El innombrable y los resultados
Si los comunistas y miembros del gobierno nacional de Venezuela fueran en verdad comunistas, tendrían que hacer un balance de su gestión, de lo que han hecho -si es que hubieran hecho algo además de destruir y mentir-. Nada hay más determinante en los partidos comunistas, que los balances. Se hace por todo y para todo un supuesto balance. Especialmente cuando hay acciones terroristas y de guerra, quieren saber los costos: humanos, sociales y especialmente, políticos. Observo cómo aquí ni siquiera se toman el trabajo de mirar por donde pasan. ¿Hacer un balance? ¿De logros y fracasos? ¿Para qué? todos son logros. Sí, aun cuando Ud. no lo crea, como aquella frase de Ripley, todos son logros: se mantienen en el poder, son multimillonarios, están rozagantes de felicidad, acabaron con los ricos y con los pobres también. ¿Qué más pedir? Será sarna, para rascarse y encima, la pandemia les puso en bandeja de plata la reclusión de la gente ¡Ah si no fuera por las sanciones que les impiden moverse libremente por el mundo, su felicidad sería completa!
La oposición, por su parte, se mantiene dividida en el juego de la “pajita en el hombro”. ¿Quién le quita la pajita a quién? Al enemigo hay que destruirlo-piensan ellos- a punta de mentiras y twitters, para seguir hablando pistoladas. (Hija de una madre que jamás dijo groserías, no las puedo escribir, ¡ustedes, las imaginan!) Pasan -los que desgobiernan- el tiempo que resta, además de mortificar al país, mirándose el ombligo como si fuera un deporte, para no lograr nada positivo. Como sabrán mis contradictorios lectores, los que me siguen desde mis tiempos de columnista en Ultimas Noticias, nunca mencioné por el nombre a quien intentó con un fracasado golpe de estado adueñarse de la República y luego lo logró por la denostada vía electoral. Insisto si hubieran hecho la discusión y el debate como corresponde a un partido y a un gobierno serio, se habrían dado cuenta de que en Venezuela si algo dejó la República Civil, que nos gobernó por 40 años, es la consciencia en torno a los mecanismos para alcanzar el poder.
El innombrable lo intento, primero por el golpe de estado, fracasó. Segundo llamó a la abstención, y al mitin no fueron ni 1000 personas, en el centro de Caracas. Finalmente, el muy pragmático Don Luis Miquilena (QEPD) recomendó hacer un partido y lanzarse a las elecciones, logrando el triunfo que condujo a estos desastres. El balance, (¿o, desbalance?) contradictorios lectores, lo debería hacer la oposición también. Por supuesto, el único y verdadero triunfo lo logró, (el innombrable) por cuanto hubo una altísima abstención de gente que supuestamente, no se quiere comprometer.(¡?) En la actualidad esta gente ha logrado convencer a la mayoría de no ir a votar. Les ha dado por no participar en elecciones por cuanto no hay condiciones. Creen ustedes, un gobierno presidido por ese Sr. ¿dará alguna vez garantías? Ilusiones de tísico, con perdón de los enfermos.
El régimen no sirve para nada, no hay un solo aspecto que funcione, solo ha sido efectivo en alguna propaganda y en intrigar. Tal como viejo chismoso y amargado; sin embargo, es la gente ingenua y, otros ignorantes, quienes le siguen y le creen. Hagamos, pues, nosotros- un aproximado y apresurado- (ellos no lo hacen) balance 22 años después: destrucción completa de las industrias básicas, extinción del aparato productivo, eliminación del sector agrícola en un 75% más o menos, cierre y quiebra de miles de empresas productivas, desnutrición infantil y emergencia humanitaria, la industria de la comunicación acabada y un 80% de la prensa escrita desaparecida. Los servicios públicos un desastre, ni luz, ni teléfono, ni agua. La educación moribunda y el transporte agonizando. Una enorme diáspora de ciudadanos que se aproxima a los 6 millones de ciudadanos.
Entre nuestros mejores profesionales y jóvenes formados en la tan criticada 4ta. República (¡?) son los que han partido. ¿Se dan cuenta de la maravilla que han logrado con el socialismo del siglo XXI? Intentan imponer la economía malandra para continuar. Quieren seguir. Lo que deben es salir en carrera antes de que la furia popular los alcance y les dé su merecido.-