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ELECCIONES EEUU: Los Demócratas y Dalek-Trump

 

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La verdad es que todo el tumulto existente en las primarias y caucus del partido Republicano ha opacado hasta cierto punto el hasta ahora más o menos apacible transcurrir del proceso de elección candidatural de los Demócratas, el actual partido de gobierno, el partido de John Kennedy, Franklin Delano Roosevelt, Lyndon Johnson y ambos Clinton, el expresidente y la aspirante a ser. Y, claro, también de Jimmy Carter, por mencionar a uno de los peores presidentes de la historia reciente.

 

 

«Fantasia», de Walt Disney, con un extracto del primer movimiento de la Sexta Sinfonía.

 

 

Comentando la cosa con un amigo conocedor del asunto, llegamos a la conclusión de que si hubiera que buscar imágenes que representara ambos enfrentamientos, en el caso de los Demócratas sería la Sinfonía No. 6 (la “Pastoral”), de Beethoven, específicamente su primer movimiento, “Allegro Ma Non Troppo”; y para la actual guerra civil republicana, el ya legendario enfrentamiento entre el Dr. Who, el perenne viajero del espacio que desde 1963 entretiene a millones de televidentes en el Reino Unido y el resto del mundo, y sus enemigos mortales, los Daleks. El problema es que en esta temporada electoral republicana el Dr. Who (conocido como “el hombre que detiene a los monstruos”) se fue de vacaciones, y los candidatos que quedan parecen querer aspirar a ser Daleks de la peor cepa. Es quizá momento de recordar que la palabra favorita de los Daleks es “Exterminate!”.

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La actual dupla que combate el mal: el más reciente Dr. Who (Peter Capaldi), y su asistente Clara Oswald (Jenna Coleman), cruzando, a la manera Beatle, seguidos de varios Daleks.

Ahora, un trailer de la BBC, sobre los Daleks, y sus maldades cometidas, entre 1963 y 2015.

 

 

 

 

Pero lo que debe destacarse en verdad es que gracias a los Daleks republicanos, esta imagen apacible de los Demócratas va a cambiar, ya que a medida que la candidatura de Dalek-Trump ha ganado delegados en las diferentes primarias y en los caucus, prominentes dirigentes Demócratas que apoyan a Clinton se han reunido con el fin de preparar respuestas a la posible pregunta: ¿Cómo derrotar a Trump en la elección general?

 

Uno de quienes han insistido más en que no hay que subestimar al candidato-empresario es el expresidente Clinton. Junto a otros, ha afirmado que Trump ha medido como nadie el estado de ánimo del electorado, y que debe elaborarse una cuidadosa estrategia para enfrentar a un enemigo dispuesto a todo para ganar; un rival que posee todo tipo de fallas, pero que es determinado, infatigable e implacable.

 

Bill Clinton ha señalado que Trump es el candidato ideal en esta era de “elecciones Instagram”, con votantes que quieren soluciones no detalladas, o argumentadas, sino lemas del tipo “construyamos un muro”, o “prohibamos la inmigración musulmana”, que tanto usa Trump.

 

Los Demócratas se están preparando para un escenario en que, cualquiera que sea el candidato rival, será tan negativo para el país como agresiva será su campaña (cosa en la que asimismo concuerdan destacados militantes, dirigentes y simpatizantes republicanos). Mientras tanto, observan la confrontación creciente, a nivel personal (y que no deja afuera ni a las esposas de los candidatos) entre Dalek-Trump y Torquemada Cruz.

Un segundo dato a destacar es que los Demócratas tienen que desmontar la muy repetida afirmación de Trump de que los actuales problemas nacionales “no pueden ser resueltos por un político profesional”. Y en privado, decenas de investigadores (en unidades de “diligencia debida”, due diligence) están revisando miles de datos, de información histórica y de los negocios del empresario, con el fin de construir las fórmulas argumentales que lo confronten.

