Colombia: Los privados exploran un incierto mercado de vacunas
A pesar de que la semana pasada tres farmacéuticas le cerraron las puertas a vender vacunas a los privados en Colombia, existe un mercado secundario al que empresarios y líderes de gremios le siguen apostando.
“Recibimos ofertas de un distribuidor londinense de vacunas de Astrazeneca”, le dijo a La Silla Jaime Cabal, el presidente de Fenalco, el gremio de los comerciantes.
“Muchas empresas han recibido ofertas”, dice Bruce Mac Master, presidente de la Andi. Mac Master le contó a La Silla que les han ofrecido vacunas de Astrazeneca, Sinovac y Sputnik V.
Se trata de una red internacional de distribuidores, fondos de inversión y empresas distintas a las farmacéuticas que dicen tener disponibles lotes de vacunas. Como la vacuna rusa, que tiene una empresa de producción y distribución en Korea, “Ellos también nos hicieron llegar una comunicación manifestando el interés de vender vacunas”, dijo Cabal.
Pero “También hay muchos habladores, ofrecen lo que no tienen”, como nos dice una fuente que hace parte de una empresa grande del sector pero no es la vocera oficial.
Es un mercado poco transparente, más caro, y con mayor riesgo. Además los privados aún no tienen seguridades plenas para vacunar en Colombia. Pero, por ahora, es la única posibilidad para avanzar en su apuesta de blindar a sus trabajadores y sus negocios de las restricciones de la pandemia.
Y ante la lentitud con la que avanza la fila de la vacunación del Gobierno, es un riesgo que muchos privados están evaluando tomar.
El mercado secundario de vacunas
Según Cabal las ofertas de vacunas se dieron en el último mes y todavía no han dado una respuesta formal.
Como ya hemos explicado, en ese mercado hay fondos de capital de riesgo que invirtieron en el desarrollo de vacunas a cambio de tener dosis si funcionaba el proyecto. A su vez, esos fondos tuvieron acercamientos con otros intermediarios que decidieron negociar vacunas con ellos.
Desde enero los privados se han acercado al Gobierno de Iván Duque para que les permita comprar y aplicar sus propias vacunas, como hemos contado.
Las voces líderes del sector privado han sido Bruce Mac Master Rojas, el actual presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi). Además las agremiaciones Fenalco, Asocajas, Fasecolda, ProBarranquilla, ProPacifico, ProBogotá, el Consejo Gremial, entre otras.
El resultado fue la resolución 507 del 2021 expedida el 20 de abril. Contiene las reglas de juego para que las personas jurídicas de derecho privado puedan negociar, importar y aplicar vacunas. Fue un avance importante que luego recibió un freno.
Las farmacéuticas Pfizer, Astrazeneca y Sinovac dijeron la semana pasada que, por ahora, el negocio de las vacunas seguirá con los gobiernos. Esto reduce las posibilidades directas que tienen los privados para negociar con esa industria.
De ahí que el mercado secundario haya tomado fuerza. Una fuente que conoce el sector y pidió no ser identificada, le explicó a La Silla que estos intermediarios le dicen a las empresas que han obtenido cupos en la vacunación con esas dosis.
Un intermediario que ha hablado con nosotros es Scalpi, una empresa de envases farmacéuticos que consiguió 5,5 millones de dosis de Sputnik, la vacuna rusa del Instituto Gamaleya. Son dosis obtenidas del Fondo de Inversión Directa de Rusia que las tiene a la venta.
Andrea Ariza, vicepresidenta financiera de Scalpi, dice que varias compañías les han manifestado interés por las vacunas que tiene. Pero acceder a ellas todavía no es posible, porque esta vacuna aún no ha sido autorizada. Esa es una de las condiciones en la resolución.
La vacuna rusa sería la de más chance para los privados. Claudia Vaca, directora del Centro de Pensamiento «Medicamentos, Información y Poder» de la Universidad Nacional, cree que esta sería una de las opciones más viables que podrían tener.
“Lo único que tendría que pasar en los próximos 15 a 20 días es que se apruebe la vacuna y que el Gobierno nacional autorice esa compra”, comenta Vaca. Sputnik aún no tiene un mercado en Colombia, como sí lo tiene en Argentina, Brasil y posiblemente en Alemania. Además no ha dicho no a la negociación y está entre las que más eficacia y seguridad ha mostrado.
Pese a que Fernando Ruiz, el ministro de Salud, dijo en febrero que estaban en conversaciones con el Instituto Gamaleya, todavía no ha sido autorizada por el Invima. Según El Tiempo, allí ya radicaron al menos cinco solicitudes para tener la Autorización sanitaria de uso de emergencia (Asue), pero no han sido respondidas.
Pero desde el Invima le dijeron a La Silla que aún no han radicado una solicitud formal a esa agencia. De entrada, aunque sería una opción real, no está al alcance.
Y aunque hay ofertas, las seguridades son escasas.
