Desde su sótano, Steve Bannon azuza el caos en la Cámara de Representantes
El papel del exasesor de Trump en la crisis que se produjo esta semana en la Cámara Baja ayuda a explicar por qué el Partido Republicano pareciera estar devorándose a los suyos.
Stephen Bannon, exasesor de Trump, ha estado atizando el caos que se ha apoderado del Partido Republicano desde su estudio de pódcast cerca del Capitolio. Credit…Erin Schaff/The New York Times
El pasado miércoles por la mañana, dos republicanos que horas antes habían destituido a Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, hicieron un muy conocido recorrido hasta una casa de ladrillo del siglo XIX a pocas cuadras del Capitolio y entraron en el desordenado santuario del estudio de grabación de Stephen Bannon.
Los representantes Matt Gaetz, por Florida, instigador de la rebelión, y Nancy Mace, por Carolina del Sur, una de los otros siete desertores republicanos, se juntaron con Bannon para una reunión matutina antes de una aparición conjunta en su pódcast, War Room.
“Movimiento de la placa tectónica aquí en la capital imperial”, les dijo Bannon a sus oyentes durante el programa, mientras les solicitaba que hicieran donaciones a sus invitados en línea. “Debemos llenar el vacío ahora. Tenemos que drenar el absceso que es K Street en esta nación”.
Desde este estudio parecido a una cueva, cerca de donde se reúne el Congreso, Bannon, exasesor de Trump, ha estado atizando el caos en el que hoy se encuentra el Partido Republicano, capitalizando el espectáculo para ganar audiencia y utilizando su popular pódcast para apuntalar e incitar a los rebeldes republicanos.
Bannon ha pasado años promoviendo la mentira de que las elecciones presidenciales de 2020 le fueron robadas al expresidente Donald Trump, y criticando los mandatos del coronavirus y lo que él llama una “invasión criminal de la frontera sur”. Últimamente, su obsesión había sido destituir a McCarthy y eliminar a los que él describe como republicanos “unipartidistas” que se han vuelto indistinguibles de los demócratas.
Con la histórica caída de McCarthy esta semana, su ala del partido ha reclamado su premio más destacado.
Bannon representa una línea clara desde la base MAGA (sigla en inglés del eslogan de la campaña de Trump, “Hagamos a Estados Unidos grande otra vez”), impulsada por resentimientos, hasta el Congreso. Su papel en la crisis que se produjo esta semana en la Cámara de Representantes ayuda a explicar por qué el Partido Republicano pareciera estar devorándose a los suyos. Bannon es una parte vital de un bucle de retroalimentación de jugosos éxitos mediáticos y publicaciones en las redes sociales, recaudación de fondos en línea y sermones sin restricciones a una base a menudo enojada y fervientemente de derecha que premia las disrupciones y detesta las instituciones.
Los representantes Nancy Mace, por Carolina del Sur, y Matt Gaetz, por Florida, fueron al pódcast de Bannon la mañana siguiente a su votación para destituir a Kevin McCarthy de su puesto de presidente de la Cámara Baja. Credit…Erin Schaff/The New York Times
En las últimas décadas, los rebeldes de derecha en Capitol Hill habían tenido problemas para conseguir un verdadero impulso: rechazados por cabilderos y los comités de acción política con mucho dinero, excluidos de las salas de liderazgo en el Capitolio e ignorados por Fox News. Pero con la ayuda de Bannon, quien transmite en vivo durante cuatro horas todos los días entre semana, Gaetz y otros no necesitan depender de nada de eso.
Bannon presenta a los agitadores como héroes a sus devotos acólitos MAGA y ayuda a impulsar su recaudación de fondos de donaciones individuales modestas. Participa en llamadas con miembros y donantes. Ofrece asesoramiento estratégico. Fustiga a los presentadores de Fox News, quienes, según él, no les dan un trato justo. Pero, sobre todo, ofrece una plataforma sin filtros donde los agitadores pueden hablar directamente con la base, conocida en War Room como “la pandilla”, lo que les genera más incentivos para causar estragos en la Cámara de Representantes.
