El plan de fuga que amenaza a Guillier
Alejandro Guillier
No van a votar por Piñera, pero han comenzado a sincerar que no respaldarán a Guillier en segunda vuelta. Personeros ligados al laguismo y a la DC discuten la conveniencia de concurrir o no a las urnas en el balotaje y, algunos, ya piensan en articular un nuevo referente.
Hace algunas semanas, el candidato presidencial de Fuerza de Mayoría, Alejandro Guillier, encomendó a los senadores Carlos Montes y Guido Girardi, y al ex ministro Sergio Bitar empezar a trabajar en el diseño estratégico para la segunda vuelta.
Para Montes no se trata de una tarea desconocida. En noviembre de 1999, a un mes de la elección presidencial y cuando ya era evidente que, por primera vez en Chile, habría segunda vuelta, el entonces abanderado Ricardo Lagos también echó mano al parlamentario socialista y ex militante Mapu para armar en el más completo secreto un comando de campaña paralelo, con una estrategia diferente a la que había desplegado hasta entonces su equipo y que le permitiera vencer a Joaquín Lavín, el candidato de la derecha, en el balotaje. Parte de esa experiencia podría ser replicada ahora.
Montes está trabajando junto a los miembros del comando estratégico de Guillier, la senadora PPD Adriana Muñoz y el ex secretario general del PS Pablo Velozo en un plan para intentar recuperar parte del voto tradicional concertacionista que no está con el senador. Los tres son cercanos a Lagos, apoyaron inicialmente la candidatura del ex mandatario y tienen fuertes vínculos con amplios sectores de la DC. Según sus cálculos, son casi un millón de votos los que ha perdido el oficialismo en el mundo socialcristiano.
La propuesta, que incluye cambios de discurso del abanderado y gestos hacia el mundo concertacionista, será entregada en los próximos días a Guillier. El candidato también ha estado recibiendo insumos preparados por Girardi y Bitar, entre otros, dirigidos a fortalecer en segunda vuelta los llamados a la unidad de la izquierda.
Según fuentes del comando presidencial, esperan que Guillier tome una definición sobre la estrategia que seguirá en segunda vuelta recién en 10 días más, es decir, poco antes de la elección.
Sin embargo, afirman las mismas fuentes, los resultados de la última encuesta CEP, divulgada el miércoles 25, podrían acelerar los movimientos.
Los números que arrojó el sondeo del centro de estudios ligado al empresariado no fueron buenos para el comando de Guillier. A menos de un mes de las elecciones presidenciales, el estudio ratificó que serán Piñera y Guillier quienes pasarán al balotaje de diciembre, una idea que el equipo del senador por Antofagasta estaba tratando de instalar desde hace algún tiempo. Eso fue el lado amable de la encuesta. El lado malo es que la brecha entre Piñera y Guillier es más amplia de lo que esperaban. Si se considera sólo al “electorado probable”, Piñera saca el 44% de apoyo, contra el 19,7% de Guillier.
En el entorno de la carta del bloque Fuerza de Mayoría afirman que una diferencia de más de 15 puntos porcentuales en el resultado final del 19 de noviembre haría casi irremontable las elecciones de segunda vuelta. Por eso, tampoco vieron con buenos ojos el desplome en la encuesta CEP de Beatriz Sánchez (quien sacó el 8,5% de respaldo, 14 puntos menos que en la medición de julio-agosto) y el escaso crecimiento de Carolina Goic (3,9%), de Marco Enríquez-Ominami (4,6%) y, en especial, del abanderado ultraconservador José Antonio Kast, cuyo magro 2,7% hace presumir que no afectará significativamente a Piñera.
Tras la CEP, el pesimismo volvió a colarse entre las filas oficialistas. En el sector saben que con esos números se hace cuesta arriba aglutinar los votos de la centroizquierda y hace más fácil la dispersión.
A casi un mes de la elección, ya hay referentes de la vieja élite concertacionista, de los desencantados del proceso de izquierdización que se registró con la creación de la Nueva Mayoría y críticos de los pactos políticos con el Partido Comunista que comenzaron a sincerar que no irán a votar en segunda vuelta.
Alejamiento de la élite
El martes 24, por ejemplo, un grupo de adherentes al ex Presidente Ricardo Lagos se reunió a almorzar en el restaurante Fulano, Zutano & Mengano, del empresario y ex director de Metro de Valparaíso Sergio Solís. A la habitual cita en el barrio Bellavista llegaron esta vez, además de Solís, el empresario y ex presidente de Metro Fernando Bustamante, el arquitecto y urbanista Iván Poduje, el empresario socialista Óscar Guillermo Garretón, el sobrino y ex jefe de gabinete de Lagos Matías de la Fuente y el abogado DC y ex subsecretario del Interior Jorge Correa Sutil. En otras ocasiones suelen sumarse a estos almuerzos el ex jefe de asesores del segundo piso de Lagos, Ernesto Ottone, y los ex ministros Osvaldo Puccio y Jorge Burgos.
