Cuba: Ni parlamento, ni elecciones, ni democracia
El pueblo vota por meras poleas transmisoras del castrismo
GUANTÁNAMO, Cuba.- Según información ofrecida por Granma el pasado 27 de enero, para las votaciones del próximo 11 de marzo hay 605 candidatos propuestos. De ellos el 47,4 % son delegados de su circunscripción, es decir, sólo 286 han sido elegidos por el pueblo en las controladas asambleas de vecinos; el resto, 319, han sido nominados por la Comisión Nacional de Candidatura (CNC), nombrada a su vez por los burócratas del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Del total de diputados propuestos para votar unánimemente por todo lo que proponga el Ejecutivo mediante su subordinado principal, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), 338 vivirán esa experiencia por primera vez, una cifra que representa el 55,86% de la asamblea legislativa, mientras que 267 han sido ratificados por la CNC para que continúen allí sin hacer jamás una pregunta riesgosa, mucho menos para cuestionar al ejecutivo.
Las mujeres representan el 53,22% dentro de los candidatos a diputados y eso —según Granma— nos ubica como el segundo “parlamento” del mundo con mayor participación femenina, sólo superados por Ruanda. Pero no es la presencia de mujeres, negros, mestizos, homosexuales, científicos, artistas, deportistas o gente humilde lo que define la calidad de un órgano legislativo, sino su capacidad para representar realmente a todo el pueblo y resolver sus necesidades, para contrarrestar al poder ejecutivo, cuestionarlo, exigirle cuentas de su actuación y hasta someterlo a juicio político por sus errores o su desastrosa política económica y social —como es el caso del castrismo—, algo que jamás se ha visto en las sesiones de la ANPP.
Los diputados que tienen entre 18 y 35 años de edad representan sólo el 13,2% de los candidatos, es decir, 79. Sobre esta cifra Granma no informó cuántos de ellos fueron propuestos “a dedo” y cuántos fueron elegidos en las asambleas de vecinos. Es una cifra baja teniendo en cuenta que ahora el discurso político del castrismo habla tanto de renovar los poderes del Estado. Si es así, ¿por qué Raúl Castro Ruz y José Ramón Machado Ventura han sido propuestos nuevamente como candidatos si públicamente se ha asegurado que no van a continuar en sus cargos? ¿Será para dejar claro que aún sin estar en el Consejo de Estado (CE) continuarán dirigiéndolo?
Ni parlamento, ni elecciones, ni democracia
Al máximo órgano legislativo cubano la prensa oficialista gusta llamarle parlamento, pero un órgano de esa naturaleza está conformado por diferentes fuerzas políticas y en Cuba existe una dictadura de partido único. Se afirma que el pueblo cubano votó en 1976 por la Constitución de la República que legitimó ese sistema, pero entonces no se permitió la participación de observadores internacionales para legitimar el resultado de la consulta popular. Además, ese documento fue elaborado sólo por los comunistas luego de más de 18 años de fusilamientos, encarcelamiento de los opositores, despojos económicos e intromisiones constantes en la vida de las personas, lapso en el cual eliminaron todas las instituciones democráticas, se criminalizó la oposición política, prohibieron la existencia de una genuina sociedad civil y traicionaron las bases sobre las cuales se organizó la lucha armada en contra de Batista, responsabilidad histórica que recae principalmente sobre Fidel Castro, quien firmó el Pacto de México con José Antonio Echeverría y prometió que en cuanto la revolución triunfara se iba a restablecer la Constitución de 1940 y se convocaría a elecciones para retomar el rumbo democrático. Una vez en el poder aseguró que iba a cumplir lo prometido, pero luego fue dándole largas al asunto y se desmintió olímpicamente.
Así actuó el autor del concepto de Revolución, donde afirmó que no se debe mentir jamás. Han pasado 42 años y hoy es otro el pueblo, sin embargo todas las iniciativas presentadas a la ANPP para democratizar a la sociedad cubana han sido engavetadas, violándose lo establecido en el artículo 88, inciso g, de la Constitución de la República.
Aquí no se elige nada. Cuando los ciudadanos ejerzan el voto ni siquiera van a poder decidir sobre la calidad del pan, uno de los problemas que se plantean desde la misma creación del Poder Popular sin que haya tenido solución. El pueblo votará por meras poleas transmisoras del castrismo, individuos incapaces de cuestionar en lo más mínimo la actuación, no ya del Presidente del Consejo de Estado, sino del más anodino funcionario castrista.
El órgano legislativo cubano se reúne dos veces al año por una semana y los temas que debate son los orientados por el presidente de la ANPP, también miembro del Buró Político del PCC, lugar donde se traza el trabajo del que se dice es el máximo órgano de poder del Estado cubano. No en balde antes de cada sesión de la ANPP siempre se realiza un pleno del Comité Central del PCC.
En sus sesiones, la ANPP se encarga de apoyar de forma unánime todas las medidas adoptadas por el CE y de votar por los decretos y decretos leyes que este ha emitido entre sus dos reuniones anuales. Un país verdaderamente democrático no es gobernado mediante decretos y decretos leyes, sino mediante leyes aprobadas libremente por el pueblo o sus representantes elegidos por él. Es la ANPP y no el CE la que debe tener la iniciativa legislativa.
En más de 40 años de creado el sistema estalinista de “poder popular”, jamás el pueblo cubano ha podido seguir en tiempo real las sesiones del órgano legislativo. Los periodistas oficialistas que cubren el evento filman cuando se les indica que lo hagan y jamás se debate en esas sesiones el monto del presupuesto asignado a la defensa del país o a las acciones represivas del Ministerio del Interior, algo que sí ocurría en la república que los comunistas afirman era mediatizada y neocolonial. ¿Cómo es posible que un gobierno que se proclama revolucionario, del pueblo y para el pueblo, adopte prácticas tan antidemocráticas?
Estas y otras verdades son del absoluto conocimiento de quienes ocupan los más altos puestos del partido y del gobierno en Cuba.
Por años, diversas organizaciones opositoras han dirigido sus reclamos a las más altas instancias del poder y también lo han hecho la Iglesia católica cubana y prestigiosos líderes e intelectuales extranjeros, pero el castrismo continúa como los tres monos sabios.