Durante semanas, Bannon había estado trazando estrategias con Gaetz para destituir a McCarthy, por lo que se ofreció como orientador mientras Gaetz planeaba sus movimientos.
“KABOOM”, fue el mensaje de texto que le envió Bannon a un periodista el lunes por la noche, minutos después de que Gaetz presentara su moción largamente esperada para destituir al presidente de la Cámara de Representantes.
Bannon también ha exhortado a los legisladores de extrema derecha a que utilicen la Cámara de Representantes para llevar las leyes lo más hacia la derecha posible, y ganarse la atención de los medios en el proceso. Su consejo: “Consigan una enmienda. Háganla lo más escandalosa posible. Simplemente formen parte de eso —no se preocupen si no salen en Fox—, nosotros lo editaremos y reproduciremos”.
El miércoles, Bannon presentó a los invitados en su pódcast como los “arquitectos y héroes del día de ayer” y les dio tiempo al aire para que hicieran una petición de recaudación de fondos.
“De verdad necesito ayuda porque vienen por mí”, dijo Mace, quien representa a un distrito políticamente competitivo. “Han amenazado con agotar todo mi dinero. Varios miembros, antes de la votación de anoche, me amenazaron con retener la recaudación de fondos si votaba como lo hice. Es una enorme cantidad de presión. Llaman a tu personal y los asustan”. En dos ocasiones, Bannon le pidió que deletreara su sitio web de campaña para que los oyentes pudieran encontrarlo.
Su audiencia todavía desconfía de Mace, una conservadora fiscal que se inclina hacia el centro en algunas cuestiones sociales y votó a favor de procesar a Bannon por desacato penal por desafiar una citación del comité del 6 de enero.
Pero Bannon la ve como un regalo. Su voto para destituir a McCarthy le permitió a él y a su séquito rechazar la idea de que solo se trataba de un grupo enojado de línea dura ultra-MAGA el que había perdido la fe en McCarthy.
“Nancy no es una legisladora intransigente de extrema derecha”, dijo Gaetz en el pódcast. “Nancy es una política rigurosa en materia fiscal”.
En el pasado, Mace llamó a Gaetz un “fraude” y lo acusó de oponerse a McCarthy porque no lo defendió contra “acusaciones de que traficaba sexualmente con menores”.
Pero todo eso parecía ser asunto olvidado la mañana después de la destitución de McCarthy. Eran, al menos de forma temporal, aliados. El miércoles, se sentaron juntos en el sótano de Bannon, donde se podían ver libros sobre China, Trump y programas sensatos de pérdida de peso en montones desordenados en cualquier superficie plana disponible. Notas de Trump escritas con su característico Sharpie (“¡Steve! Tu programa es taaan genial, ¡Estoy orgulloso de ti! Donald”) se apilaban junto a otra miscelánea de objetos.
El grupo todavía estaba digiriendo los acontecimientos históricos del día anterior, mientras descifraban sus próximos pasos. Decidieron, juntos, utilizar la transmisión del miércoles para mirar hacia el futuro, en lugar de regodearse en la caída de McCarthy.
“Estuvo tirando golpes bajos; fue realmente feo anoche”, dijo Mace, a quien McCarthy atacó en su conferencia de prensa vespertina, al sugerir que la representante había mentido cuando afirmó que él no había cumplido su palabra.
Durante las pausas comerciales, conversaron sobre quién podría ser el próximo presidente de la Cámara de Representantes, pero no hubo una respuesta clara. “Ayer le pregunté a Jim Jordan en la sala: ¿vas a ser el próximo presidente?”, afirmó Mace, quien acto seguido volteó hacia Gaetz con una idea. “¿Quieres que nos reunamos con alguno de ellos hoy, juntos? ¿Como Scalise o Jordan o alguien más? Gaetz no se comprometió.
