El referéndum esquivo
Hay cosas que solo ocurren en Venezuela. Hacer una consulta popular para saber si el gobierno al mando defiende lo que tiene que defender es una de ellas.
O es el éxtasis de la democracia –la evidencia indica que el régimen anda muy flojo en esa asignatura– o hay, tras bambalinas, otros intereses. Mover a sus “fieles” pensando en las presidenciales de 2024 e insuflar el bendito “espíritu patriótico”, tan mancillado después de una década –al menos– de despropósitos, pudiera ser una lectura nada despistada.
El domingo próximo habrá, pues, el referéndum sobre el Esequibo. Para saber si lo que pensamos que es nuestro es efectivamente nuestro. El asunto no se define en una votación sino en instancias internacionales, pues se trata de una reclamación territorial que involucra a una contraparte, en este caso la República Cooperativa de Guyana.
Como hay prisa –la consulta se armó de un mes para el otro–, no ha habido tiempo para el debate. No es eso lo que interesa. Lo que el régimen de Maduro quiere son los cinco sí a las cinco preguntas del referéndum. Está tan huérfano de aprobación que necesita los sí de los dedos de una mano para saber que una mano se compone de cinco dedos.
Pero vayamos a las cinco preguntas de marras. Individualidades como Ramón Guillermo Aveledo, Virgilio Ávila Vivas, Ramón Escovar León, Rocío San Miguel, Josmar Fernández, padre jesuita Arturo Peraza; también instituciones, como la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Averu), han alentado a participar. De esas lecturas, surge otra forma de responder cada pregunta del consultivo. Veamos:
Pregunta uno:
¿Apoya usted el acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba?
Es un SÍ, sin duda alguna.
Pregunta dos:
¿Apoya usted el acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba?
Otro SÍ, porque el Acuerdo de Ginebra ha sido un logro para los intereses venezolanos.
Pregunta tres:
¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?
Esta pregunta es un saludo a la bandera. La CIJ ya se declaró competente y por tanto la pregunta ni aporta ni resuelve nada. El voto es NO, o nulo.
Pregunta cuatro:
¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios, conforme a derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar de manera ilegal y en violación del derecho internacional?
SÍ. Venezuela siempre tuvo una posición consistente al respecto, hasta que el fallecido presidente Hugo Chávez cambió la postura histórica del país y ahora debe enmendarse el error.
Pregunta cinco:
¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la integración actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?
NO. Se trata de un territorio en reclamación y hay que actuar apegado al derecho internacional, para evitar una tensión excesiva con el país vecino y defender nuestros derechos en las instancias correspondientes. La amenaza que entraña esta pregunta en nada beneficia la posición venezolana.
En la semana previa a la votación, la CIJ puede pronunciarse sobre las medidas provisionales solicitadas por Guyana. Hay que estar muy pendientes. Al régimen venezolano –si en verdad pretende defender los derechos venezolanos sobre el Esequibo y no hacer politiquería– hay que exigirle actúe de acuerdo con el criterio de juristas expertos, historiadores, geógrafos y especialistas en seguridad nacional para preparar la contramemoria que Venezuela tiene que presentar el 8 de abril de 2024. Esa cita SÍ es crucial para el interés nacional.