En tercer lugar, varios temas surgen entonces como fundamentales: el temperamento, que lo traiciona en todo momento; su incapacidad manifiesta para aspirar a un cargo como la presidencia del país; su misoginia, sus ataques a todas las minorías, a quienes piensan diferente; sus afanes divisionistas. Su anti-intelectualismo; puesto a escoger entre instinto y conocimiento, Dalek-Trump siempre elige el instinto. Asimismo, deben demostrar que Trump no puede ser, no ha sido nunca, el campeón defensor de ninguna causa, salvo la suya. Por ello, varios avisos Demócratas están comenzando a atacar a a Trump con mensajes como “Estos no son valores norteamericanos: Racismo, Sexismo, Intolerancia, Discriminación, Desigualdad”.

Para Matthew Dowd, un estratega republicano, “Hillary ha construido un supertanquero, y está lista para enfrentarse a un barco de piratas somalíes”.

Quizá el arma más poderosa sea el propio Dalek-Trump, gracias a su incontinencia verbal. Y no es solo que habla mucho, sino que usa la palabra, dentro de un guión muy repetido, casi exclusivamente para agredir, y luego, cuando se da cuenta de que se ha excedido, pide excusas rápidas y cambia de tema (es decir de punto de ataque). Lo mejor que le puede pasar a sus rivales es que siga haciendo comentarios denigrantes contra la mujer, contra los latinos, o contra cualquier grupo humano que se le antoje.

La ofensiva anti-Trump se diseña de tal forma que le genere pérdidas de apoyos en grupos electorales fundamentales y específicos, como el voto femenino de los suburbios (hasta ahora no muy convencidas de apoyar a Clinton), o el latino. Y no sólo para que estén en contra del posible candidato del GOP, sino animándolos a que vayan a votar.

Es obvio para cualquier observador de la campaña que la muchedumbre de pre-candidatos republicanos asumieron el siguiente guión táctico: “no atacar a Trump para no molestar a sus votantes”. Ello es una prueba de los graves errores de juicio cometidos por tales aspirantes. Alguien debería haberles dicho que los votantes atraídos por Dalek-Trump no quieren tener nada que ver con quienes no ofrezcan la misma receta de ira, desilusión, pesimismo y venganza. Si no, pregúntenle a Marco Rubio, que todavía no sabe qué autobús lo atropelló.

En cambio, la imagen que mostrarán los Demócratas sería la de un Trump “empresario insensible y despiadado”, enfrentado a los intereses de los trabajadores, y con un temperamento peligroso para ejercer la presidencia.

El objetivo hoy (de todos los Demócratas y de algunos republicanos) es que Trump no logre la mayoría en el número de delegados, y llegar así, por primera vez en mucho tiempo, a una convención disputada, no simplemente aclamacionista. Pero Trump acaba de afirmar que él no apoyará a ningún candidato que no sea él. Nuevos, oscuros escenarios posibles podrían cernirse sobre el atribulado establishment republicano. 

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A punto de enviar esta nota, se publica la última encuesta Associated Press-GfK (el jueves 7 de abril); sus resultados no pueden ser sino bienvenidos: concluyamos esta entrega señalando algunos de sus resultados más significativos:

-La impopularidad que se ha labrado Dalek-Trump entre sus conciudadanos está alcanzando cotas sin precedentes en un precandidato presidencial. La mayor parte de la sociedad norteamericana está emitiendo un juicio de valor condenatorio de Dalek-Trump y sus acciones. 

A siete de cada diez votantes, incluyendo casi la mitad de los votantes republicanos, no les gusta Dalek- Trump.

-Más del 60% de todos los votantes, y un 31% de republicanos, afirman que jamás votarían por Trump.

-Dicha postura negativa ha ido creciendo al pasar los meses. Desde mediados de febrero, ha crecido un 10%. 

-Esta postura predomina entre votantes hombres y mujeres, jóvenes y mayores, liberales, moderados y conservadores, blancos, latinos y negros. 

-Incluso en los estados de sur, donde Trump ganó casi todas las primarias, un 70% lo rechaza.

-Estas mayorías afirman que Trump no puede ser calificado de «cortés, compasivo o agradable». 

-Finalmente, el único grupo que destaca su apoyo mayoritario a Trump (68%) son aquellos que se identifican como republicanos y miembros del Tea Party. Ninguna sorpresa aquí. 

La encuesta, a 1.076 ciudadanos en todo el país, se realizó entre el 30 de marzo y el 4 de abril, y tiene un margen de error del 3.3%.

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