Cuba mira al abismo económico
La amenaza de una nueva crisis atenaza a los cubanos, que recuerdan con temor el Período Especial de la década de los 90. El recrudecimiento del cerco financiero promovido por EEUU pulveriza el deshielo de Obama
En los virulentos tiempos del Período Especial, tras la caída del Muro de Berlín, el Granma medía la crisis económica cubana sin informar de ella. El boletín oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), con sólo cuatro páginas, no sólo trasladaba las decisiones del Gobierno, también sustituía al papel higiénico, desaparecido por culpa del desabastecimiento.
Las medidas económicas del castrismo y la aparición salvadora de Hugo Chávez solventaron entonces la depresión, pero situaron para siempre al Período Especial (con una pérdida del 30% del Producto Interior Bruto) como una pesadilla fija en el imaginario colectivo de la isla. Ahora, otra vez, la amenaza de un nuevo Período Especial llama a las puertas de los cubanos y lo hace otra vez con el Granma como símbolo: ha pasado de publicar 16 páginas a 8, por culpa de la falta de papel. Una noticia que disparó las alarmas que ya estaban encendidas tras la escasez de pan, huevos, pollo, aceite y medicinas de las últimas semanas.
«La situación podría agravarse en los próximos meses. No se trata de regresar a la fase aguda del Período Especial de la década de los 90. Hoy es otro el panorama en cuanto a la diversificación de la economía, pero tenemos que estar preparados para la peor variante», avisó Raúl Castro, secretario general del PCC. Para combatir la crisis que se avizora, el líder cubano en la sombra apostó por pedir al pueblo que ahorre energía, evite robos de combustible y aumente la producción de alimentos.
El pequeño de los Castro culpó directamente al «recrudecimiento del cerco económico y financiero» promovido por Washington, que ha pulverizado el deshielo iniciado por Barack Obama. «Jamás abandonaremos el deber de actuar en solidaridad con Venezuela», añadió el ex presidente cubano, citando al país clave en su devenir económico. EEUU ha sancionado a los buques y a la empresas asociadas a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que transportan los 40.000 barriles diarios (llegaron a ser 100.000) que se envían desde Venezuela a la isla, tras la petición realizada por Juan Guaidó, presidente encargado por el Parlamento y protagonista del desafío contra el binomio Maduro/Castro.
El Departamento del Tesoro de la Administración Trump incluso redobló su presión al sancionar a cuatro compañías de Italia y Liberia y nueve barcos cargueros (Grecia, Italia, Panamá y Malta) por operar con Pdvsa y transportar petróleo a Cuba. Cada multa o amonestación es recibida en La Habana con un nuevo cántico de las glorias bolivarianas, incluso con acusaciones al Imperio y a la oposición de provocar los apagones y la falta de agua, producto de 20 años de revolución.
Pese a que los cubanos son especialistas en evadir estas sanciones, La Habana sabe que su apoyo es fundamental para Caracas, sobre todo en información y tácticas represivas. Cuanto más grueso es el cordón umbilical revolucionario, mayor es la presión desde EEUU, que se suma a los males crónicos de su sistema económico.
COCODRILO Y AVESTRUZ CONTRA LA ESCASEZ
Otra prueba de las dificultades que vienen la dio el veterano general Guillermo García Frías, comandante de la revolución, quien en televisión recomendó a sus paisanos comer jutía (un roedor parecido a la ardilla), cocodrilo y avestruz para combatir la escasez de carne. «La jutía tiene más proteínas que todas las otras carnes, también la de vacuno. Y tiene una piel de alta calidad. Y nosotros no estamos cultivándola», aseguró el ex vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros.
Los ‘memes’ asaltaron de inmediato las redes sociales cubanas, que viven su propia primavera tras la llegada de internet a los teléfonos móviles. El humor popular transformó los tradicionales sobres de Maggi, de pollo o carne, en pintorescos caldos de jutía y avestruz.
«Estas noticias confirman las tensiones en la finanzas públicas y la balanza de pagos internacionales cubana, y la intensificación de las medidas de austeridad como respuesta de política económica a esta situación», resume para EL MUNDO Pavel Vidal, antiguo funcionario del Banco Central de Cuba y profesor de Economía de la Universidad Javeriana de Cali.
El economista añade que Cuba, desde hace tres años, trata de asimilar sin gran éxito el impacto de la caída del intercambio comercial con Venezuela, en un valor que equivale a alrededor del 8% del PIB cubano. «Las importaciones de bienes desde Venezuela, sumando el petróleo, han caído alrededor de 4.500 millones de dólares; las exportaciones cubanas de bienes a Venezuela, incluidas las medicinas, decrecieron 2.100 millones, mientras que las exportaciones de servicios profesionales, con los médicos a la cabeza, cayeron en 1.500 millones. Y nada indica que haya tocado fondo», explica Vidal.
El turismo, una de las tablas de salvación de los últimos tiempos, tampoco ha comenzado con fuelle el año, pese a que «éste, sumado al número de negocios privados y de proyectos con inversión extranjera habían ayudado a amortiguar el choque venezolano», confirma Vidal.
«Sin liquidez para comprar petróleo, habría crisis si Venezuela deja de enviar 50.000 barriles diarios«, apuesta la economista disidente Martha Beatriz Roque.
La incidencia final de la crisis dependerá también de cómo Cuba ha diversificado su economía, más conectada hoy con el mundo (España, Francia, Rusia y China) y con un sector privado en constante crecimiento. Por el contrario, la dualidad monetaria, el modelo de negocio de una empresa estatal ineficiente que paga salarios muy bajos y los límites al sector privado continúan lastrando su crecimiento.
«La única manera de salir del agujero para Cuba sería acelerar y profundizar las reformas. Si se permite a los inversionistas extranjeros contratar y pagar un salario completo directamente a sus empleados habrá una mejora significativa», vaticina, no obstante, el economista Carmelo Mesa-Lago.