones: La primera, porque perdió identidad ideológica y ahora Morena compite por ese nicho ideológico: el nacionalismo revolucionario.
La segunda porque se volvió ícono de la corrupción sistemática del país. “Cuando el ciudadano piensa en corrupción de la clase política, lo primero que se le viene a la cabeza es el PRI como el partido que más lo representa”, señala.
Tercera, porque perdió poder territorial en los estados y puestos públicos. Y cuarta, porque la nueva generación de jóvenes tienen una identidad antipriista.
“Hay gente entre 18 a 34 años, que son generaciones netamente anti priistas, el poco voto que le queda al PRI está circunscrito a la gente que tiene más de 55 años. Me parece que hay un rechazo muy fuerte del millenial al PRI, tiene una identidad netamente marcada anti priista”, apunta.
Para el analista político, el Revolucionario Institucional tiene que transitar hacia un cambio generacional muy profundo, “nuevos nombres, nuevas personas, incluso no sé si pensar en cambio de nombre, pero sí en una redefinición del partido”.
Juan Luis Hernández Avendaño, Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla, recuerda la frase del jurista y politólogo francés, Maurice Duverger, quien señalaba que “los partidos políticos llevan tatuada la marca de su nacimiento”. Bajo esa premisa, Hernández Avendaño destaca que el PRI lo que requiere es una refundación, es decir, un cambio que implicaría que desaparezca como tal. Sus las siglas, estructura y características.
“Si están interesados en pasar en una nueva etapa de vida partidaria tendrían que hacerlo con otro nombre[…] la única ruta en la que veo posibilidades de futuro al PRI es enterrándose para dar lugar a otro partido, con otro tipo de reglas de juego; reglas democráticas y con una perspectiva social, que alguna vez lo tuvo”, sentencia el especialista.
El politólogo compara la situación a lo que pasó con Europa del Este cuando varios partidos comunistas tuvieron que desaparecer para dar lugar a otro tipo de partidos con otro nombre con otra orientación, ideológica programática y con tras reglas del juego. “Eso ya ha ocurrido en otras partes del mundo, donde partidos políticos como el PRI fueron absolutamente sancionados por los electores y destruidos electoralmente hablando”, añade.
La encuesta de Mitofsky también arrojó que aunque se le considera el partido perdedor, 45 por ciento de los mexicanos piensa que se recuperará y solo 35 por ciento que es su “certificado de defunción”.
Armando Barajas Ruiz concuerda en que la tarea y el pronóstico es complicado, pero difiere con Toussaint, pues no cree que el PRI esté en riesgo de perder vigencia. “Es un partido a nivel nacional, contamos con la estructura a nivel nacional, que en su voto dura llega a más de 8 millones de votos, que tiene vigencia y tendrá durante un buen tiempo”.
Fernández Santillán tampoco considera que el PRI vaya a desaparecer, pero sí es necesario, dice, que haya un replanteamiento y autocrítica. Lo que sí coincide con Toussaint es que incluso el PRI podría tener hasta un cambio de nombre, pero eso sólo pasa a segundo plano si no hay un cambio de actitud y reestructuración a fondo.
El doctor en historia de las ideas por la Universidad de Turín expresa que dentro del partido ya se formó una nueva corriente dirigida por César Augusto Santiago que culpa a la tecnocracia de llevar al PRI a la desgracia, y no sólo a ellos sino al país.
“En primer lugar tienen que sacar a los tecnócratas porque lo que vimos fue una humillación. Al meter ahí a Enrique Ochoa, amigo de Luis Videgaray, y luego impusieron a un candidato que no era priista, y eso se debió a que rompieron los candidatos en los estatutos que prohíban presentar candidatos que no tuvieran militancia o una antigüedad en el PRI, carrera partidista, y eso lo promovió Luis Videgaray”, detalla.
Sobre el futuro del Tricolor, una clara mayoría de ciudadanos, el 69.9 por ciento, opina que la renovación del PRI debe venir de nuevos miembros y no de sus políticos experimentados, 17.2 por ciento; esta opinión incluso predomina entre los simpatizantes de este partido: el 71.3 por ciento de los priistas dice que la renovación debe venir de nuevos miembros y 21.9 por ciento cree que se debe usar la experiencia de sus políticos.
De igual manera, Armando Barajas afirma que el caos es culpa de los tecnócratas a quienes se les permitió modificaran los estatutos para abrir la candidatura a la Presidencia a alguien que no era un priista.
“Eso fue un grave error, y no porque Meade no haya sido buen candidato, administrador, funcionario con muchas virtudes sino porque no estaba comprometido con el partido y el partido no estaba comprometido con él y desde ahí inicia un problema para el propio partido. Desde el momento en que llegan simpatizantes a quererse adueñar del partido y los tecnócratas, -en el caso de Luis Videgaray-, tomaron decisiones por la militancia sin estar comprometidos nos trae una debacle que la verdadpara reponernos será difícil”, sostiene el consejero político del PRI.
