Cuando Fidel Castro ordenó asaltar la Embajada de Ecuador en Cuba y no fue condenado
Las reacciones del régimen de Cuba al asalto a la sede diplomática de México en Quito son parte de la hipocresía característica de La Habana.
Tras el asalto policial, la noche del viernes último, a la Embajada de México en Ecuador, en un operativo para capturar al exvicepresidente de ese país, Jorge Glas, la mayoría de los gobiernos de América Latina han condenado los hechos y recordado la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, un principio refrendado por normas internacionales.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, condenó «de forma enérgica» la «incursión de fuerzas militares de Ecuador» en la sede diplomática, indicando que ello «constituye una flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, al derecho al asilo y a la soberanía de México».
Por su lado, Miguel Díaz-Canel manifestó en la red social X «toda nuestra solidaridad con México, ante la inaceptable violación de su Embajada en Quito. Debe respetarse por todos la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que es un componente esencial del Derecho Internacional».
Esas reacciones son parte de la hipocresía característica del régimen cubano, pues evitan recordar que el 21 de febrero de 1981, Fidel Castro ordenó un asalto policial similar contra la Embajada de Ecuador en La Habana.
El 13 del propio mes, alrededor de 30 cubanos entraron a esa sede diplomática para exigir asilo político y tomaron como rehenes al embajador, Jorge Pérez Concha, al consejero Francisco Proaño, y a otros dos empleados, según reportó en ese entonces la agencia EFE.
Como recordó Martí Noticias en 2021, «la sede diplomática de Ecuador en La Habana estaba ubicada en la calle 36, entre quinta y tercera, en Miramar, a unos dos kilómetros de la Embajada de Perú, donde en 1980 se habían refugiado miles de cubanos», en los sucesos que dieron lugar al éxodo del Mariel.
Por ello, el área fue tomada militarmente, mientras el Gobierno ecuatoriano negociaba con los asaltantes. El régimen de Cuba «en un principio había asegurado que no entraría a la sede diplomática sin el consentimiento de Ecuador. Pero el sábado 21 de febrero de 1981, las Tropas Especiales se la tomaron por la fuerza», señaló el texto.
«La operación se llevó a cabo a las dos de la madrugada y las fuerzas asaltantes usaron bombas lacrimógenas. Entre un cerco de francotiradores y potentes reflectores se abrieron paso, y violaron esa misma territorialidad que hoy defienden. Unos 20 minutos antes de la intervención, el propio Fidel Castro se había personado en el lugar para dar las últimas instrucciones», aseguró Martí Noticias.
El asalto se produjo luego de que las negociaciones dieran lugar a la liberación de tres de los rehenes, incluyendo al embajador, y a que Quito manifestara su interés en otorgar asilo a los cubanos.
Según el escritor cubano Norberto Fuentes, quien hace referencia a esos hechos en su libro Los hijos del enemigo: «Entre la 1 y las 4AM del 21 de febrero, fuerzas especiales de Castro asaltaron la Embajada ecuatoriana para detener a los disidentes. El mismo día, el Gobierno de Castro declaró a la prensa que sus militares ingresaron a la Embajada ‘con la autorización del Ecuador’. El Gobierno del Ecuador desmintió y protestó enérgicamente por la violación de su misión diplomática. El canciller Alfonso Barrera Valverde declaró: ‘El Gobierno de Cuba se tomó la Embajada, eso me molestó mucho. Es la parte desagradable. El Gobierno de Cuba debió respetar la Embajada'».
También el presidente de Ecuador en ese momento, Jaime Roldós, desmintió públicamente que existiera un permiso para el asalto. «Ecuador no autorizó ni podía autorizar jamás que la sede de su Embajada haya sido objeto de tal acción», dijo, y calificó lo ocurrido como «intolerable». Pero, pese a las tensiones, Quito no rompió relaciones diplomáticas con La Habana.
No fue esta la única vez que un suceso de esta naturaleza se produjo en La Habana. Como recordó el coronel retirado de las Fuerzas Armadas de Ecuador, Alberto Molina Flores, el 11 de diciembre de 1961 la sede diplomática de Quito en La Habana fue invadida por ciudadanos cubanos: «Esta situación habría pasado desapercibida si no hubiese sido por el matiz de violencia que tuvo».
«Un camión con algunas personas se metió a la sede de la Embajada, pasando sobre la cerca; estas personas iban en busca de asilo. La guardia del Gobierno cubano que estaba custodiando la Embajada ecuatoriana disparó sobre las personas que iban en el camión, como resultado de lo cual hay tres muertos y cuatro heridos… Los muertos y heridos cayeron dentro del predio de la Embajada ecuatoriana… Entiendo que todas las representaciones diplomáticas en la capital de Cuba tienen guardia, pero no se si será para impedir el uso del derecho de asilo o para resguardar las sedes de las Embajadas», declaró el entonces canciller ecuatoriano, Francisco Acosta Yépez.