El sueño de Ayuso
Lo suyo, lo que la diferencia, eso que potencia de sí misma, es su lado positivo. Ella misma se deja llevar por él, se contagia de su propio discurso, se viene arriba con sus propias intervenciones
Llega Ayuso a ABC a primera hora sin cara de lunes. Nadie diría que, además, es lunes de campaña. Ella -y su equipo- vienen con alegría, señor. El secreto no es el azul PP-klein de su sastre de firma madrileña, aunque ayuda. Confiesa la baronesa popular que duerme a pierna suelta y aquí media España, da igual color político, la envidia. Claro, las encuestas a favor. Melatonina pura. Que no, que no, que no las lee, salvo los titulares de la prensa. Asegura que no cambia su discurso ni su modo de hacer por lo que digan los sondeos. Es su premio a los que sí la aprueban.
Isabel Díaz Ayuso es una influencer y lo sabe. Eso supone estar en el ojo del huracán. Ella misma es un poco torbellino. Rodeada de los periodistas de ABC no quiere dejar a ninguno sin atender. Está cómoda. Domina los tiempos, los papeles y, hoy, también los taconazos. Disfruta el momento, lo reconoce. Lo que no quita que algunas cosas le quiten el sueño. La familia. Bildu. Todo está en los titulares.