Chuo Torrealba: Informe personal sobre la situación (Primera Parte)
La frase que sirve de título a esta columna no encabeza un reporte administrativo. En realidad, la tomo prestada del insólito nombre de un poemario, un libro interesantísimo editado en los tempranos años 70 con textos del gran poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum y que por esos mismos años, no recuerdo por qué caprichoso azar, terminó en mi cuarto en Caricuao, allá en el Bloque 1 Escalera 2 de la UD7, Ruiz Pineda, inundando mi cerebro de 15 años de edad con imágenes poderosas y rítmicas palabras.
Esa es la actividad que cumplo ahora en cualquier lugar. Trátese de una jornada de solidaridad social en un barrio (la nueva cara de nuestros exitosos “casa por casa”) o de una cena en una representación diplomática, la pregunta siempre es la misma: “Chúo, dinos, en realidad, ¿Cómo está la vaina?”. Y como es poco probable que pueda hablar directamente con muchos de los lectores de este texto, procedo entonces a desgranar para todos ustedes lo que es, a la altura de esta penúltima semana de febrero 2016, mi Informe Personal Sobre la Situación. En esta primera parte resumiré en cinco puntos los cómo y los para qué de la aparentemente errática conducta oficial:
1) No exageremos en cuanto a la ignorancia de Maduro. Hay cosas que él sí sabe, y las sabe bien. Por ejemplo, él sabe que desde el punto de vista contable su gobierno no tiene como terminar este año. Sabe que si tuviésemos un barril de petróleo a 30 dólares (que no lo tenemos) y si tuviéramos ese precio estable durante todo el año (lo que no parece probable) tendríamos este año ingresos totales por el orden de 34 mil millones de dólares. Sabe también que si este año importáramos apenas un tercio de lo que importamos en materia de alimentos y medicinas el año pasado, tendríamos egresos totales por el orden de los 36 mil millones de dólares. Eso sin contar los egresos por concepto de pago de capital e intereses de la monstruosa e irregular deuda externa, cuyo monto total supera los 300 mil millones de dólares, de los cuales corresponde pagar en 2016 la cantidad de 16,1 millardos de dólares , una cifra superior a nuestras reservas internacionales, estimadas en forma optimista en 15,4 millardos de dólares. Desde el punto de vista meramente contable, este gobierno no tiene como llegar a diciembre. Y eso Maduro lo sabe. La ignorancia no lo salva de esa certidumbre.
2) También sabe Maduro que (si no ocurre en el camino una “convulsión” que lo salve) este año le espera una nueva y definitiva derrota política. Pase lo que pase con la Enmienda, la Reforma, el Revocatorio o una eventual convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, nada ni nadie podrá impedir que este mismo año se produzcan las previstas elecciones de gobernadores, y que éstas además sean conducidas por un CNE que tendrá una composición sustancialmente distinta a la actual, pues las dos rectoras cuyo período se vence en marzo de este año serán sustituidas, como lo establece la Constitución, por la nueva Asamblea Nacional. Si esas elecciones se realizaran con el mapa político que se expresó el 6D, el gobierno podría perder entre 16 y 19 gobernaciones. Pero si ese mapa se ve modificado por la indignación generada en todo el país por el Paquetazo Rojo anunciado esta semana, probablemente las pierda todas. Eso lo sabe Maduro, y sabe también que los escombros de su gobierno no resistirían tener la Asamblea Nacional y las gobernaciones en contra, pues eso significaría el brusco derrumbamiento de la necia obstrucción que en lo que va de 2016 ha opuesto a la decisión de cambio del pueblo venezolano.
3) Ante un escenario como ese, la conducta más lógica e inteligente de Maduro sería la renuncia, para que se produzca un cuadro político que permita al país dotarse de un nuevo gobierno que inspire la confianza necesaria para convocar a todos a enfrentar la crisis y transformarla en oportunidad, y que incluso permita al proyecto político chavista reorganizarse, relanzarse e intentar mantenerse como una fuerza política importante en el panorama nacional. Pero Maduro no puede hacer eso, Maduro no puede renunciar, porque esa decisión no está en sus manos. Él no se manda a si mismo. El tiene dos jefes, igualmente implacables: Aquí, las mafias de cazadores de renta, que lo obligan a cosas tan increíbles como dejar una “banda cambiaria” de diez bolívares por dólar para seguir beneficiando a los corruptos, testaferros, empresas rojas-rojitas de maletín, corredores de dinero y demás fauna “revolucionaria”; allá, la feroz égida de los Castro, que siguen necesitando que “su hombre en Caracas” les siga suministrando petróleo y dólares para ellos a su vez poder controlar el ritmo y profundidad de la apertura isleña a occidente, es decir, para ellos poder convertir esa “apertura” en un nuevo negocio de la dictadura y no en una rendición incondicional.
4) Así las cosas, viendo que su gobierno no tiene económica ni políticamente cómo llegar con bien a fin de año, pero incapaz -por no ser autónomo, por no ser soberano- de optar por la renuncia que significaría un bien al país y un favor a su propio partido, Maduro ha optado por un camino irresponsable y peligroso: El camino de la provocación. En vez de contribuir a solventar la crisis económica, el gobierno la agrava; en vez de ayudar a disminuir la tensión social, el gobierno la exacerba; en vez de atenuar la confrontación política, el gobierno la acelera. Esto ocurre no por torpeza, sino por diseño. Maduro, consciente de que cualquier solución política a la crisis actual pasa porque él salga del poder, decidió entonces que no haya “solución política” sino “desenlace”. Poco le importa que ese desenlace le cueste al pueblo venezolano más dolor, más escasez, más inseguridad, más sangre y más muerte. Para él, cualquier sacrificio (…de los demás!) está plenamente justificado, si el resultado es alargar la vida artificial de este gobierno incompetente y corrupto.
5) Pero como para pelear hacen falta dos, y como la estrategia de la Nueva Mayoría Democrática es impecablemente pacífica, electoral y constitucional, entonces Maduro necesita arrastrar al país al caos. Por eso las amenazas presidenciales contra Polar y Lorenzo Mendoza; por eso el acoso del SEBIN contra Nacho; por eso la canallada de Jaua contra Ocariz; por eso la indignante solicitud de la Fiscalía contra Ledezma; por eso el incremento del maltrato al pueblo en las colas, lo que ha llevado a situaciones terribles como las ocurridas en Ciudad Piar; por eso la pasmosa indiferencia oficial ante la sucesión continuada de narco-escándalos y ante la exhibición de control territorial por parte de los pranes; por eso MinSalud le dice a los enfermos que mueren por falta de insumos que “en Venezuela faltan medicinas porque se consumen demasiado”; por eso Corpoelec deja al país a oscuras pero “prohíbe” hablar de racionamiento: Porque están provocando al pueblo, buscando un “desenlace” que haga abortar la construcción de una solución pacífica y constitucional a la crisis, y que les sirva de excusa para la represión o de coartada para un eventual retorno…
La próxima semana, en la segunda parte de este Informe Personal Sobre la Situación, detallaremos la estrategia con la que la Nueva Mayoría Democrática va a vencer esta conducta irracional y antipatriótica del madurismo, y como lo haremos para bien de todos los venezolanos, incluyendo a los chavistas. ¡Palante!
Dejémosnos de pajas. Esto que describe y analiza Chúo es así y no de otra manera. Cruda realidad.