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El miedo guía a Raúl Castro a castigar la nueva clase exitosa, dicen expertos

Un hombre se corta el cabello en una barbería privada hoy, martes 1 de agosto de 2017, en La Habana. Cuba paralizó temporalmente la entrega de licencias a restaurantes privados y casas de renta turísticas, entre otras actividades. Alejandro Ernesto EFE

Cuba ha decidido poner freno al sector privado, una medida que los expertos consideran tiene más que ver con el miedo al empoderamiento de una nueva clase que a la lógica económica.

El martes una resolución del Ministerio del Trabajo dispuso que quedaba suspendido temporalmente el otorgamiento de nuevos permisos para negocios lucrativos, como paladares y habitaciones de alquiler, y que no se darían más licencias para la venta de productos agropecuarios.

El anuncio llega cuando su principal aliado, Venezuela, atraviesa la mayor crisis política de los últimos años.

Venezuela ha disminuido la entrega de petróleo subsidiado a Cuba y la isla ha perdido ingresos por la reventa de combustible y los servicios profesionales de médicos en ese país y en Brasil. Pero la aguda crisis que atraviesa el gobierno de Nicolás Maduro, recientemente sancionado por Estados Unidos y aislado internacionalmente, abre una gran interrogante sobre el futuro de Cuba.

El anuncio de la medida justo esta semana, puede indicar que el gobierno cubano está temeroso de un futuro que podría salirse de control.

Los expertos creen que la medida es un intento de frenar al sector privado y la reforma económica iniciada por Raúl Castro, por miedo a que cree una clase autónoma que pueda convertirse en un rival económico y político.

Históricamente, el fallecido Fidel Castro se opuso a toda forma de mercado y cíclicamente arremetió contra el sector privado. Pero a partir del 2010, su hermano Raúl comenzó a expandirlo hasta autorizar unas doscientas actividades. Aunque mayormente vedado a los profesionales, sin acceso al mercado mayorista y con altos impuestos, los negocios privados han crecido a un ritmo vertiginoso. Al cierre del segundo semestre 567,982 cubanos trabajaban en el sector privado o cooperativo, equivalente al 12% de la fuerza de trabajo empleada, según reportó Granma.

Según estima Emilio Morales, presidente del Havana Consulting Group, estos emprendedores estarían generando más de $2,500 millones al país y hasta el 18 por ciento de los ingresos indispensables para una economía que apenas creció un uno por ciento en el primer semestre y que cerró con una recesión el año pasado.

Muchos de estos negocios, sobre todo los que ofrecen servicios al turismo, se beneficiaron de la política de “acercamiento” promovida por el expresidente Barack Obama y de regulaciones para flexibilizar los viajes a Cuba de los estadounidenses. Obama también apostó a los emprendedores, para generar un cambio político en la isla a largo plazo. El gobierno cubano, siempre receloso de Estados Unidos, tomó nota. Pero con una nueva administración en EEUU, que ha expresado públicamente su intención de endurecer la política hacia Cuba e impedir el enriquecimiento de los militares, la visión de los miembros más conservadores dentro del gobierno y el Partido parece haberse impuesto.

Según el profesor y sociólogo Ted Henken, los miembros de la línea dura temen al sector privado, no solo por representar una competencia a los monopolios del Estado sino porque la independencia económica “puede conducir a una mayor libertad política e independencia y crear un lobby poderoso con una agenda diferente a la actual”, dijo.

Recientemente, las autoridades cerraron varias paladares exitosas en La Habana –entre ellas El Litoral, Lungo Mare y Dolce Vita– un presagio de lo que estaba por venir.

“En Cuba, la lógica económica siempre está sujeta al veto de la lógica política, especialmente cuando el crecimiento, tamaño y prosperidad del sector privado es el tema”, añadió.

“Que el gobierno de Cuba hiciera tan poco con las iniciativas de la Administración Obama fue, en retrospectiva, una estrategia cuidadosamente diseñada para que se pudieran implementar cambios como los anunciados” este martes, opinó John Kavulich, presidente del U.S.-Cuba Trade and Economic Council. El gobierno cubano, continuó, “tiene un problema con la definición del éxito: ¿cuánto puede un ciudadano acumular antes de que la diferencia por encima de lo que la mayoría de los ciudadanos tiene se tome y se redistribuya para mantener el equilibrio?”.

Recientemente, el Partido Comunista emitió un documento en el que indica que no permitirá que los cubanos acumulen riqueza, pero no ofreció más detalles sobre cómo se definiría “acumulación” o “riqueza” ni que haría para evitarlo.

La medida anunciada el martes, destacó Morales, “tiene un perfil más ideológico que económico y es el punto de partida del cerco que va a imponer el gobierno a la generación de riquezas, que tanto ha perseguido desde los primeros días del triunfo de la revolución”.

Siga a Nora Gámez Torres en Twitter: @ngameztorres

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