Sin participación masiva de los ciudadanos en la conformación de la opinión pública, en el debate cívico y en las urnas electorales, no habrá cambio. Durante los años de la República Civil, 1958 – 1998 predominó la participación electoral. Por lo menos hasta 1988. En las elecciones de 1993 comenzó a ganar la abstención y a predominar la apatía cívica. Desde entonces, casi todos los procesos electorales que se han producido en el país han sido ganados por la abstención. Cosa que ha resultado muy conveniente a los que están en el poder para perpetuarse en el poder. Con un respaldo muy precario de apenas un tercio del electorado les basta para seguir en Miraflores. El cambio político sólo será posible en la medida en que los ciudadanos tomen conciencia de lo importante de su participación y en la medida en que el liderazgo nacional, no me refiero estrictamente a los líderes de los partidos políticos, actúen de manera de motivar a la participación ciudadana. La otra palabra clave en la estrategia de cambio además de la participación es la convocatoria a la Unión de los venezolanos. El chavismo vino para dividir. Y lo ha hecho muy bien. Ha fracturado a la familia venezolana. Nos ha dividido hasta el infinito. Si la estrategia del chavismo ha sido la división, la estrategia de la Alternativa Democrática tiene que ser la unión. Venezuela no saldrá de sus crisis espantosa que padece sino se hace un esfuerzo sincero por reconstruir el sentimiento de Unidad Nacional. Esa unidad no será alrededor de un caudillo. Ojalá el de Chávez haya sido el último ensayo caudillista en el país. Tampoco será alrededor de un partido político o de una alianza de partidos. Lamentablemente, los partidos están muy devaluados en esta hora de la República. La convocatoria a la unión que proponemos es alrededor de un programa de reconstrucción nacional. Un programa que contemple la solución de los problemas políticos, institucionales, económicos, sociales, culturales, morales y de servicios públicos. Participación masiva de los ciudadanos en los asuntos públicos y en las elecciones y una política sincera de recomposición de la Unidad Nacional.
Seguiremos conversando. |