El expresidente boliviano Carlos Mesa se enfrentará a Evo Morales en las elecciones de 2019
El presidente de Bolivia, Evo Molares, junto al expresidente Carlos Mesa (izquierda), en La Haya. DAVID MORALES URBANEJA EFE
La mayor duda de la política boliviana de los últimos meses se ha despejado. Carlos Mesa, quien fuera presidente del país sudamericano entre 2003 y 2005 y la personalidad mejor situada en las encuestas para enfrentar a Evo Morales, ha dado un paso al frente y se presentará a las elecciones del año que viene. Lo hará sin el apoyo inicial de los partidos importantes de la oposición y bajo las siglas del Frente Revolucionario de Izquierda, un partido de origen maoísta casi desaparecido, pero con registro en el sistema electoral nacional, requisito imprescindible para competir por la jefatura de Estado y de Gobierno.
«He reflexionado y he tomado una decisión». Así comienza Mesa el vídeo a través del que ha comunicado su candidatura. En su discurso, ha apuntado que esta elección marca el comienzo de un «nuevo tiempo» para Bolivia, que «debe tener un nuevo liderazgo». Para Mesa, «Morales ya no es parte del presente ni del futuro: es el pasado. Ha decidido que el poder es más importante que el proyecto». Se refiere así a la muy cuestionada estrategia judicial desplegada por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del presidente, para permitir al presidente presentarse a la reelección por cuarta vez consecutiva a pesar de la prohibición constitucional y de su derrota en el referéndum de 2016, que buscaba cambiar ese apartado de la Constitución. «El proyecto del MAS está envilecido, la ley es un enunciado que nadie cumple», dictamina Mesa, de corte conservador.
En el vídeo, una suerte de carta de presentación frente al electorado a casi un año vista de los comicios, el expresidente también promete representar a los ciudadanos y no a los militantes de los partidos, es decir, «a quienes no creen en ideas, sino en causas como el medioambiente y la igualdad de género». Esta estrategia tiene mucho que ver con que el político no sea cabeza de cartel de ninguno de los partidos opositores activos que le ofrecieron el puesto. Mesa, acusado en un proceso judicial por su época al frente del país, fue amnistiado por Morales a finales de septiembre a cambio de que defendiese el derecho de Bolivia «a una salida soberana al océano Pacífico con todas sus energías, con todo su corazón y capacidad intelectual». El expresidente trabajó como vocero en esta causa, a la postre fallida.
En los últimos sondeos, la intención de voto hacia el político opositor aparece solo unos puntos porcentuales por detrás de la de Morales, que sigue siendo el candidato más popular. Sin embargo, estos sondeos también indican que en la segunda vuelta el exmandatario podría vencer al actual presidente.
Ni Morales ni su partido, el MAS, se han pronunciado explícitamente sobre la candidatura. Sin embargo, sus voceros están atacando a Mesa por la forma en que éste ha evaluado la reciente derrota de Bolivia en su demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por una salida al océano Pacífico. El expresidente reconoció dicha derrota, en tanto que el Gobierno, que fue el que en primer lugar quiso acudir a la Corte, ha tratado de rechazarla y relativizarla. Mientras se esperaba que Mesa subiera su vídeo a las redes, el presidente Morales tuiteó: «La derecha boliviana tiene derecho a unirse, pero no debe ser un instrumento de la oligarquía chilena. Aliarse con la oligarquía chilena es traición a la Patria».