Ese martes la conversación del grupo de amigos pasó rápidamente al tema presidencial. “En primera vuelta voto por Goic, pero no tengo ningún entusiasmo para ir a votar en segunda vuelta”, admitió Bustamante.
La frase de Bustamante, amigo cercano de Lagos, representó el sentir del resto de los comensales. Ninguno de ellos era partidario de ir a votar en el balotaje.
Los protagonistas del debate:
Gutenberg Martínez, ex timonel de la DC.
Alejandro Foxley, ex ministro de Hacienda y ex canciller.
Fernando Bustamante, ex presidente de Metro durante el gobierno de Lagos.
Iván Poduje, arquitecto y urbanista, ex miembro del comando de Lagos.
El tema de qué hacer en segunda vuelta se viene discutiendo en diversos círculos del laguismo y la DC.
La semana previa al encuentro en el restaurante de Bellavista, los miembros del ex comando de Lagos que pasaron a formar parte del nuevo think tank del ex mandatario se reunieron en casa de la abogada y ex defensora pública Paula Vial para hacer seguimiento de los documentos y seminarios en los que están trabajando. Casi al final de la cita, a la que asistieron Álvaro García, Gloria de la Fuente, Iván Poduje y Francisco Soto, entre otros, hablaron de qué hacer en segunda vuelta. El grupo ratificó la decisión de no hacer un llamado como colectivo. Entre los miembros del think thank hay distintas posiciones. Algunos, como De la Fuente, ya están trabajando en el comando de Guillier. Otros, como Álvaro García, no han desestimado respaldar al abanderado del oficialismo por responsabilidad política. Pero hay quienes como Soto -quien apoya a Goic- o Poduje que han admitido que están pensando no votar en segunda vuelta al no tener un candidato de su agrado.
El laguismo está disgregado, señalan en el oficialismo, y se ve difícil que se rearticule. Una parte ya está con Guillier, el grueso, sin embargo, votará por Goic en primera vuelta, y de no pasar la carta DC a la segunda vuelta, como avizoran las encuestas, para el balotaje se quedarán en casa y no irán a votar.
Tregua en la DC
La idea de no ir a las urnas en segunda vuelta también ha tomado fuerza en las conversaciones de algunos sectores de la DC.
Algunos, incluso, como el ex ministro Genaro Arriagada, han planteado en las discusiones de los últimos días con dirigentes de su partido la idea de hacer público que van a viajar fuera de Santiago para despejar cualquier duda de que vayan a votar por Piñera.
Son varias las figuras DC que tuvieron roles de primera línea en los gobiernos concertacionistas que ya han comenzado a manifestar en privado que apelarán al voto voluntario y no votarán en segunda vuelta, sin importar si la directiva DC llama el 20 de noviembre próximo a respaldar a Guillier. En esa línea están la ex ministra Mariana Aylwin y buena parte del grupo Progresismo con Progreso, entre los que se suman el ex ministro Edmundo Pérez Yoma, Jorge Burgos, el ex presidente del Banco Central José de Gregorio y los miembros de Cieplan: Alejandro Foxley, René Cortázar, José Pablo Arellano, según se desprende de las conversaciones que han tenido entre ellos. Otros, como el ex director de BancoEstado Pablo Piñera, hermano del abanderado de ChileVamos, prefiere guardar silencio cuando se le consulta sobre lo que hará en segunda vuelta. “No me des un presente griego”, dice a modo de excusa el “Polo” cuando le preguntan por quién votará.
Algunos parlamentarios falangistas calculan que el 60% de los militantes DC va a votar por el candidato de la centroizquierda que pase a segunda vuelta y se sumarán a la campaña de Guillier sin problemas si se cumple lo que señalan las encuestas.
El misterio es qué hará el otro 40%, cuántos no irán a votar el 17 de diciembre y cuántos estarán dispuestos a cruzar la frontera y apoyar a Piñera.
La tensión al interior de la DC amenazó con fracturar a la colectividad antes de llegar incluso a la primera vuelta. Mientras la disidencia, que encabezan los diputados Víctor Torres y Yasna Provoste, promovieron una carta exigiendo suscribir antes del 19 de noviembre un acuerdo de apoyo mutuo de la centroizquierda con miras al balotaje, sectores de la DC liderados por el ex timonel falangista Gutenberg Martínez pedían que se dejara la decisión pendiente y otros sostenían que la definición estará en manos de la junta nacional DC, la que tenía que ser convocada varios días después de la primera vuelta.
