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¿Elecciones?

 

Sigue siendo contradictorio, por no decir ilógico, empujar la barra hacia las elecciones presidenciales de 2024 como única acción opositora. Faltan alrededor de 15 meses para llegar a tan ansiado año, pero nada ha cambiado en el sistema comicial y la oposición sigue sin ponerse de acuerdo, aunque ya algunos asomen propuestas de fechas para las primarias. ¿Deben ser la prioridad?

Carlos Ocariz, de Primero Justicia, ha dicho públicamente en dos ocasiones que propone el 24 de junio de 2023. Para ello insiste en que hay que nombrar una junta electoral que organice todo. Quizás esto sea viable en el tiempo que sugiere, y con esta elección, afirma, se darían respuestas a los opositores del gobierno de Nicolás Maduro.

En realidad, lo que ocurriría con ese resultado es que para el 25 de junio la gran mayoría que quiere salir de esta tragedia de gobierno sabría quién llevaría la carga de una campaña que no será fácil y que no solo debería estar basada en propuestas gubernamentales; además, y mucho más perentorio, se aseguraría de conseguir las condiciones necesarias para garantizar una verdadera elección del próximo presidente de Venezuela.

Y es deseable que los partidos y postulantes sean conscientes de que el trabajo es arduo y que no se tratará solo de pasear por todo el país, repartir besos y abrazos y repetir consignas ya desgastadas. La verdadera pelea se tiene que dar para restituir las garantías democráticas de los comicios. ¿Estará dispuesto el precandidato que salga favorecido a presionar para resolver detalles como los que denunció recientemente Súmate?

La organización no gubernamental tiene tiempo alertando que tal como está el registro electoral, no es garantía de transparencia. Lo último que ha señalado es que han ocurrido ciertos movimientos de electores atípicos y anormales. Solo entre enero y abril de este año las reubicaciones de votantes superaron las nuevas inscripciones en 213%.

“En la mayoría de los estados, la cantidad de reubicaciones y fallecimientos en promedio mensual superaron a los nuevos inscritos en el registro electoral”, indicó Súmate en un comunicado publicado en Twitter. Insisten en que el directorio del Consejo Nacional Electoral debe dar explicaciones sobre este y otros fenómenos detectados. Hay 3,5 millones de venezolanos en edad de votar que no están inscritos, 1 millón de ellos en el exterior.

Las irregularidades fueron mencionadas el 8 de septiembre. Aún faltan unos meses para que acabe 2022. ¿Es pertinente entonces que los opositores comiencen una campaña electoral interna para las primarias cuando ni siquiera se maneja un registro electoral medianamente actualizado? ¿Qué proponen sobre este detalle del registro electoral los aspirantes a candidatos? ¿Es la pelea más urgente tener un candidato presidencial? Si es así, ¿está dispuesto el que salga electo a conseguir las condiciones necesarias para que los comicios sean realmente democráticos?

Estas son, también, preguntas que necesitan respuesta urgente. No se trata solamente de procurar que los venezolanos en el exterior voten, sino que todos los que estén en edad para hacerlo, dentro y fuera del país, puedan ejercer su derecho con transparencia. Y esto es solo lo que tiene que ver con el registro electoral. Hay muchas otras condiciones que de no cumplirse ponen en duda cualquier triunfo opositor. ¿Vamos a seguir en lo mismo?

 

 

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