El Gobierno cubano maquilla las cifras para ocultar la magnitud de la emigración
La ley cubana considera emigrado a quien permanece en el extranjero de forma ininterrumpida por un término superior a los 24 meses y sin la autorización correspondiente. (INM)
Menos de 42.000 cubanos emigraron desde 2013 según las estadísticas oficiales publicadas en La Habana. Sin embargo, las autoridades estadounidenses aseguran que han acogido a más de 141.528 cubanos durante el mismo periodo. La enorme discrepancia entre estos datos tiene su explicación en la falta de transparencia del Gobierno cubano, que oculta la magnitud de los movimientos migratorios al incluirlos dentro de la categoría general de los ciudadanos que viajan al extranjero.
«Los cubanos no migran de manera masiva sino que viajan de manera creciente», asegura Ernesto Soberón Guzmán, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 2016 se registraron 723.844 salidas de cubanos hacia el extranjero, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Si decenas de miles de cubanos que se fueron del país no figuran como emigrados es porque muchos de ellos regresan antes de que pase el plazo de dos años que marca el fin de sus derechos como residentes en la Isla, explica la socióloga cubana Elaine Acosta.
«Otros han decidido realizar un trámite conocido como repatriación, que les permite volver a obtener la residencia en Cuba y mantenerse viviendo en el extranjero«, agrega Acosta.
La ley cubana considera emigrado a quien permanece en el extranjero «de forma ininterrumpida por un término superior a los 24 meses y sin la autorización correspondiente».
Los repatriados computan en las estadísticas oficiales como residentes en el país, aunque en realidad vivan en el extranjero. Ocurre lo mismo con los que regresan antes de vencer el período de estancia en el extranjero.
A este manejo de las cifras se debe el súbito descenso de la emigración. Antes de la reforma de 2013 salieron más de 45.000 personas, pero en 2014, por primera vez en más de medio siglo, la ONEI dice que más personas regresaron a Cuba de las que se fueron.
Elaine Acosta, la socióloga, cree que ambos segmentos (los emigrados que mantienen la residencia cubana y los repatriados) han aumentado significativamente el número de viajes al extranjero desde la Isla, pues en los últimos cinco años, las salidas al extranjero han crecido casi en medio millón.
En cambio, los repatriados fueron apenas unos 14.000, según la ONEI. Esta categoría implica que el ciudadano recupera sus derechos en la Isla, entre los cuales están participar en el proceso electoral, ser atendido gratuitamente en el sistema de salud nacional, tener propiedades y el codiciado permiso de importación en moneda nacional una vez al año.
«La calidad de las estadísticas migratorias deja mucho que desear porque éstas responden a una ideología y no hay estudios que permitan desglosar las cifras», explica la socióloga, quien lamenta que las cifras de la ONEI no digan cuántos de los cubanos que viajan al extranjero tienen otra nacionalidad o residencia. Otra deficiencia que señala la especialista es que solamente se cuenta el número de salidas, no la cantidad de personas que han viajado al extranjero.
Para la socióloga, radicada en Miami, la prensa nacional utiliza las cifras oficiales para «despolitizar» las causas del éxodo. «Se trata de un uso instrumental de la emigración para reforzar la tesis de la migración económica y esconder la realidad que vive la gente», agrega.
Otra deficiencia que señala la especialista es que solamente se cuenta el número de salidas, no la cantidad de personas que han viajado al extranjero
Osmanis Gálvez, de 42 años, quien emigró a Estados Unidos hace tres años, dice que regresa a la Isla por lo menos una vez al año. Recientemente se repatrió tras pagar 100 CUC en una oficina del Ministerio del Interior.
«No iré a vivir en Cuba, pero esta es una manera para heredar la casa de mi madre y llevarle los productos que necesita sin tener que pagarlos en dólares en la aduana de La Habana«, dice.
Frank, un cubano que reside en Miami desde hace dos años, no necesitó repatriarse porque al obtener su residencia permanente en Estados Unidos viajó de inmediato a Cuba y pudo «entrar» antes de que venciera el plazo de dos años. Desde entonces se dedica a viajar una vez por semana a Cuba para hacer de mula y llevar productos para abastecer el creciente mercado negro de la Isla.
Aunque viajar es uno de los anhelos más comunes entre los cubanos, sigue siendo privativo de quienes mantienen trabajo y residencia fuera de las fronteras nacionales o tengan algún pariente en el extranjero para financiar la escapada, pues en la Isla el salario medio oficial no llega a los 30 dólares y un pasaje aéreo a Miami cuesta casi un año de sueldo.