Cuba, en pésima situación para enfrentar la crisis alimentaria creada por la guerra de Ucrania
Los datos del último informe de la Cepal acreditan los problemas que sufren los cubanos a diario
La economía de Cuba se encontraba en un pésimo lugar para enfrentar una crisis como la que está provocando la guerra en Ucrania, iniciada por la invasión de Rusia hace casi cuatro meses. Es uno de los datos que se desprende del último informe publicado, este lunes, por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?, en concreto, sobre la dependencia de importación de alimentos en 2019.
Ese año, destaca el economista cubano Pedro Monreal en su cuenta de Twitter, la Isla tenía «el tercer mayor nivel relativo de importación de alimentos (29,7%), tres veces mayor que el promedio regional», por detrás de Bahamas y Haití y por delante de Venezuela. Esa cifra, continúa el especialista, «indica alta vulnerabilidad en condiciones de alza de precios y de inestabilidad de suministros, como ocurre hoy».
Otro índice negativo de la Cepal que resalta Monreal en sus comentarios es el que atañe a las energías renovables: «En 2020, Cuba fue uno de los países de la región más retrasados en la utilización de fuentes renovables en la generación eléctrica», escribe el economista, que adjunta un gráfico donde se observa que la Isla sólo está por delante de Granada y Guyana.
Los efectos de la guerra en Ucrania, principalmente el aumento de los precios de la energía y de los alimentos, hay que analizarlos para Latinoamérica, dice la Cepal en su informe, en el marco de casi casi veinte años de «choques externos» que, pese a tener distintos signos e intensidades de un país a otro, «han deteriorado las condiciones de inversión y producción en la región en un contexto de incertidumbre persistente, por lo general creciente».
El organismo destaca la crisis financiera internacional de 2008, la de China en 2017 y la pandemia mundial de covid-19 en 2020 entre esos «choques externos», los cuales, prosigue la Cepal, «han redundado en cambios que se han retroalimentado, han debilitado la globalización como motor del crecimiento y han llevado a que las razones geopolíticas predominen sobre las razones de eficiencia».
«Por lo que sea, a mí me han cobrado por este mango 140 pesos, que tenían escondido detrás de la tarima, a un precio mucho más caro del que marcaba la tablilla»
En cualquier caso, aquellos efectos generarán en el continente un aumento de la pobreza hasta el 33,7% y de la pobreza extrema hasta el 14,9 % este 2022, lo que refleja un aumento del 1,6% y 1,1% respecto a 2021, respectivamente. O dicho de otra manera: 7,8 millones de latinoamericanos se sumarán a los 86,4 millones «cuya seguridad alimentaria ya está en riesgo».
A los cubanos, de todas maneras, no les hace falta informes para saber que padecen inflación de los alimentos y escasez de energía porque son los principales problemas que padecen diariamente desde hace tiempo, mucho antes de que comenzara el conflicto en Europa.
Este martes, sin ir más lejos, volvieron las colas a los servicentros de La Habana. Por otra parte, en los mercados de la capital, no fue raro oír las quejas de los clientes ante los altos precios y la mala calidad de la fruta y la verdura.
«Las cebollas están casi podridas y las están vendiendo a 130 pesos la libra», lamentaba una habanera en el mercado de 17 y K, en El Vedado. «No sé este desparpajo a qué se debe, si es problema de las lluvias o qué, porque la semana pasada esto no estaba así».
Otro joven apostillaba, mostrando una pieza grande y demasiado madura: «Por lo que sea, a mí me han cobrado por este mango 140 pesos, que tenían escondido detrás de la tarima, a un precio mucho más caro del que marcaba la tablilla».
Pero si algo anda perdido desde hace días es la carne animal, tanto en la capital como en ciudades como Santiago de Cuba o Sancti Spíritus. Acerca de las exportaciones de pollo de Estados Unidos a Cuba, Monreal subraya, también este martes, que el pasado abril registraron una caída «de aproximadamente 30%», lo que explicaría, a su juicio, «la brusca mayor escasez del producto observada en mayo de 2022».
Las llamadas popularmente «tres P»: pollo, perro caliente y picadillo, que son las principales proteínas que logran llevar al plato los cubanos, experimentan muchas oscilaciones en los suministros y, según el nuevo calendario de venta implementado en La Habana, una familia podría solo alcanzar una vez al mes alguno de estos productos.
Ante el déficit, se multiplican las recetas de «conformados», «añadidos» y mezclas para estirar los productos cárnicos, pero también esa creatividad se enfrenta a otros problemas. La harina de trigo que tradicionalmente se ha utilizado para confeccionar croquetas, hamburguesas o pulpetas, que ayudan a alargar la proteína, también falta, y el aceite vegetal para freírlas se ha convertido en un producto de lujo para muchos hogares.