Diario de la cuarentena (59): Quince minutos de nada
Saqueada de información, la sección deportiva de los telediarios ha quedado en una exangüe y menguada colección de asuntos irrelevantes. Quince minutos de nada
Desde que todo esto comenzó, el espacio dedicado a los deportes en los informativos se ha convertido en un cajón de sastre en el que se almacenan episodios truculentos, la delación o el escarnio de los que con la excusa del deporte apuran franjas o se saltan horarios. A eso se suma lo intrascendente.
Sin Liga ni Champions, sin tenis ni Juegos Olímpicos, proliferan vídeos que se mueven entre el alguacilismo contra quienes se saltan el confinamiento —como aquel de la runner histérica— hasta noticias vacuas como los tiburones que amenazan a los surfistas en las costas de Australia. Interesan, sin duda, estos asuntos, no lo voy a negar. Son curiosos. Sin embargo, algo me roe por dentro.
En tiempos antiguos, cuando la máquina del fútbol iba a toda mecha, podía llegar a entender que se concediera más tiempo a Messi que al estreno de una obra en el Teatro de la Comedia o la entrevista a una soprano. No estaba de acuerdo, pero era capaz de asumirlo. Ahora no.
La sección deportiva de los telediarios ha quedado en una exangüe y menguada colección de asuntos irrelevantes. Quince minutos de nada
Saqueada de información, la sección deportiva de los telediarios ha quedado en una exangüe y menguada colección de asuntos irrelevantes. Quince minutos de nada. ¿Tan poco importa lo cultural como para preferir a un campeón e boxeo dando lecciones para derribar de un puñetazo a su mujer que una entrevista a los libreros que intentan abrir sus puertas?
Detesto —y supongo que a usted le ocurrirá lo mismo— los sermones de periodista y si se trata de periodista cultura quien lo imparte, aún más. Pero no puedo evitarlo. No entiendo hasta cuánto puede resultar irrelevante la cultura para no merecer ni siquiera el desplante de convertirse en relleno.