Cuba, a la tercera va la vencida
Dice un adagio milenario que a la tercera va la vencida. Es lo que podría suceder en Cuba cuando Nicolás Maduro sea sacado del poder.
Poco después de la desintegración de la URSS y el desplome de la economía cubana en un 35%, con «Periodo Especial« y «Opción Cero» incluidos, salió Hugo Chávez como del sombrero de un mago y Venezuela comenzó a amamantar al castrismo. Pero ahora con ese país en la peor crisis de su historia y el chavismo haciendo aguas no se ve en el horizonte a ninguna otra nodriza que se haga cargo de la criatura. La dictadura cubana se quedará sin mecenas.
Algunos académicos han calculado que la URSS entregó a Cuba subsidios por 35.000 millones de dólares entre 1961 y 1991, y que esa cantidad ya fue superada por Venezuela, que envió 37.200 millones entre 2000 y 2018.
Esas cifras son inferiores a las reales, pues no hay acceso a fuentes oficiales para conocer las verdaderas. Pero el monto no importa tanto como el crimen que cometen Raúl Castro y su Junta Militar al mantener un sistema socioeconómico que colapsa si no recibe dinero extranjero regalado. Como admitió Fidel Castro en un lapsus de senectud que tuvo en 2010: «no funciona».
Además de las subvenciones bajo el manto de «cooperación bilateral» (créditos para cubrir los déficits comerciales de Cuba, y otros créditos que Castro nunca pagó), Moscú regaló a Cuba decenas de miles de millones de dólares en armamentos y en operaciones triangulares de reexportación del petróleo que le «sobraba» en su cuota del CAME. O sea, en 30 años Cuba recibió de la URSS mucho dinero en rubros enmascarados que ambos gobiernos disimulaban.
El armamento soviético fue la espina dorsal del castrismo
El armamento incluyó tanques, aviones de combate de más de siete millones de dólares cada uno —como los MIG-23—, cohetes y cañones, baterías antiaéreas, helicópteros, fragatas, navíos torpederos, radares y tecnología de espionaje, cientos de miles de fusiles, ametralladoras, morteros, vehículos blindados, miles de camiones, jeeps y todo el avituallamientopara el que se convirtió en el Ejército más grande (300.000 efectivos) y poderoso de América Latina luego del brasileño. Incluso la URSS desplegó en la Isla 42 misiles nucleares que podían destruir a Nueva York y Washington.
Aquellos miles de millones de dólares no fueron directamente a la economía, pero fueron la espina dorsal del castrismo. Permitieron a Fidel Castro endiosarse y traicionar el prometido programa político populista y socialdemócrata del Moncada e imponer un sistema comunista para eternizarse en el poder.
Fue todo un pacto mafioso. Moscú convirtió a Cuba en punta de lanza para la expansión soviética en las Américas y su enfrentamiento con Washington, en sus narices. Y Fidel Castro se hizo de tal poder militar real que dio rienda suelta a su megalomanía. Intervino militarmente en países de Latinoamérica y envió casi 500.000 soldados a combatir en guerras africanas y Medio Oriente en las que murieron inútilmente miles de cubanos
Petróleo regalado, principal rubro de exportación cubano
Al ingresar en el CAME, en 1972, a Cuba le asignaron una cuota de petróleo que en los años 80 llegó a 13 millones de toneladas anuales. Por su pequeño tamaño la economía cubana solo consumía entre 10 y 11 millones de toneladas y Moscú ni siquiera enviaba ese crudo sobrante a la Isla, lo vendía en el mercado capitalista y le entregaba las divisas a los Castro.
Las estadísticas oficiales dicen que en los años 80 el azúcar representaba el 73% de todas las exportaciones y casi el 90% de las divisas que obtenía el país. Falso. Según me dijo off the record Humberto Pérez, presidente de la JUCEPLAN (hoy Ministerio de Economía), a mediados de los años 80 las reexportaciones de petróleo soviético superaban las exportaciones de azúcar.
