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El G-20 consensúa una declaración contra Rusia por el impacto global de la guerra de Ucrania

El borrador del comunicado final considera «inadmisible» la amenaza nuclear y pide la paz adhiriéndose al principio de integridad territorial amparado por la ONU

A pesar de la presencia del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, las potencias occidentales convencen a los países más comprensivos con Putin, como China e India

 

A medida que pasan los meses sin que se detenga la guerra de Ucrania y se agravan los problemas globales en la cadena de suministros, alimentos y energía, surgen más voces contra la invasión rusa y pidiendo una solución al conflicto. Ese es el principal asunto a debatir en la cumbre del G-20 que ha empezado este martes en Bali, que sienta en la misma mesa a las naciones más avanzadas, como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania o Francia, con las potencias emergentes en vías de desarrollo, como China, la India, Brasil, México o Turquía. Con dos tercios de la población global, en total suman el 80 por ciento de la actividad económica, que cada día se resiente más y más por la guerra. Y eso afecta por igual a todos los miembros del G-20, donde también figura Rusia. A pesar de su pertenencia a este foro, la cumbre ha cerrado el borrador de su declaración final con fuertes críticas a Moscú y reclamando una salida pacífica a la contienda. Así consta en el documento, al que ha tenido acceso ABC. En caso de salir adelante, será la primera vez que un foro internacional se refiere a la contienda en unos términos tan directos.

Además de recordar la «devastación traída por la pandemia de Covid-19», el borrador del comunicado final alerta de que «este año hemos sido testigos de que la guerra en Ucrania ha impactado de forma más adversa aún en la economía global». Aunque reconoce que «hay una discusión sobre al asunto», el G-20 reitera las «posiciones nacionales expresadas en otros foros, incluyendo la resolución de la ONU adoptada por mayoría el 2 de marzo de 2022 que deplora en los términos más contundentes la agresión de la Federación Rusa contra Ucrania y demanda su retirada completa e incondicional del territorio ucraniano».

El borrador recoge que «la mayoría de los miembros condenaron con dureza la guerra de Ucrania y destacaron que está causando un inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades ya existentes en la economía global, constriñendo el crecimiento, aumentando la inflación, interrumpiendo las cadenas de suministro, elevando la inseguridad alimentaria y de energía y los riesgos para la estabilidad financiera». Aunque admite que «había otras opiniones y diferentes valoraciones de la situación y las sanciones» y que «el G-20 no es el foro para resolver asuntos de seguridad», alerta de que dichos «asuntos de seguridad pueden tener consecuencias significativas para la economía global».

Por este motivo, el borrador señala que «es esencial defender la ley internacional y el sistema multilateral que salvaguarda la paz y estabilidad». El documento basa su arquitectura legal en «los Principios y Propuestas de la Carta de Naciones Unidas, incluyendo la protección de civiles e infraestructuras en conflictos armados», para sentenciar que «el uso o amenaza de armas nucleares es inadmisible». En contraposición, destaca que «la resolución pacífica de conflictos y los esfuerzos para encauzar las crisis, así como la diplomacia y el diálogo, son vitales». Recogiendo una advertencia que Narendra Modi, primer ministro de la India y asistente a la cumbre, ya le lanzó a Putin en septiembre, el borrador insiste en que «la era de hoy no debe de ser de guerra».

Debido al «momento crítico para la economía global», el G-20 considera «esencial» tomar «acciones tangibles, precisas, rápidas y necesarias, usando todas las herramientas políticas, para atajar los retos comunes».

Aunque el documento que ya circula por la cumbre de Bali es el borrador, parece que hay bastante consenso sobre el mismo, incluso entre los países que antes se han mostrado más comprensivos con Rusia, como China o la India, que anunció que seguirá comprándole petróleo pese a las sanciones occidentales. Pero, en una sesión sobre la seguridad energética y alimentaria, el primer ministro indio, Narendra Modi, apeló por «la vuelta al sendero del alto el fuego y la diplomacia» y advirtió de que la cadena global de suministros está «en ruinas» por los problemas causados por el cambio climático, la pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania. En dicha sesión también participaban el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que tiene la difícil papeleta de asistir en lugar de Putin.

Por su parte, la Unión Europea se congratuló por el consenso en torno a este borrador. Tal y como explicó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una rueda de prensa previa a la apertura de la cumbre, «este G-20 es uno de los más difíciles que hemos tenido nunca», pero «el hecho de que hayamos llegado a un acuerdo sobre el comunicado a nivel de delegaciones ya es un logro en sí mismo». Tras recordar que «la guerra nos afecta a todos sin importar donde vivimos, desde Europa hasta Oriente Medio o África», recomendó que «la manera más sencilla de acabar con la aguda crisis alimentaria y de energía es que Rusia termine esta guerra sin sentido y respete la Carta de Naciones Unidas».

Por videoconferencia, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también intervino en la cumbre dirigiendo un discurso al plenario de líderes, entre ellos el ministro ruso Lavrov. Ataviado con su ya habitual camiseta caqui de campaña, como se vio en una foto tuiteada por el embajador de la UE en Indonesia, Zelenski exigió que «ahora es el momento en que la guerra destructiva de Rusia puede y debe ser parada. Salvará miles de vidas».

 

 

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