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El futuro de los acuerdos de paz según los candidatos presidenciales

¿Hacerlos trizas, cambiarlos o dejarlos igual?

Viviane Morales

No aspiró por el Partido Liberal tras negarse a firmar un manifiesto que, entre otras cosas, incluía el apoyo incondicional al Acuerdo de Paz. Desde el Senado hizo fuertes reparos a la justicia transicional y a las curules especiales de paz. En la carrera presidencial continúa denunciando lo que considera ha sido el “incumplimiento” por parte de la exguerrilla y la “falta de transparencia” en la implementación de lo acordado en Cuba.

Germán Vargas Lleras

Si bien, a comienzos de su candidatura, Germán Vargas Lleras puso reparos a temas puntuales del Acuerdo con las Farc, como los alcances de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), las condiciones que puso la Corte Constitucional lo dejaron satisfecho. “Creo en el avance que tuvo el país con el proceso de paz. En su momento advertí sobre dos temas que me inquietaban y fueron resueltos”, dice. Por eso no cree que se deba hacer trizas lo pactado, aunque en un eventual gobierno suyo, teniendo en cuenta las preocupaciones expresadas en torno a la posibilidad de que las Farc hayan dejado una “retaguardia” representada en las disidencias, es de esperar que, de cara a la implementación, plantee la revisión de puntos claves: “Le pongo un ejemplo: la sustitución de cultivos ha sido un fracaso absoluto, no se cumplieron las metas previstas (…) y los acuerdos son para cumplirlos”. Frente a los diálogos con el Eln, su postura es más radical: “Es difícil aceptar que se esté repitiendo lo ocurrido en el Caguán, que mientras en Ecuador se negocia, en Colombia se van copando los territorios que antes estaban en manos de las Farc. Se están fortaleciendo militarmente”. En su concepto, lo que se está negociando no le conviene al país y por eso es de esperar que, si es presidente, se levante de la mesa.

Iván Duque

Como una de las voces que lideró el No en el plebiscito de 2016 para refrendar el Acuerdo de Paz, el candidato uribista ha insistido en que, de ganar la Presidencia, reformará aspectos sustanciales de lo pactado con las Farc. En ese sentido, habla de impedir que los responsables de los crímenes más graves cometidos en el marco del conflicto puedan llegar al Congreso, como ocurrirá a partir del próximo 20 de julio, cuando se posesionarán cinco nuevos senadores y cinco representantes a la Cámara del hoy partido FARC. Duque promoverá además una reforma que elimine cualquier posibilidad de que el narcotráfico sea considerado delito conexo al político. De acuerdo a lo pactado en Cuba, hay excepciones como, por ejemplo, cuando se logra probar que los recursos provenientes del narcotráfico se destinaron a financiar la lucha armada. Mantendrá la erradicación forzosa y promoverá programas de sustitución de cultivos, elementos consignados en el Acuerdo. Y ha dicho que modificará la JEP para que se impongan penas privativas de la libertad, así se haya reconocido verdad e intención de reparar. Frente al Eln, dice que, para seguir dialogando, debe suspender sus accionar de guerra, fijar plazos a la negociación y aceptar cárcel, así sea con penas reducidas.

Piedad Córdoba

La salida negociada al conflicto ha sido su bandera. Eso fue lo que defendió desde el Congreso, como presidenta de la Comisión de Paz, y por lo que se ganó la enemistad de muchos sectores. Dice que respetará lo pactado en La Habana y, de llegar a la Casa de Nariño, su gobierno se centraría en la paz territorial y la representación de las víctimas. Además es partidaria de los diálogos con el Eln.

Gustavo Petro

El candidato de la Colombia Humana ha sostenido que el Acuerdo logrado para la desmovilización de las Farc se respeta, pero también está convencido de que “la paz es otra cosa”.Para que la sociedad conviva en paz y no se generen nuevas guerras hay que hacer reformas sociales”, dice. Estas, agrega, deben ir encaminadas a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos, por lo que propone cambios estructurales en temas como la educación pública, la salud y el campo. De hecho, una de sus propuestas más polémicas para evitar la inequidad en la tenencia de las tierras es la creación de un impuesto al latifundio improductivo. “Tener tierras en grandes cantidades y no producir ni una mata de yuca es un crimen (…). Volveremos costoso tener tierra improductiva, lo que llevaría a venderla. El Estado la compraría y la distribuiría”, explica. Petro cree que se debe generar confianza en torno a los diálogos con el Eln para llegar a un cese del fuego, pues la prioridad es acabar la guerra, que es lo que necesita Colombia.

Humberto de la Calle

El candidato del Partido Liberal ha reivindicado en campaña su rol como exjefe de la delegación de paz en los diálogos con la hoy desarmada guerrilla de las Farc. Desde esa perspectiva, De la Calle afirma que es el más idóneo, no sólo para cumplir la palabra empeñada en Cuba, sino para darle la legitimidad suficiente y exigirles a los miembros de la antigua organización rebelde que reparen a las víctimas y expliquen cómo desvincularon a los menores de sus filas. Y aunque sus más duros críticos le achacan el hecho de permitir que los responsables de los crímenes más graves puedan hacer política sin haber pasado por la JEP, él está convencido de que lo pactado fue el mejor acuerdo posible. Así, su propuesta para la paz está enfocada en sacar adelante una reforma rural integral como eje central de los acuerdos y renovar los esquemas de seguridad para el posconflicto a través de la coordinación entre la Fuerza Pública y los representantes de la sociedad civil. “Es necesario un aumento cercano al 1,2 % del PIB en el gasto para la exitosa ejecución de nuestra estrategia”, dice. Para De la Calle, una paz completa debe incluir al Eln.

Sergio Fajardo

El exgobernador de Antioquia ha manifestado su deseo de ser el presidente de la reconciliación. Y uno de los puntos que propone “para pasar la página de la violencia” es el respeto del Acuerdo de Paz, tanto por convicción como por experiencia, al tener que asumir en 2004, como alcalde de Medellín, la desmovilización de 4.500 paramilitares en la ciudad. “Diseñamos procesos de educación, rehabilitación e integración y, al mismo tiempo, creamos programas de prevención para los jóvenes y así evitar que cayeran en la violencia”, señala. Ahora, en este nuevo camino, Fajardo propone la implementación de programas de cultura ciudadana y de legalidad para “construir una pedagogía capaz de transformar”, así como la garantía de la seguridad en las ciudades y el campo, con el combate a otras formas de violencia. Sobre el Eln, ha sido prudente. Es partidario de la salida negociada, pero ha criticado duramente sus atentados, y ha dicho que, si no hay diálogo, “hay que enfrentarlos con toda la capacidad de la Fuerza Pública”.

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