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Chitty la Roche: Notas sobre ciudadanía y revocatorio

 

“El hombre está condenado a ser libre”

Jean-Paul Sartre

 

 

Acudí el martes pasado, a las oficinas del llamado Consejo Nacional Electoral para realizar trámites relativos al cumplimiento de formas administrativas relativas al ejercicio del derecho consagrado en la CRBV que apuntan a la convocatoria de un referendo revocatorio del señor Nicolás Maduro que por cierto, aun cuando carece su magistratura de legitimidad de origen y ni hablar de su ilegitimidad de desempeño, hace de jefe del gobierno, jefe de estado y comandante de la fuerza armada nacional, nos guste o no además. (Ver CRBV artículos, 5, 6 y 72 eiusdem)

Estuve allí acompañando y acompañado de destacados compatriotas que hicieron ante los medios de comunicación de voceros, para informar de las razones protuberantes que movían a esa acción. César Pérez Vivas y Nicmer Evans, venido el primero de las filas del socialcristianismo y el segundo, quién fue mi alumno en la UCV, un joven con compromiso de cambio que militó en la causa de Hugo Chávez, hasta que no pudo seguirlo, por distintas constataciones e inferencias que corresponde a él explicar pero que lo convencieron del extravío a que se llevó aquel sueño redentor, por llamarlo así, a esa empresa de reivindicación del ser humano, así lo coreaban, propia del discurso revolucionario.

Otros concurrieron, y destaco que provenían de distintos segmentos sociales, culturales, económicos, políticos; teniendo todos en común, un elemento que se nos reveló al compartir; cuanto cerca podíamos estar, los que antes nos creíamos lejos y extraños.

Nos reunió, convocó y ganó el sentimiento, la convicción de pertenencia a ese constructo capital en la historia del mundo y su devenir político e institucional; la ciudadanía.

El acto nuestro fue pues, ciudadano; sin muletas ni otras motivaciones inmediatistas. Asimismo hago mención al comunicado del Consejo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV, divulgado el lunes pasado y que recomiendo leer, para conocer y comprender el alcance del deber ciudadano que se impone y reclama, tomar consciencia del grave estado de la precaria institucionalidad de la ya decadente república que nos legaron los libertadores y la patética condición vital de su gente, pobre, mísera, vulnerable, expuesta y desesperanzada.

Debo pues hacerles ver que termina el tiempo de la huelga electoral como diría desde Maturín mi fratello Freddy Millán Borges. La abstención ya no podemos mantenerla como respuesta. No hay efectividad y acaso, ya cumplió su cometido.

Así pues, mi candidato es, como también me dice desde Cojedes Carlos Ortega, el referendo, pero no me niego a jugar también en el tablero de las regionales y municipales pero, en mi criterio, sin referendo revocatorio, es inútil el esfuerzo.

Lo mismo hágole saber a Juan Guaidó. Nuestra iniciativa no tropieza con su propuesta y muy al contrario, creemos que se agrega como otra herramienta a la susodicha.

Todos somos como ciudadanos responsables de los demás y de nosotros mismos. Integramos una nación que sería libre y digna, solo si soberana, y si me atrevo un poco agrego, republicana. Cualquier otra consideración es subalterna, pero culpables son y deben ser removidos aquellos a los que confiamos nuestra representatividad y nos defraudaron por decir lo menos.

El Referendo Revocatorio es, un ejercicio  ciudadano y como tal, resulta de la consulta para evaluar una gestión política y administrativa de un mandatario. Se pondera su desempeño y ejecutoria y se dispone, si así lo entiende el cuerpo político que es el pueblo soberano, la eventual revocatoria del mandato.

Siempre hay y es natural y hasta conveniente, quienes someten a análisis e incluso, problematizan las propuestas públicas y así, a pesar de lo evidente del caso, surgen quienes hacen observaciones que, como todas, hemos de apreciar y que trataré apenas de rozar por lo reducido de nuestro espacio.

Mencionaré para iniciar, la de los atentos y acuciosos que anotan la dificultad de movilizar a esa mayoría calificada que se requiere para revocar. Debe obtenerse en efecto, más votos que aquellos que lo eligieron y ello, desde luego, configura, como podríamos decir evocando a Loewenstein,  un control sobre los destinatarios del poder cuando, tocaré a ellos a su vez, ejercerlo sobre el detentador. Tienen razón sobre lo exigente de la norma y no puede ni debe negarse el sentido, la pragmática que involucra.

Por eso; el RR es un llamado a actuar como soberanía indivisible, como nación, diría Sieyes y calificar el desmérito de un servidor, al que se separa del cargo por el bien de los administrados. Empero; no es un ejercicio ligero, superficial, sino que exige una concurrencia a favor que haga legítima la decisión y justifique el fin del mandato. Es pues el RR un momento unitario y democrático, estelar en una República.

Los que así piensan, tienen otra advertencia a tener muy en cuenta; el talante moral del régimen y el cinismo que de consuno los caracteriza. Justificado temor ese, siendo que antes han llenado de obstáculos el camino, para impúdicamente enervarlo, evitarlo, abortarlo. En 2016 minaron ese campo y lo que cabe preguntarse es, si sostendrán ese despojo de la soberanía de la nación, si desconocerán ese derecho político, una vez más. Repito que comparto la angustia y la molestia que ese capítulo en mi espíritu siembra.

Ese es un nudo gordiano que hay que romper. Considero sin embargo que la situación no es la misma que en 2016 y que pudiéramos esperar un gesto en la línea de “permitir” una consulta que es a todas luces, la única que le permite al régimen salir con elegancia si es derrotado, y sobretodo, resolver este impasse, civilizada, constitucional y democráticamente. La comunidad internacional y la endógena pueden y deben entenderlo y colaborar en una sana alianza democrática.

Toda la ciudadanía pues sería convocada. Ya no sería un asunto de opositores y oficialistas que son o fueron. Sería un dossier para que los ciudadanos, en su corazón y su consciencia decidan. si lo revocan o no.

Algunos arguyen que la sola convocatoria del referendo “legitima” a Maduro como presidente y, a esos conciudadanos que así opinan, les respondo que, se mueven en un espejismo que los engaña y  confunde  en sus afanes rebeldes que entiendo, pero que no puedo justificar si el argumento sirve, precisamente, para dejar al “usurpador” seguir en la butaca como máximo dignatario nacional. Piénsenlo un poco y se convencerán.

Finalmente y por hoy, insistiré que ese mecanismo del RR, con sus lastres y centrifugas, puede evitar el naufragio no solo de la encallada república sino de la venezolanidad si bien, también es cierto que, para concretarlo, es menester hacer de la estrategia de restituir la legalidad y la legitimidad con una genuina expresión de soberanía y democracia. Podemos y debemos mover al hórrido mundo de Maduro y su nefasta presencia, antes de que nos aplaste y nos asfixie a todos.

 

Nelson Chitty La Roche, nchittylaroche@hotmail.com, @nchittylaroche

 

 

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