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EE.UU. impide la importación de productos chinos de mano de obra esclava uigur

Cada empresa que importe de Xinjiang debe demostrar que no hubo trabajos forzados

La Cámara de Representantes de EE.UU. votó de forma casi unánime, con un solo voto en contra, un proyecto de ley por el que restringe notablemente las importaciones de productos elaborados en la provincia de Xinjiang, porque según el Gobierno estadounidense, allí el régimen comunista obliga a trabajos forzados a la minoría del pueblo uigur, predominantemente musulmán. La Casa Blanca ha acusado abiertamente a China de cometer genocidio en esa zona, y boicoteará los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran en febrero en Pekín no enviando a diplomáticos.

Antes del voto, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que «en este momento, Pekín orquesta una campaña de presión brutal contra el pueblo uigur y otras minorías musulmanas». «En Xinjiang y en toda China, millones de personas se están resistiendo a graves abusos de derechos humanos: vigilancia masiva y policía disciplinaria, tortura masiva que incluye confinamiento y esterilizaciones forzadas, e intimidación de periodistas y activistas de derechos humanos», añadió. Es lo que la Casa Blanca ha descrito como un «genocidio».

El proyecto de ley se aprobó con 428 votos a favor y solo uno en contra. El único en votar en contra fue Thomas Massie, diputado republicano de Kentucky, que recientemente escandalizó a parte de EE.UU. al felicitar las navidades en Twitter con una foto en que toda su familia, hijos menores incluidos, posaba sonriente ante un árbol de navidad con fusiles de asalto. El equipo del diputado Massie afirma que votó en contra porque su opinión es que un país no debe meterse en los asuntos internos de otro.

Campaña de presión

La ley aprobada en la Cámara, que debe ser ratificada y después refrendada por la Casa Blanca, obliga a a las empresas que importen productos fabricados en Xinjiang a que «demuestren de forma clara y fehaciente» que ninguno de esos artículos ha sido elaborado con trabajos forzados. Su ratificación en el Senado no está del todo clara, pues ha habido una intensa campaña de presión de empresas de todo tipo que creen que estas restricciones fundamentadas en derechos humanos pueden provocar un incremento de precios y un descenso de las ventas, justo cuando la economía se recupera de los graves efectos de la pandemia.

A pesar de que ha habido otros proyectos de ley similares en el Senado y la misma Cámara de Representantes, este fue introducido en febrero, y aprobado en diversas comisiones antes de este inusual voto bipartidista. El Senado había aprobado antes una medida muy similar, por lo que ambos textos deberán ahora contrastarse y combinarse.

En el pasado, la Casa Blanca ha aprobado restricciones al comercio con Xinjiang. A finales del año pasado, el departamento de Aduanas y Fronteras de EE.UU. comenzó a impedir las importaciones de algodón y tomate, y derivados de estos, procedentes de Xinjiang, al hallar que estos se producen con trabajos forzados. En junio entraron en vigor restricciones sobre paneles solares y sus componentes.

En julio de 2020, las autoridades aduaneras de EE.UU. se incautaron de 13 toneladas de pelucas y extensiones capilares procedentes de China, valoradas en más de 700.000 euros, que habían sido extraídas de prisioneros en campos de concentración y trabajo forzado en la provincia de Xinjiang.

La Casa Blanca ha denunciado que el régimen chino ha obligado a trabajos forzados a gran escala a los uigures y otras minorías étnicas musulmanas en la provincia de Xinjiang, como un método para subyugarlos. Hay más de un millón de uigures detenidos en campos de concentración en los que se les trata como esclavos. Varias mujeres han denunciado que se les afeita la cabellera al ser enviadas a esos campos de concentración. Cuando son liberados, son enviados a trabajar forzosamente en fábricas.

Además de esas restricciones, Biden mantiene el grueso de los aranceles que Trump dejó en efecto, sobre un total de 350.000 millones de dólares en productos anuales, aplicados a artículos como paneles solares o derivados del acero. En virtud de un acuerdo alcanzado a principios de 2020, Washington reducía los aranceles aprobados a cambio de que China comprara 200.000 millones de dólares de productos estadounidenses en un plazo de dos años. Según la oficina comercial de la Casa Blanca, esa cifra no se ha alcanzado.

China, por su parte, niega que cometa genocidio y que emplee trabajos forzados.

 

 

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