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De la escoba a la motosierra: ¿por qué Argentina representa el triunfo del populismo sobre el populismo?

El declive del país, acelerado durante los últimos diez años, no se explica sin la impunidad de sus políticos

Los resultados de las presidenciales en Argentina confirman que el populismo no es una ideología sino una forma de hacer política. Una herramienta, siempre con resultados desastrosos, pero susceptible de ser utilizada tanto desde la derecha como desde la izquierda. Basta con apalancarse en la demagogia, la mentira, el simplicismo y el tarantantán de las élites malas frente al pueblo bueno.

Desde hace más de un siglo, un símbolo muy socorrido para el populismo sin fronteras ha sido la escoba, metafóricamente destinada a barrer la injusticia social, al ‘establishment’, al globalismo o cualquier otro enemigo imaginado o real. Ante el vergonzoso desastre que es la Argentina, esa escoba se ha quedado pequeña y hemos visto a Javier Milei haciendo campaña con una motosierra. Hasta ganar con rotundidad al zascandil de Sergio Massa, actual ministro de Economía con una inflación del 140%.

Dentro de la gradual transformación de la política en un ajuste de cuentas, se explica por qué los argentinos han votado a favor de lo más parecido a una reprobación antisistema en forma de anarcocapitalismo. La motosierra libertaria tiene mucho más sentido que la corrupción y la incapacidad peronista. La locura sin respaldo parlamentario se ha vuelto mucho más atractiva que las paguitas del kirchnerismo.

El declive de Argentina, acelerado durante los últimos diez años, no se explica sin la impunidad de sus políticos. Argentina ha incumplido nueve veces el pago de su deuda soberana desde su independencia en 1816, tres de ellas desde el año 2000. Lo cual les ha cerrado la puerta a los mercados internacionales de capital. Y tras 22 programas de rescate, Argentina debe 43.000 millones de dólares al FMI.

Sin embargo, hace un siglo, los argentinos disfrutaban de un PIB per cápita superior al de Alemania, Italia o Francia. Recibieron a millones de emigrantes europeos, hasta el punto de que la expresión ‘riche comme un argentin’ se convirtió en sinónimo de riqueza ostentosa. La misma frase que hoy en día resulta una broma de pésimo gusto en un país con un 40% de pobres.

 

 

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