El Gobierno desaira a EE.UU. y manda a la fragata Méndez Núñez a Bombay para votar por correo
Trump medita una respuesta a esta maniobra, mientras Moncloa le quita trascendencia
Estados Unidos medita aún su respuesta a la «retirada temporal» de la fragata española Méndez Núñez (F-104) del Grupo de Combate 12 del portaaviones Abraham Lincoln cuando éste se encontraba en el golfo Pérsico, una zona prevista en el despliegue inicial, tal y como informó ABC el 21 de abril.
La decisión fue valorada ayer con enorme malestar por las fuentes «no oficiales» de la Armada Española consultadas por este periódico. No hay discrepancia por el fondo de la decisión -«cada Gobierno tiene su visión y política de defensa»- sino «por la forma» y no haberla adoptado con anterioridad al despliegue, en el que podría haber una escalada de tensión a su paso por zonas como Oriente Medio o el Mar del Sur de China.
Nada duele más a un militar que abandonar una misión internacional de repente y sin el deber cumplido. Además la decisión sitúa a España en un aliado poco fiable.
No obstante, las mismas fuentes militares esperan que la situación se pueda reconducir y la fragata española pueda integrarse nuevamente en la flotilla del portaaviones estadounidense cuando la escalada de tensión entre Irán y EE.UU. decrezca. «Aunque el portaaviones puede estar hasta un par de meses en la zona», subrayaron.
¿Y el resto de la misión?
Por su parte, desde el Estado Mayor de la Defensa (Emad), sí se informó de modo oficial del nuevo rumbo de la fragata española que ya se dirige al puerto de Bombay (India), «donde los 214 marinos españoles ejercerán su derecho al voto por correo en las elecciones europeas y municipales y autonómicas del 26 de mayo».
Ahora queda en el aire el resto de la misión, donde la fragata española formaba parte de la escolta del portaaviones Abraham Lincoln, junto a otros seis buques estadounidenses, en un periplo de siete meses que comenzó el 10 de abril en Ferrol (La Coruña) e iba a acabar el 31 de octubre en la base de San Diego. Después, a través del Canal de Panamá se realizaría la vuelta al mundo.
En declaraciones a ABC el pasado 19 de abril, el comandante de la fragata Méndez Núñez, el capitán de fragata Antonio González del Tánago, explicaba que «nuestra misión es proporcionar capacidad de defensa al portaaviones Abraham Lincoln, llevar a cabo distintos cometidos de seguridad marítima y garantizar la libertad de navegación y de comercio». También explicaba el despliegue en estos términos: «Este despliegue es también un claro compromiso de España y Estados Unidos en favor de la paz y estabilidad mundial».
Todo ello se ha desbaratado tras la decisión -«precipitada», según las mismas fuentes no oficiales- del Gobierno de Pedro Sánchez que ayer, en una respuesta coordinada trató de quitar hierro a la decisión «provisional» que no fue discutida previamente en el Consejo de Ministros. Así lo confirman fuentes de la presidencia del Ejecutivo que destacan que esta cuestión «es una competencia propia de Defensa».
Desde el entorno del presidente sí dejan claro que el presidente del Gobierno estaba «al corriente de los hechos y de la decisión». Un mensaje que transmite que la decisión se tiene que circunscribir solo al ámbito de Defensa. La voluntad es respaldar «la decisión que se basa en motivos técnicos y militares correctamente explicados por la ministra». Es el mensaje que se quiere hacer llegar a Estados Unidos y por el que en Moncloa argumentan que no temen la reacción de la Administración Trump.
Sin embargo, al margen de las palabras de Robles, cuestionando que el último despliegue del Lincoln no entraba en las previsiones, el resto de ministros a los que se pudo preguntar ayer por esta cuestión mostraron las distancias existentes entre España y Estados Unidos.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, justificó la decisión porque el acuerdo con EEUU «no entraba» que los barcos pudieran dirigirse al Golfo Pérsico: «Nuestro país va a apostar por la distensión siempre y máxime en un lugar como ése». Sin embargo, los planes iniciales de la misión sí preveían patrullas por la zona de la Quinta Flota de EE.UU., responsable de las fuerzas navales en el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y el Mar Arábigo.
La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, sí justificó la decisión apuntando a la gestión de Trump. Celaá defendió que la decisión se debe a la «cautela y prudencia» del Ejecutivo español ante la «imprevisibilidad» del presidente estadounidense.
Un oficial de enlace
Pese a la «retirada provisional» de la fragata española del despliegue, aún permanece en el portaaviones estadounidense un oficial de enlace de la Armada Española, encargado de coordinar las relaciones entre el Abraham Lincoln y la fragata española.