No siempre es posible saber bajo qué condiciones entregarán las vacunas, e incluso si de verdad las tienen. Como nos dijo una fuente que asesora a un gremio, y pide no ser citada para dar detalles de conversaciones con algunas empresas, ha habido acercamiento de “intermediarios que dijeron que adquirieron cupos gracias a inversiones que habían hecho para el desarrollo de una vacuna”. Sin embargo, luego se supo que “ probablemente cañaron a los privados”.
Al menos ahora, con la resolución aprobada, los privados que han recibido ofertas tienen un marco legal para comprobar las capacidades de ese mercado.
Pero las más grandes lo hacen con cautela. Por ejemplo, Ecopetrol, según un vocero, le dijo a La Silla que “la empresa será cuidadosa ante ofertas de organizaciones no autorizadas para comercializar y distribuir debidamente las vacunas aprobadas por el Invima”. Otras cuatro fuentes del sector privado también mostraron cautela sobre entrar a negociar en el mercado secundario.
Riesgos adicionales en Colombia
Otro lío para la vacunación de los privados está en la indemnidad, algo que ya habíamos anticipado aquí. El hecho de que, según la resolución, tengan que ser las empresas las que asuman la responsabilidad de cualquier efecto adverso de las vacunas es un temor para el sector.
“Hay preocupación en el sector privado por las responsabilidades que tiene que asumir si hay alguien que tenga una consecuencia en la vacunación”, nos dijo Jaime Cabal, presidente de Fenalco.
La resolución pone las condiciones que deben cumplir los privados para que compren vacunas. Son tres artículos con siete parágrafos que, en esencia, plantean las reglas del tablero:
Las vacunas que se importen sólo podrán ser las que tengan una Autorización sanitaria de uso de emergencia (Asue) por el Invima. Por ahora, solo Astrazeneca y Pfizer cumplen este requisito. La de Sinovac tiene un visto bueno de importación del Invima.
Los intermediarios que quieran importar vacunas deben estar autorizados por las farmacéuticas.
Los privados serán los encargados de asumir la responsabilidad en caso de algún efecto adverso. Esta es la famosa cláusula de indemnidad.
También se responsabilizan de la logística de distribución y aplicación de las dosis. Por ejemplo, garantizar la cadena de frío de las vacunas o que el personal de vacunación no sea el mismo que del PNV.
Los privados podrán aplicar las vacunas una vez se termine con la etapa 3 del PNV. Es decir, cuando estén inmunizados todo el personal de salud, los mayores de 60 años y quienes tienen comorbilidades.
Según María Isabel Ulloa , directora ejecutiva de Propacífico, que agrupa a empresas de la región: “Creo que la resolución sigue teniendo unas barreras que pueden llegar a complejizar la posible compra”.
Según Cabal: “tengo agremiados que estaban interesados en traer vacunas para sus familias”. Pero, explica Cabal, con el punto de que la responsabilidad de algún efecto sea asumido por la empresa, a muchos les ha dado miedo continuar.
Los tiempos
Nada más la limitación de poder entrar a vacunar cuando el PNV vaya en la etapa 3 estira a meses la posibilidad de que los privados vacunen.
Si el país lograra mantener un ritmo de aplicación 150.000 dosis al día, completar esta etapa sería hasta junio. El problema es que aún no se ha conseguido un nivel constante de vacunación que supere ese número. Cabal dice que con los atrasos en las otras dos etapas, el tiempo podría ser mayor.
Bruce Macmaster, de la Andi, hace sus cálculos: “No va a suceder hasta agosto”. Para él, las probabilidades de que los privados vacunen son lejanas, y por eso dice que trabajarán con el Gobierno para “para tratar de convencerlo de que cambie varias cosas de la resolución”.
Mientras tanto, desde el sector ven cambios a nivel mundial para los que buscan estar listos.
“Los monopolios sólo se justifican en condiciones de escasez, que fue la condición que experimentó el Gobierno en los meses anteriores”, explica Carlos Daguer, uno de los voceros oficiales de la Andi.
Según Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ese país tendrá suficientes dosis para todos sus adultos a finales del próximo mes. En la Andi ven esto con buenos ojos, y son optimistas. “Apenas terminen en mayo, se va a superar la escasez de producción”, dice Mac Master.
Por eso, desde esa agremiación le insisten al Gobierno para que no estén rezagados al momento de que haya más disponibilidad de vacunas. Y lo hacen porque confían en tres escenarios: cuando aumente la capacidad de producción de los laboratorios, cuando entren nuevas vacunas al mercado o cuando se liberen todos esos excedentes de los países que compraron más vacunas de las que necesitaban.
Y adentro también hay cosas que definir. Una de ellas será qué modelo de compra utilizarán. Si por ejemplo contemplará una manera centralizada entre el sector o individual. “Aún no sabemos si vamos a liderar la compra, aunque esperamos ser parte de una alianza de empresas, EPS y cajas”, nos dijo David Escobar Arango, el director de Confama, una caja de compensación.
En todo caso, como sucede en los mercados, el que no busca no encuentra. Según Arango, Confama sigue en exploración internacional “en China, en India, en Estados Unidos, en los países donde se están fabricando la mayoría de las vacunas”, pero aún no se habla de firmas, de contratos o de dosis disponibles.