El lunes 23, tras varias gestiones del vicepresidente DC Matías Walker, los distintos sectores del partido pactaron una tregua. El acuerdo, ratificado ese día por el consejo nacional de la DC, estableció que el 20 de noviembre, al día siguiente de la elección de primera vuelta, el mismo consejo definiría qué hacer para el balotaje.
Dirigentes DC admiten que la mayoría del consejo es partidaria de llamar a votar por Guillier sin poner sobre la mesa grandes exigencias programáticas, lo que aseguraría un pronto reagrupamiento de la centroizquierda. A cambio, sin embargo, la disidencia debió ceder en un punto crucial para el futuro de la centroizquierda. El llamado a votar por Guillier, señalan fuentes de la directiva, no incluirá el ingreso inmediato de los falangistas a un nuevo bloque político ni a un eventual gobierno de Guillier.
Este acuerdo desactivó en cierta medida el riesgo de renuncias de algunos personeros DC, algo que estuvo en las conversaciones de los militantes y dirigentes desafectados de la Nueva Mayoría.
Para un sector de la DC es impensable seguir formando parte de una coalición política con el PC, más aún si Fuerza de Mayoría busca alianzas con parte del Frente Amplio. La apuesta de esos falangistas es a recuperar poder e influencia en un Congreso sin mayorías claras, convirtiendo a la DC en el voto dirimente en los grandes proyectos.
Pese al acuerdo alcanzado el lunes 23, algunos creen que la decisión que tomará la DC en torno a la segunda vuelta el 19 de noviembre próximo volverá a tensionar al partido. Según varios dirigentes falangistas, en ese consejo nacional, Gutenberg Martínez levantará la idea de que el partido no llame a votar por Guillier, sino que haga un pronunciamiento menos explícito, simplemente a no votar por Piñera. De todos modos, saben que esa jugada tiene riesgos, entre ellos, el que se les acuse de ser “los Emilio Riquelme” de Guillier, es decir, que se les endose la derrota del oficialismo por no respaldar al candidato de la centroizquierda.
Las conversaciones al interior de estas corrientes seguirán la próxima semana, con la esperanza de alcanzar una decisión formal que ponga fin a las dudas que vienen arrastrando desde mazo pasado.
Hacia un nuevo referente
La creciente desafección en esta élite concertacionista con la Nueva Mayoría ha ido derivando en una idea colectiva, que podría ver la luz en marzo o abril próximo, dependiendo de cómo se rearme el escenario político tras el 19 de noviembre. Se trata de la creación de un nuevo movimiento que reivindique la existencia de la socialdemocracia en la política chilena y, de paso, resguarde los valores que inspiraron las políticas públicas de la Concertación. Por una parte, la idea ha sido impulsada desde el laguismo, pero, por otra, varios próceres DC -como Jorge Burgos o Gutenberg Martínez- han comenzado a mirar con cierta simpatía esta idea.
El análisis compartido es que hoy la centroizquierda que entonces forjó los gobiernos de la Concertación está abandonada y que de ellos depende que vuelva a activarse con miras a las generaciones futuras. En ese sentido, advierten, ya ha habido conversaciones entre el mundo del laguismo y figuras de la DC, el PS y el PPD que participaron en la Concertación, sobre una mirada de Chile de largo plazo, más socialdemócrata y “gradualista”. Si bien la existencia de este nuevo grupo está en una etapa preliminar, algunos se atreven a decir que en abril podría llegar a debutar en forma.
En esas conversaciones han participado también figuras más jóvenes vinculadas al laguismo, como el mismo Poduje y el ex director de Un Techo para Chile Sebastián Bowen. Y Ricardo Lagos, por supuesto, estaría pensando en esta idea, aunque aún es incierto el rol que se decidirá a jugar el ex mandatario.
“La idea es pensar el futuro de Chile, poniendo atención en lo que pasa en otros países del mundo, como Canadá, Francia o Nueva Zelandia. Los viejos vamos a tenernos que poner a disposición de los más jóvenes que tienen el mismo espíritu. Queremos formar un movimiento o grupo de gente que quiera pensar, que no se vincula con los partidos y que está al margen de la coyuntura”, explica Carlos Vergara, reconocido miembro del laguismo.
La idea es vista con muy buenos ojos en figuras de la DC como Martínez o Burgos. En ese círculo comentan también que un refuerzo clave para la fuerza de este movimiento tendrá que ver con quienes sean electos en las próximas parlamentarias. Así, si dirigentes como José Miguel Insulza o Camilo Escalona (ambos PS) logran llegar al Senado, de la mano de la reelección de Ricardo Lagos Weber (PPD) e Ignacio Walker (DC), tendrían una buena infantería para promover las ideas socialdemócratas en la Cámara Alta. A ello se suman figuras que no les toca reelección en esta vuelta, como Felipe Harboe o Carlos Montes.