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‘Cubadebate’ censura a sus amigos de la Fundación Gabo por respaldar a la prensa independiente

El oficialismo hace inventario de la lista de "afrentas" que acumula, a su juicio, la organización del viejo amigo de Fidel Castro

La Fundación Gabo ha recibido un nuevo regaño del oficialismo cubano por incluir entre los finalistas a su premio anual a tres periodistas independientes.

La relación entre ambas partes va camino de la ruptura, después del deterioro que se produjo en 2020, cuando la organización periodística, creada por Gabriel García Márquez con el nombre de Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias (Colombia), pidió al Gobierno cubano que retirara una multa a la reportera independiente Mónica Baró, premiada en sus prestigiosos galardones, y le permitiera ejercer libremente el periodismo.

El nuevo encontronazo comenzó el pasado 7 de enero, en que la Fundación hizo pública la selección de los 40 trabajos periodísticos que optan al Premio Gabo 2020, pospuesto a este 21 de enero por la pandemia de covid. A la convocatoria se postularon 1.443 trabajos de los que el jurado escogió 10 para cada una de las cuatro categorías.

Entre los textos finalistas están los de tres periodistas independientes cubanos: Argelia Fellove es una dura, de Abraham Jiménez para El Estornudo y El otro precio del níquel, de Cynthia de la Cantera y Alberto Toppin para YucaByte.

En el oficialismo cubano la noticia ha caído fatal y esta vez ha decidido hacer inventario de la lista de afrentas que ya acumula, a su juicio, la Fundación del viejo amigo de Fidel Castro

«Estos trabajos se destacan, de acuerdo con los jurados de la octava edición del Premio Gabo, por su sólida investigación y reportería, elevada calidad narrativa y técnica, y capacidad para incomodar al poder al retratar con profundidad, rigurosidad y ética las complejas realidades de América Latina», dijo la Fundación en un comunicado.

En el oficialismo cubano la noticia ha caído fatal y esta vez ha decidido hacer inventario de la lista de afrentas que ya acumula, a su juicio, la Fundación del viejo amigo de Fidel Castro. En un artículo publicado en Cubadebate y titulado La NED sí tiene quien le escriba, se dedican los cinco primeros párrafos a alabar el prestigio del galardón periodístico para, a continuación, reprocharle que en la lista de preseleccionados haya «no uno, sino dos» textos de autores cubanos que trabajan para «medios digitales que recientemente han sido señalados como receptores de financiamiento de la National Endowment for Democracy (NED), Open Society Foundations, y otras vías asociadas, como parte de la injerencia de Estados Unidos en Cuba».

A continuación, el artículo recuerda que ya en 2017 se premió a Jorge Carrasco, de El Estornudo, cuyo galardón recogió, para más inri, Carlos Manuel Álvarez, hoy por hoy uno de los rostros opositores más internacionales desde el ámbito de la comunicación tras los sucesos de noviembre vinculados al Movimiento San Isidro.

También repasan lo ocurrido en 2019, cuando Baró resultó distinguida por un trabajo publicado en Periodismo de Barrio. Tanto este medio como El Estornudo son considerados contrarrevolucionarios por el Gobierno.

Además, señalan que la Fundación Gabo invitó a Elaine Díaz, fundadora de Periodismo de Barrio, a las galas de entrega de premios de 2016 y 2018 y, no contentos con ello, promocionaron al medio en una entrevista realizada por la web de la Fundación en la primera de las ocasiones.

Cubadebate se manifiesta desconcertado con el hecho de que un premio de tanto prestigio haya podido caer en esto y se da a sí mismo una explicación. Con los años, considera, la Fundación ha empezado a recibir financiación de instituciones respetables pero también de «una telaraña de organizaciones de fachada periodística y financiera asociadas» a la NED. Así, entiende que hay un «distanciamiento de los valores promovidos por la figura de García Márquez, quien fuera corresponsal de Prensa Latina, compañero de trayectoria de la Revolución Cubana y entrañable amigo de su líder histórico Fidel Castro».

En el extenso artículo del diario oficialista también hay sitio para deplorar que los temas seleccionados por la fundación sean, a su juicio, monotemáticos. De igual manera, mencionan a Yoani Sánchez, directora de 14ymedio, al que acusa de estar «dedicado a la manipulación noticiosa, propagación de fake news y propaganda proestadounidense». Según el texto, el método que sigue ahora la Fundación Gabo ya se ensayó con Sánchez hace años, otorgándole «numerosos premios como justificación de fondos y mecanismo para posicionar su nombre, así como facilitar su acceso a las páginas de medios de prensa internacionales».

Según el texto, el método que sigue ahora la Fundación Gabo ya se ensayó con Sánchez hace años, otorgándole «numerosos premios como justificación de fondos y mecanismo para posicionar su nombre, así como facilitar su acceso a las páginas de medios de prensa internacionales»

El ataque se suma al realizado este martes en el noticiero de la Televisión Cubana, en el se descalificó a la directora de este diario a la que, además, se tildó de «mercenaria» y «contrarrevolucionaria». La ofensiva de la televisión oficial contra Yoani Sánchez tuvo un efecto inesperado; varios transeúntes la reconocieron cuando caminaba por la calle y le expresaron abiertamente su apoyo.

Otro de los damnificados por el artículo es el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys), con el que también ha mantenido varios contenciosos por hacer justo lo contrario, premiar a periodistas oficiales. En 2020, la organización galardonó en el Cubacrón a Ayose García Naranjo, subdirector del periódico estatal Girón, de Matanzas, por la crónica Donalciano, el devorador de montes, publicada en la revista El Caimán Barbudo, que fue forzado a rechazar la distinción.

En 2019, también quiso distinguir, sin lograrlo, a varios periodistas del oficialismo, como Dayamis Sotolongo ( Escambray) y Haydee León ( Juventud Rebelde), por sus trabajos de investigación.

En ambas ocasiones, la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) rechazó que el intento del Ipys de «comprar» a los reporteros estatales y la «nueva campaña contra el sistema público cubano» que «lleva impreso un sello político contrarrevolucionario».

 

 

 

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