El Consejo Nacional de Laicos ante la crisis de seguridad, alimentaria y sanitaria
En la foto: Manuel Arcaya, María Elena Febres Cordero y Virginia Rivero
Tomen decisiones justas, actúen con sinceridad, sean compasivos con sus hermanos. (Zac. 7,9)
Teniendo en cuenta que los venezolanos, y de modo particular los cristianos, estamos llamados a atender la voz de nuestros hermanos que padecen hambre y necesidad por carencia de alimentos básicos y medicinas; y que esta carencia tiene rostro y sufrimiento humano, pues afecta a familias, vecinos, compañeros de trabajo y comunidades enteras que están pasando penurias día a día.
Ratificamos que la alimentación y la salud son derechos humanos fundamentales que deben ser garantizados, y no son un problema de cifras, por lo demás, alarmantes; que conculcar esos derechos se traduce en una multitud de venezolanos que sufren; que esta realidad nos obliga a mirar con misericordia su dolor y a ser solidarios con sus carencias.
Denunciamos también que el mal manejo de la economía, la inflación, la especulación con los precios, el llamado “bachaqueo” son moralmente inaceptables y agravan notablemente la crisis.
Frente a esta situación, urge coordinar conocimientos, experiencias, decisiones técnicas y acciones prácticas. Es necesario abrir caminos, tender puentes, agilizar trámites que pongan el acento en el bien común y en el rostro del que sufre. Se trata de incrementar la voluntad de cooperación, encuentro y diálogo entre los diversos actores del país para combatir el hambre y las muertes por falta de medicamentos. El momento actual conlleva a reafirmar exigencias que hemos de asumir “todos”, sin demora, por el bien común de Venezuela.
El Papa Francisco nos invita constantemente a trabajar en actividades cada vez más vigorosas y eficaces para que “nadie carezca de pan” y para movilizar gestos de compasión y solidaridad. Unido a ello, el pasado 19 de julio, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra expresó: “Urgimos al Gobierno venezolano a que acepte la ayuda humanitaria para apoyar sus esfuerzos en la distribución de alimentos y el suministro adecuado de medicinas, así como garantizar su distribución justa“.
La Conferencia Episcopal de Venezuela el 12 de julio pasado, en su Centésima Sexta Asamblea Plenaria Ordinaria emitió su Exhortación en la cual expresó que:La caridad nos impulsa a comportarnos como samaritanos compasivos, dispuestos a curar a los heridos del camino (Cf. Lc. 10, 25-37). (Texto anexo)
Por todo lo anterior, el Consejo Nacional de Laicos de Venezuela respalda en todo su contenido, la citada Exhortación de nuestros pastores, y en esta línea, solicita:
1.- Que el Ejecutivo Nacional autorice, facilite y aliente todas las formas de ayuda de carácter humanitario a los venezolanos que hoy sufren escasez de alimentos y medicinas; que permita con urgencia la entrada de alimentos y medicamentos que vienen a satisfacer –temporalmente– estas necesidades, en tanto que el Gobierno Nacional, garante de la seguridad alimentaria y de la salud, instrumenta las políticas públicas dirigidas a solventar definitivamente la crisis de seguridad alimentaria y sanitaria que padece nuestro país.
2.- Que el Gobierno Nacional acepte -con urgente prioridad- el ofrecimiento de la Iglesia Católica para que Cáritas Venezuela preste su acción de servicio en la recepción y
distribución de alimentos y medicinas a las personas y comunidades necesitadas, junto a otras instancias eclesiales abiertas a la cooperación de otras confesiones religiosas e instituciones privadas. Este servicio que es temporal, no será una solución definitiva, sin embargo, constituye una ayuda significativa en las actuales circunstancias.
Finalmente, exhortamos al pueblo de Venezuela a preservar la sana convivencia, a los políticos a solucionar la grave crisis nacional por los caminos de la Constitución Nacional, del diálogo y el encuentro, que conducen a la paz con verdad y justicia, rechazando la violencia social, la confrontación y el vandalismo. No podemos dejarnos vencer por el odio y la rabia, ni tampoco caer en el miedo paralizante y la desesperanza.
Esperanzados en que por la vía del diálogo político, encontraremos soluciones eficaces a la crisis global que padecemos en esta hora de tanta necesidad en nuestra Patria, invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a invocar la protección de Dios para que fortalezca nuestra Fe y Esperanza, así como nuestro compromiso fraterno, para construir una sociedad democrática identificada con el respeto a los derechos humanos y la promoción de la dignidad humana, la verdad, la justicia, la libertad y el bien común
Que María de Coromoto, Patrona de Venezuela nos acompañe con su intercesión.
María Elena Febres-Cordero B., Presidente
Manuel I. Arcaya, Primer Vicepresidente
Arellis Mejía S., Segunda Vicepresidente
Directores: Virginia Rivero, Mary Cruz Hernández, Nora de Albarrán y Carlos Capriles
Caracas, 24 de Julio del 2016