Fernández describe que los tecnócratas del PRI , “la gente que son los que creen en la ciencia económica no en la política”, son funcionarios como Luis Videgaray y Enrique Ochoa. “Ellos colonizaron la administración pública y la achicaron, se deshicieron de cualquier cosa que fuera del tema social. El padre de la tecnocracia mexicana es Carlos Salinas de Gortari, y la fuente, de donde salen los tecnócratas es el ITAM”, expone.
Y considera que”los jitomatazos que ahora reciben [los priistas], deberían recibirlos los tecnócratas porque ellos son los que llevaron la país en la situación en la que estamos: la mitad de la población en la pobreza y con un puñado de familias que concentran la riqueza nacional”.
LOS LIDERES DE SIEMPRE
Los especialistas destacan que si el PRI quiere realmente renovarse debe generar nuevos cuadros, sin embargo en su organigrama no se ven indicios de cambio.
El pasado 16 de julio, Claudia Ruiz Massieu, ligada ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, quedó al enfrente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, tras la renuncia de René Juárez Cisneros y Rubén Moreira –uno ex gobernadores más cuestionados por sus presuntos nexos con el crimen organizado y desvíos de fondos– quedó como secretario general del Comité Ejecutivo Nacional y su esposa, Alma Carolina Viggiano Austria, es desde hace más de un año secretaria jurídica y de transparencia.
Héctor Gutiérrez de la Garza, cercano a Manlio Fabio Beltrones, fue designado secretario de Organización del PRI.
Miguel Ángel Osorio Chong, ex Secretario de Gobernación, fue elegido por los futuros senadores priistas como coordinador de su bancada para la LXIV Legislatura y René Juárez Cisneros, asociado al grupo de los “políticos” y cercano al político hidalguense, será el líder de sus compañeros de partido en la Cámara de Diputados.
“Ver que la presidente es Claudia Ruiz, que los líderes priistas en el Congreso de la Unión son los de siempre y representan lo de siempre [….], si no cambian eso va a ser muy difícil que se refunden, por lo tanto yo creo van continuar los años donde el PRI pierde votos. Con ese tipo de perfiles, como Osorio Chong, Ruiz Massieu es muy difícil que la sociedad crea que hay un partido renovado en busca de tener otro papel en la vida pública ”, expresa el politólogo de la Universidad de Guadalajara, Enrique Toussaint.
En relación a los liderazgos actuales del PRI, figuras identificadas como representantes del viejo régimen, el analista políticos cree que sí es posible una refundación con estos líderes sí es posible “siempre y cuando sepan aprender de este golpe electoral que le dieron los mexicanos”.
Hernández Avendaño esboza dos posibilidades para el Revolucionario Institucional: “Pensar que pueden rehacerse a partir de un simple cambio cosmético o en verdad hacer un cambio profundo”.
El analista reitera que el cambio profundo para el PRI consistiría: cambiar el nombre; modificar las reglas del juego, es decir hacer un partido democrático, que no lo son; y tercero, replantear su programa como su ideología.
Similar fue la opinión de Armando Barajas: “son perfiles que están en su etapa última, caducando. Son los mismo de siempre. El partido debe de voltear a ver a los jóvenes que tengan experiencia para sacar avante los municipios y estados donde todavía estamos”, comenta.
Aunque el historiador Fernández Santillán también opina que tienen que “poner atención en la cartera y no depender nada más de los viejos jugadores”, califica que perfiles como Osorio Chong sí pueden beneficiar.
“Es un líder nato y aunque serán pocos senadores puede hacer mucho, además es un hombre de conciliación y acuerdos. [El PRI ] debe hacer alianzas con otros partidos para ser contrapeso en el Senado y eso sólo lo puede hacer Osorio, no un joven inexperto. Y en lado de diputados, René Juárez me parece que está bien ahí” comenta.
En cuanto a Claudia Ruiz, el doctor estima que se trata de una presidencia de transición. “Van a tener que ir a una asamblea nacional, primero hay una serie de puntos en la agenda.
LA APUESTA AL DESENCANTO
Los especialistas Armando Barajas y José Luis Santillán manifestaron que también es cuestión de esperar el periodo de desencanto que tendrá la ciudadanía cuando se vea que no se cumplen todas las promesas que hizo Andrés Manuel López Obrador durante su pasada campaña.
“Los que se quedan en el PRI van a tratar de levantar a su partido porque es una franquicia que todavía, en términos de interés personal, puede dar porque la cuestión es que hay una euforia por las promesas de López Obrador, pero cuando empiecen a no cumplirlas va a venir la decepción y entonces van a venir menos votos [para Morena ] y va a venir el movimiento contrario”, apunta Fernández Santillán.
Barajas Ruiz también observa una oportunidad en el posible fracaso de Morena.
“En cuanto empiece el desencanto de las promesas hechas por los candidatos de los partidos antagónicos de nosotros, en caso concreto de Morena, es cuando se van a dar cuenta que no todo se arregla con una barita mágica, sino que se requiere de experiencia […] No espero que le vaya mal al país con López Obrador, […] no hay que apostar a eso, pero sí el desencanto de muchas de las cosas o mucho de lo que él prometió no va a poner llevarse a cabo y ahí es donde van a tener que recapacitar muchas de las personas que votaron por Morena”.