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El 10 de Brumario de Pedro Bonaparte

La incógnita del 31 de octubre se ha despejado. El día de Todos los Santos no amanecerá con un Brexit salvaje. Falsa alarma: el rubio ha pactado. La Comisión Europea y el gobierno de Londres han acordado una prórroga hasta el 31 de enero, a la espera de que el parlamento de Westminster halle una solución al fenomenal embrollo británico.

La preocupación de las instituciones europeas se traslada ahora al 10 de noviembre de Pedro Sánchez. El problema más inmediato no es el corte inglés, es el nudo España.

Germinal se ha transformado en Brumario. En primavera, el fenómeno Vox parecía languidecer. Una España europeísta mostraba músculo ante la Unión Europea. Cinco meses después, la ultraderecha se aproxima a los cincuenta diputados, cabalgando todas las furias convocadas por una repetición de elecciones que muchos españoles no entienden. Nadie sabe qué ocurrirá el 10 de noviembre, mientras se oyen apelaciones angustiadas a un “gobierno fuerte”. El 10 de Brumario de Pedro Bonaparte.

En realidad, el 31 de octubre es la verdadera clave de la repetición electoral española. A finales de agosto, con el goliardo Boris Johnson rompiendo techos en Londres, casi todo el mundo daba por hecho que a finales de octubre habría un lío fenomenal al otro lado del Canal de la Mancha. Moncloa calculó que el temporal británico sería suficientemente grave como para alertar a los españoles y suficientemente lejano como para no provocarles pánico. Brexit duro y sentencia catalana con protestas de mediana intensidad: el oleaje justo para convocar a las urnas a la Mayoría Cautelosa.

El Brexit salvaje se esfuma y Barcelona pasa a ser ahora el principal tema del desorden europeo

Es evidente que alguna cosa ha fallado en ese cálculo. No hay Brexit: hay contenedores en llamas más allá de la Via Laietana. El momento salvaje se ha producido en Barcelona.

El 31 de octubre también estaba en la agenda de Carles Puigdemont y de su abogado, Gonzalo Boye. La sentencia del Tribunal Supremo tenía que salir antes del 16 de octubre, por lo cual era perfectamente previsible que a finales de mes, el hombre de Waterloo se enfrentase a una nueva demanda de extradición de la judicatura española. Efectivamente, la justicia belga debe efectuar hoy un primer pronunciamiento sobre la petición del Tribunal Supremo español. La Fiscalía de Bruselas pide que se ejecute la extradición.

Waterloo es el nombre de un campo de batalla. Ese barrio de Bruselas invita a pensar en términos estratégicos y la mejor defensa dicen que es un buen ataque. El 31 de octubre, la Unión Europea tenía que tener dos problemas sobre la mesa: el Brexit salvaje y unas protestas de fuerte intensidad en Catalunya, sin llegar a la violencia. La ocupación del aeropuerto del Prat, sin contenedores en llamas. También aquí han fallado los cálculos, puesto que las calles de Barcelona siempre acaban teniendo vida propia. Lo dice la historia.

El procés empezó en el 2012 con el objetivo de taponar la rabia del 15-M, y una rabia que condensa muchas más frustraciones ahora le está pegando fuego al procés. A la historia le gustan las espirales.

Mientras despotrica contra la Unión Europea en la prensa rusa, a la facción Puigdemont-Torra también se le ha escapado de las manos el 31 de octubre. Asistiremos en los próximos días a un inenarrable espectáculo: Laura Borràs, intentado desbordar a la CUP.

 

 

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