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Cuestión de envase

Karamanos etiqueta a una aplastante mayoría de chilenos de imbéciles que no fueron capaces de evaluar el nuevo texto constitucional que, precisamente, se desbordaba de conceptos pirotécnicos cargados de ideología.

Chile no tendrá primera dama. Irina Karamanos, la pareja de Boric, renuncia a su rol | Video | CNN

No es sorpresa para cualquier espectador atento, el hecho de que vivimos en un escenario plagado de eufemismos y otros artilugios discursivos. Sin embargo, parece oportuno, de vez en cuando, detenerse a pensar un momento en ellos.

Nos acechan, nos rodean y nos hacen terminar, sin darnos cuenta, viendo la realidad de maneras antojadizas que, casi siempre, obedecen a lo que a otro interesa para sacar provecho.

Se ajustan, se decoran o se suavizan conceptos que, muchas veces para una minoría, resultan de mal gusto o, sencillamente, demasiado francos. Se prefiere, pues, encuadrar la realidad de un modo engañoso, para finalmente no abordar lo importante por conveniencia.

Ejemplos, a montones.

Acaba de terminar una nueva edición del Festival de Viña del Mar, donde si bien hubo aciertos, el saldo final fue que, quizás como nunca, hubo más dosis de doblez discursivo que de música.

Algunos días antes del puntapié inicial del evento, se dijo con mucha gravedad que, como señal de respeto al dolor de miles de chilenos que estaban sufriendo y perdiéndolo todo a causa de los incendios forestales, no habría gala…

… a las pocas horas se anunció la realización de una “Noche Cero”, donde una nutrida lista de celebridades desfilaría por la alfombra roja con la “sustentabilidad” como eje central. Al fin de cuentas, una gala pura y dura donde quizás el momento discursivo cúlmine fue cuando una afamada influencer se presentó en ropa interior, asegurando que no hay “nada más sustentable que no comprar nada”. En fin.

También se dijo que este año no se elegiría a una reina. La misma alcaldesa del balneario habría dado las razones a la producción, lo que se celebra, pues hace años que se venía haciendo notar lo contradictorio de dicha elección. Incluso en este mismo espacio de opinión. Parecía un nuevo triunfo para el respeto a la mujer…

… a las pocas horas se decide elegir “embajadores”, con banda propia de certámenes de belleza, galardón propio de certámenes de belleza y, era que no, corona para la reina, propio de los certámenes de belleza.

En esa misma línea se afirmó con vehemencia que no se realizaría el “tradicional” piscinazo, costumbre bárbara en la que la reina -ojalá mostrando más piel que su predecesora- se lanzaba al agua ante los ojos y las babas de reporteros e invitados…

… pero apenas electos los “embajadores”, ella se puso redes de pescadores artesanales y no dudó en lanzarse al agua ante la opinión pública. Un clavado perfecto al corazón del espíritu que se decía respetar, bajo el argumento de que era algo “espontáneo”. En tanto, el embajador no perdía detalle del momento, negándose a lanzarse al agua porque “para eso está ella” y no un “cachalote” como él. Saque sus conclusiones.

Gala, alfombra roja, reina y piscinazo hubo igual, pero bajo las etiquetas de Noche Cero, sustentabilidad, embajadores y espontaneidad. 

La política, evidentemente, no está libre de eufemismos y artefactos cavilosos.

Irina Karamanos (Primera Dama de Chile) viajó a España a participar de un criticado y ostentoso evento feminista, organizado por la ministra de la Igualdad de ese país, Irene Montero. Dijo ahí, sin titubear, que el proyecto constitucional falló el año pasado por una campaña del terror de parte de la ultraderecha.

La ministra española -figura relevante de Podemos, el partido icónico del Presidente Boric y los suyos- tiene a la península ibérica patas arriba con su ley “Solo sí es sí”, precisamente con figuras discursivas y legales que el lector ni puede imaginarse. Karamanos, en tanto, etiqueta a una aplastante mayoría de chilenos de imbéciles que no fueron capaces de evaluar el nuevo texto constitucional que, precisamente, se desbordaba de conceptos pirotécnicos cargados de ideología.

Como último ejemplo, la disposición oficial de militares en la zona norte del país para evitar las olas de inmigración irregular parece condenada al fracaso, precisamente porque se acude a las Fuerzas Armadas para resguardar al país no sin antes imponerles un protocolo de acción de varios pasos y alertas. Se convierte a los uniformados en pintorescos mayordomos que dan la bienvenida y orientan al extranjero en su llegada al país.   

Hay, pues, una epidemia de conceptos y acciones eufemísticas a lo largo y ancho del discurso público -habrá que hablar también del privado- que no hace más que evidenciar que el temor a llamar las cosas por su nombre, junto a por un hipnotizado compromiso ideológico, termina poniendo el eje en el continente más que en el contenido discursivo.

 

ALBERTO LÓPEZ-HERMIDA

Periodista. Director de la Escuela de Periodismo de la U. Finis Terrae

 

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