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EE.UU. mata al líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, que planificó el 11-S

Fue lugarteniente de Bin Laden y controlaba el grupo terrorista desde Afganistán

Aymán al-Zawahiri: ideólogo del 11-S, un asesino radical y maestro de Osama  bin Laden | Internacional

Ayman al Zawahiri

 

«No importa cuanto tiempo cueste, no importa donde se esconda, si alguien es una amenaza para nuestra gente, EE.UU. le encontrará y le quitará de en medio», ha dicho Biden en la comparecencia

 

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado este lunes 1 de agosto la muerte este pasado fin de semana en Afganistán al líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, considerado uno de los ideólogos de los atentados del 11-S e impulsor junto a Osama bin Laden de la gran oleada de ataques violentos que sacudieron también Londres y Madrid en la década de los 2000.

«Se ha hecho justicia, y hemos acabado con este terrorista líder», ha dicho el presidente Biden. «No importa cuanto tiempo cueste, no importa donde se esconda, si alguien es una amenaza para nuestra gente, EE.UU. le encontrará y le quitará de en medio», ha añadido.

El ataque de EE.UU. fue con un misil aire-tierra Hellfire lanzado desde un dron, o avión no tripulado, y que explotó a las 06:16 de la mañana del 31 de julio en Kabul. Según un alto funcionario norteamericano, en el ataque solo murió Al Zawahiri, aunque estaba en una vivienda con su familia, mujer e hijos, que salieron ilesos. La familia vivió en Pakistán hasta que se mudó a Kabul este año, aprovechando el regreso de los talibanes al poder con el repliegue norteamericano.

Todo el ataque se hizo de forma remota, según esa fuente oficial estadounidense, sin un solo soldado de EE.UU. en el terreno, a diferencia de la muerte de Bin Laden en 2011. A Zwahiri se le mató lanzando el misil por un balcón. El edificio no sufrió daños. Biden fue advertido antes del ataque y se le informó después. Desde mayo hubo reuniones en la Casa Blanca, en las que el presidente fue implicado, para planificar esta operación.

EE.UU. considera que la red Haqqani, islamistas aliados con los talibanes, amparaban a Al Zawahiri, en violación de los principios de negociación tras la retirada de las tropas aliadas de Afganistán. De hecho, el alto funcionario antes mencionado considera que los Haqqani escondieron el cuerpo de Al Zawahiri y que puede que ahora emitan viejos vídeos para tratar de dar la impresión de que sigue con vida.

La muerte de Al Zawahiri es un éxito para Biden en Afganistán, un año después de la apresurada salida de las tropas estadounidenses, cuando un ataque terrorista mató a 183 personas, entre ellas 13 uniformados estadounidenses. Biden hizo el anuncio desde el balcón de la Casa Blanca porque tiene coronavirus y ha estado en aislamiento.

Otros líderes abatidos

El actual presidente se suma a sus predecesores en un anuncio de esta índole. En octubre de 2019 Trump anunció la muerte en Siria del líder del Estado Islámico, Abu Baker al Bagdadí. Antes, en mayo de 2011, Barack Obama anunció la muerte del anterior dirigente de Al Qaida, Bin Laden, en Pakistán.

Golpe importante para Al Qaida

A la muerte de Bin Laden, Al Zawahiri asumió el liderazgo de Al Qaida, y ha vivido en la clandestinidad. Es responsable además de numerosas muertes de soldados de EE.UU. en Afganistán durante las dos décadas de invasión. Varias veces se le ha dado por muerto, aunque después siempre ha reaparecido con algún mensaje, el último este mismo año culpando a EE.UU. por la invasión rusa de Ucrania.

Para EE.UU. es también un golpe importante a Al Qaida, a pesar de lo empequeñecido que ha quedado ese grupo terrorista por el ascenso del Estado Islámico en Siria, Irak y recientemente Afganistán. No pocos expertos consideraban a Al Zawahiri el cerebro real de los ataques del 11-S contra Nueva York y Washington, en los que murieron casi 3.000 personas hace once años.

En un mensaje de vídeo emitido en 2002 dijo sobre los autores de los atentados suicidas: «A esos 19 hermanos que salieron y entregaron sus almas a Alá todopoderoso, Dios todopoderoso les ha concedido esta victoria que estamos disfrutando ahora». Estaba en la lista de terroristas más buscando del FBI, con una recompensa de 25 millones de dólares, que es un importe similar en euros al cambio actual.

En un discurso el 31 de agosto de 2021, después de que las últimas tropas estadounidenses abandonaran Afganistán, Biden dijo que EE.UU. mantendría los ataques contra Al Qaida y otros yihadistas en ese país. «Mantendremos la lucha contra el terrorismo en Afganistán y en otros países», dijo. «No necesitamos librar una guerra sobre el terreno para hacerlo», añadió entonces Biden, anticipando ataques como este.

El líder terrorista fue visto en libertad por última vez en la ciudad afgana de Jost en octubre de 2001, y pasó a la clandestinidad después de que la coalición armada liderada por EE.UU. derrocara a los talibanes, que 20 años después regresaron al poder. En un momento, escapó por los pelos de un ataque estadounidense en la escarpada región afgana de Tora Bora, en el que murieron su anterior mujer e hijos.

Desde entonces se escondía en las regiones montañosas a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán con la ayuda de grupos simpatizantes. Bin Laden fue localizado y muerto en una zona residencial de Abbottabad, en Pakistán, una década después del 11-S.

Nacido en Egipto en 1951, Al Zawahiri venía de una familia acomodada en su país. Su abuelo fue imán en la prestigiosa universidad de Al Azar en El Cairo. Su tío abuelo, Abdel Rahman Azzam, fue el primer secretario de la Liga Árabe.

Al Zawahiri unió el grupo Yihad Islámica con la Al Qaida de Bin Laden en 1998 y estrenó la oleada de ataques terroristas contra Occidente con los atentados suicidas en las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania que mataron a más de 200 personas e hirieron a más de 5.000.

Dos años después se produjo el ataque en Yemen contra el destructor norteamericano USS Cole, perpetrado por suicidas subidos a una lancha que mataron a 17 marinos estadounidenses e hirieron a otros 39. El punto culminante de esa campaña de terror mundial fueron los ataques del 11-S, con miles de muertos en el corazón de EE.UU., un ataque de una barbarie que transformó el mundo. Desde entonces, todos los presidentes norteamericanos se marcaron como objetivo matar a Bin Laden y Al Zawahiri.

Mientras, Al Zawahiri se dio a las comparecencias públicas, apareciendo en numerosos vídeos y mensajes de audio para instar a los musulmanes a unirse a la yihad contra EE.UU. y sus aliados. El 16 de noviembre de 2005, aludió a los atentados de Madrid en 2004 en un vídeo en el que elogiaba a los suicidas del 7 de julio de 2005 en Londres por «el bendito ataque que, al igual que sus ilustres predecesores en Nueva York, Washington y Madrid, llevó la batalla al propio suelo del enemigo».

 

 

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