Bannon tampoco.
“Voy a esperar a ver cómo se desarrolla el asunto”, dijo. “¿Quién tiene las agallas para asumir el aparato?”.
Gaetz se ha descrito a sí mismo como un “tribalista banonista”.
Bannon, por su parte, está maravillado con Gaetz, a quien compara con Daniel Webster. Le da crédito al republicano de Florida por reconocer a principios del año pasado lo útil que podría ser una ajustada mayoría republicana para la extrema derecha.
“Se sentó aquí en julio y habló de que no íbamos a tener una mayoría de 30 o 40 escaños, pero que en realidad eso iba a ser mejor”, recordó Bannon. “Íbamos a tener influencia. Es un tipo muy especial”.
Muchos de los nuevos rebeldes en el Congreso han recurrido al respaldo de Bannon mientras buscan dejar su propia huella.
Lauren Boebert, representante por Colorado, dijo que le estaba agradecida por ofrecerle recientemente un espacio en su programa para hablar sobre la frontera sur, en lugar de volver a discutir sobre su vergonzosa velada en el musical Beetlejuice.
“Steve es una fuente realmente confiable. Entiende que mi única noche de ocio personal no afecta el trabajo que he estado haciendo durante cuatro años”, afirmó. “Steve entiende a la base y lo que la base quiere. No voy allí por el tema de los donantes, pero agradezco que la gente contribuya”.
El nombre de Bannon suele generar gestos de exasperación, incluso entre los leales a Trump. Algunos lo ven como un hombre que ha hecho apuestas equivocadas por candidatos, como el contendiente fallido al Senado en Alabama, Roy Moore, y que tiene una percepción exagerada de su propia influencia. Fue acusado de defraudar a donantes que estaban dando dinero para construir un muro a lo largo de la frontera sur, antes de ser indultado por Trump. Fue sentenciado a cuatro meses de cárcel por desacato criminal al Congreso tras desafiar una citación y se encuentra en libertad mientras apela la condena.
Pero la semana pasada, mientras la cohorte de Bannon debatía enmiendas al proyecto de ley anual de gasto militar en la Cámara de Representantes, Bannon estaba pegado a C-SPAN como un orgulloso padre en una obra de teatro escolar.
“Esto es jugoso”, se regocijó Bannon, mientras el representante por Montana, Matt Rosendale, defendía una enmienda para prohibir la obligatoriedad de las vacunas contra el coronavirus para los miembros del ejército, y se refería a la vacuna como un “fármaco experimental”.
Bannon, un irredento agente del caos, admite que deseaba un cierre del gobierno.
“Ahora se puede generar una tormenta que cambie totalmente las cosas”, dijo. “La gente piensa en este instante que el gobierno es un beneficio. Yo voy a mostrar el gasto público como algo infestado de piojos”.
Bannon también es famoso por ser temperamental. Se ha vuelto contra antiguos amigos, como la representante por Georgia, Marjorie Taylor Greene, por respaldar a McCarthy durante la candidatura por la presidencia de la Cámara Baja y el acuerdo sobre el techo de la deuda. Ha estado vetada del programa desde hace meses.
Pero luego de que Taylor Greene afirmara oponerse a cualquier proyecto de ley de gasto que incluyera ayuda a Ucrania, Bannon dijo que estaba volviendo a tomarle cariño. “Siempre hay un camino de regreso”, dijo.
El miércoles por la mañana, Bannon y sus invitados intentaban moderar su alegría.
“No permitamos que la pandilla se embriague de felicidad”, advirtió Gaetz en el programa. Hay más trabajo por hacer.
Gaetz y Mace se quedaron durante tres segmentos del programa, hasta que llegó el momento de que Rosendale tomara el relevo y avivara a la base.
“Hablamos más tarde”, dijo Bannon cuando Gaetz iba de salida.