En esa década el precio mundial del azúcar se movió entre cinco y 12 centavos la libra, pero Moscú pagaba a Cuba 45 centavos la libra. Y aun pagando nueve y diez veces más por el azúcar, y por otros productos cubanos el déficit comercial con la URSS era astronómico.
Conservo en papel de teletipo, ya amarillento, un reporte de la agencia AFP de 1995 que revela que entre 1961 y 1991 el déficit total del comercio exterior cubano fue de 24.687 millones de dólares, de los cuales unos 20.000 millones fueron con la URSS. Entre el 75% y el 85% del comercio exterior total cubano era con la URSS y sus satélites. Solo entre 1984 y 1991 el desbalance comercial cubano fue de 16.084 millones de dólares, con un pico de 2.740 millones en 1989, y casi todo fue con la URSS.
Con respecto a Venezuela, el dinero regalado a los Castro superó los 37.200 citados, pero el secretismo —típico de los mafiosos— en las relaciones Caracas-La Habana imposibilita cuantificarlo. Chávez y Maduro utilizaron instituciones estatales como Bandes, Fondes y otros, para conceder créditos multimillonarios que La Habana nunca devolvió.
Durante unos 15 años Venezuela entregó a Cuba más de 115.000 barriles diarios de petróleo. Según Horacio Medina, exejecutivo de PDVSA, en muchas ocasiones Caracas enviaba a Cuba 125.000 barriles diarios, que sumados a los 50.000 producidos en la Isla sumaban 175.000 barriles. Pero el consumo cubano no llegaba a 120.000 barriles y los Castro exportaban ese excedente, que reportaba hasta 1.000 millones de dólares anuales.
O se liberan las fuerzas productivas, o Cuba será otro Burundi
Hoy irónicamente es el «Imperio» la mayor fuente de divisas de Cuba, con remesas, paquetes y turismo por valor de unos 7.000 millones de dólares anuales. Pero no es suficiente. Y lo será menos si se ponen en vigor nuevas sanciones de EEUU. La parasitaria economía castrista requiere de no menos de 15.000 millones de dólares anuales para mantener el precario nivel de vida de los últimos años. ¿De dónde los va a sacar?
El país produce y exporta cada vez menos. Incluso tiene que importar azúcar para cumplir sus compromisos con China. En 2018 importó 40.000 toneladas métricas de azúcar desde Francia. Y la producción de níquel cayó de 72.530 toneladas en 2011, a menos de 50.000 en 2018.
La expoliación de médicos cual esclavos en el extranjero sufrió un batacazo con la salida de 8.000 galenos de Brasil. El turismo da poco dinero neto, pues de cada dólar captado salen de la isla 65 centavos para importar lo necesario para mantener esa industria funcionando. Y Washington anuncia que va a acabar con el turismo disfrazado de estadounidenses en la Isla.
Según fuentes creíbles, las conversaciones en Noruega entre dictadura y oposición venezolanas fueron una iniciativa de Raúl Castro, ya dispuesto a sacrificar a Maduro con tal de que le sigan enviando petróleo gratis y permanezcan en Venezuela los médicos cubanos. Pero si la oposición pactase con el régimen chavista, el Gobierno de transición resultante no podría regalar más petróleo a Cuba y Castro II lo tendría que pagar caro en el mercado mundial.
Por eso a la tercera puede que vaya la vencida. No existe un tercer mecenas de relevo para mantener al zángano «revolucionario» del Caribe. Los cubanos se preguntan: si la aguda escasez de ahora tiene lugar con Maduro en Miraflores todavía enviando dólares y petróleo a la Isla, ¿cómo será la crisis cuando él caiga? El segundo «Periodo Especial» que ya azota a la población va a dar paso un tercero, y peor.
La conclusión es obvia: o se reinstaura la propiedad privada y se liberan las fuerzas productivas, o Cuba deviene otro Burundi, Chad o Sudán, con el pueblo dependiendo de la caridad pública internacional.
Cayendo el chavismo, el modelo estalinista-castrista habrá llegado a su fin. Habrá cambios en Cuba. Probablemente la cúpula castrista se lance al modelo dictatorial chino o vietnamita, pero eso es tema para otro análisis.