Editorial ABC: Maduro ensucia las urnas otra vez
Unas elecciones libres y limpias en Venezuela no son posibles mientras las siga organizando el régimen chavista. En Venezuela hace tiempo que se usurparon todos los mecanismos legales y legítimos para poder hablar de libertad ante las urnas. Aún así, y a pesar de todas las trapacerías de la maquinaria bolivariana, los venezolanos no han querido desperdiciar la ocasión de acudir a los colegios electorales para dejar constancia de su rechazo a los planes de Nicolás Maduro, el dirigente que ha suscitado un rechazo más generalizado en la historia del país.
El reflejo totalitario del chavismo pretende que el mero hecho de participar en estas elecciones regionales a gobernadores sirva para legitimar su patraña de asamblea constituyente. Maduro quería dejar a los ciudadanos indefensos ante el dilema de hacerles tragar sus arbitrariedades, tanto si votan como si no. Pero lo cierto es que estas elecciones se han convocado de acuerdo a la Constitución que el mismo Maduro se propone destruir, y a todas luces no pueden ser sometidas a la arbitrariedad de una asamblea constituyente ilegal que no ha sido reconocida más que por los cómplices del chavismo.
A nada que trascienda una parte de la voluntad de los venezolanos, bien conocida gracias a los sondeos de opinión independientes, no será posible dar por bueno ningún resultado que consolide, ni de lejos, el poder chavista. Los venezolanos están hartos de Maduro, y eso no hay trampa que lo pueda ocultar. La otra parte de la estratagema del régimen preveía fragmentar a la oposición democrática. Eso sería el mayor triunfo para Nicolás Maduro, que podría presentarse como el árbitro necesario, cuando todo el mundo sabe que es el causante de los peores males del país.