El Gobierno minimiza los ataques a su política exterior en el Senado de EE.UU.
La oposición afirma que «cada vez Sánchez engaña menos» y que su «compadreo» con las dictaduras amenaza a España
El Gobierno de Pedro Sánchez intenta vender normalidad tras los ataques que España recibió por parte de varios miembros del Senado de EE.UU. el pasado miércoles, durante la vista de confirmación de Julissa Reynoso como embajadora en Madrid.
Y es que la normalidad, a veces, incluso en comunicación política, también es fruto de la suerte. Esto ocurrió el miércoles, cuando el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, se reunió con el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en París, durante la Ministerial de la OCDE.
El encuentro tuvo lugar horas antes de que el presidente de la Comisión de Exteriores, el influyente senador demócrata Bob Menéndez, acusara a Pedro Sánchez de situar a España «contra la democracia» al apoyar régimenes como los de Venezuela y Cuba.
Desde el PP, Ciudadanos y Vox, se llevaban las manos a la cabeza. «Así es como los Demócratas, tanto la Administración Biden como en el Senado, ven al Gobierno de Sánchez: fuera de la democracia y amigo de dictaduras. Cada vez Sánchez engaña a menos», publicó el diputado popular Pablo Hispán, portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados. Su compañera, Valentina Martínez, secretaria de Internacional del PP y portavoz de Exteriores en el Congreso, también se hizo eco de la noticia.
«El compadreo de Sánchez»
En declaraciones a ABC, el eurodiputado de Ciudadanos José Ramón Bauzá dijo que «el compadreo de Sánchez y sus socios de Podemos con las dictaduras latinoamericanas es una amenaza directa a los intereses económicos y de seguridad de España». Apreció que España «necesita mantener unas buenas relaciones con los Estados Unidos, especialmente para contener a Marruecos, sobre el que Washington tiene una gran influencia».
Bauzá afirmó que Menéndez «tiene línea directa con la Casa Blanca»: «Sus críticas, que comparten los republicanos, pueden tener consecuencias muy serias para España si el gobierno de Sánchez continúa apoyando a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela».
«Las declaraciones de Bob Menéndez, líder demócrata -partido que debería ser el socio natural del PSOE-, y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado de los EE.UU., ponen de manifiesto lo que Vox lleva meses denunciando: la radicalización del Ejecutivo del presidente Sánchez», declaró a ABC el portavoz de la Comisión de Exteriores de Vox, Víctor González Coello. Además de pedir una explicación a Albares por las declaraciones de Menéndez, añadió: «España, mediante su Gobierno, cada vez se aleja más de nuestros socios naturales, históricos por sus políticas internacionales. Menéndez, lo que ha venido a decir es que España no defiende la democracia ni los derechos humanos en la iberosfera, en Hispanoamérica. Muy significativamente en naciones como Cuba y Venezuela».
No es un diputado cualquiera
Volviendo a eso de los golpes de suerte para minimizar ataques en política. A la salida de su encuentro con Blinken, que duró una hora, el ministro Albares publicó en Twitter que habían «mantenido una fructífera y afectuosa reunión para continuar estrechando lazos entre EE.UU. y España». Aseguró que podían contar el uno con el otro en asuntos relacionados con Afganistán, la OTAN y América Latina.
Desde la Casa Blanca, en una nota de prensa, fueron más explícitos: el tema central de la conversación fue Afganistán. Sobre América Latina y Venezuela no profundizaron porque, de haberlo hecho, tal y como se vio después en el Senado, Albares y Blinken no habrían llegado a ningún entendimiento. «El Secretario expresó el profundo agradecimiento de EE.UU. por el continuo apoyo de España a la reubicación y tránsito de personas desde Afganistán», decía la nota. Hablaron sobre planes de asistencia humanitaria para el futuro de Afganistán y, al final, comentaron los retos de España y EE.UU. para abordar «cuestiones de democracia y derechos humanos» en América Latina. «Incluidos los esfuerzos en curso para apoyar al pueblo venezolano en su trabajo para restaurar la democracia en su país», dijeron.
Ayer, desde Exteriores, restaron importancia al ataque de Menéndez. Afirmaron que sus declaraciones en el Senado responden a «la opinión de un diputado, no del Ejecutivo de Biden, que ayer [por el miércoles] expresó el secretario de Estado, Blinken, en su reunión con Albares, todo lo contrario: «Blinken se interesó por nuestra opinión sobre asuntos de América Latina y ambos estuvieron de acuerdo en poder profundizar nuestra asociación y trabajo conjunto en la región». Desde el Ministerio concluyeron que «en definitiva, Blinken nos expresa opinión del Gobierno y Menéndez, la suya propia». Lo que no dijeron, como sí aseguró la oposición a ABC, es que Menéndez no es un senador cualquiera.