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España: La nueva competición ideológica de los partidos: un resumen gráfico

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Las elecciones del pasado 20 de diciembre nos dejaron un profundo cambio en la estructura de la competición partidista. Un cambio que llevaba años gestándose, y que finalmente cristalizó en una imagen que ahora podemos recuperar, gracias a la publicación de la encuesta post-electoral del Centro de Investigaciones sociológicas.

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Como cabía esperar, el escenario es poblado y tumultuoso, sobre todo entre el 1 y el 5 de la escala de auto-ubicación ideológica. Los votantes de Podemos e IU se antojan bastante similares, y una suerte de réplica solo un poco más de izquierdas que los del PSOE. C’s, por su lado, es el espejo de los socialistas hacia el centro y el centro-derecha. Más allá, el PP se acuesta cómodamente sobre la derecha y la extrema derecha. Un espacio aparentemente amplio, pero que en realidad no será suficiente para conseguir mayorías que garanticen un gobierno popular.

La historia de cómo hemos llegado hasta aquí es más o menos conocida, pero ahora que disponemos de la encuesta post-electoral es posible reconstruirla punto por punto, teniendo en cuenta los tres últimos comicios generales.

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En 2008, el PSOE dominaba la izquierda y era capaz de acaparar una parte sustancial del voto de centro, si bien siempre por debajo del PP. Para 2011, los socialistas se habían llevado un enorme mordisco en todo el espectro ideológico a su alcance, pero el más doloroso en votos fue en el centro-izquierda, de manera que el PP fue capaz de llegar incluso a los electores del 4. Entre 2011 y 2015, el PP se retiró del centro a su trinchera conservadora, dejando a C’s este espacio. Mientras, por la izquierda, Podemos recogía lo que el socialismo se dejaba e IU no era capaz de alcanzar entre el 1 y el 3, como se ve en el siguiente panel con mayor detalle.

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En tanto que, por el momento, C’s es capaz de dominar el centro (si bien el 5 es un terreno enormeme disputado, donde todos, hasta Podemos y el PP, tienen algo que decir), el espacio para el PSOE es realmente estrecho. Pero en realidad lo es más por la izquierda, a tenor de lo que piensan de él en ese lado del espectro. La siguiente tabla muestra dónde colocan los votantes a cada partido. El CIS pregunta en su encuesta en qué posición del eje ideológico piensa que se encuentra tal o cual formación, y luego ofrece la puntuación media segmentada por recuerdo de voto. Así, puede verse dónde está cada partido según el criterio de todos los votantes, de sus votantes, y de los aquellos que votaron a su competencia electoral directa, sea a la derecha o a la izquierda. También he incluido la auto-ubicación media de los votantes de cada partido al ser preguntados por su propia posición ideológica.

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La formación que compite con el PSOE por la derecha, C’s, tiene votantes que ven a los socialistas de manera muy similar a como se ven a sí mismos. Por contra, los de Podemos lo ven mucho más a la derecha. Muchísimo más que su propia ubicación. Con Podemos pasa lo contrario: los de IU le ven de manera relativamente similar a como lo ven sus propios votantes, y la diferencia para los socialistas es mayor. Por la derecha, C’s coloca al PP en el 8 de la escala, ientras ellos se ven por debajo del 5,5. En general, las distancias entre auto-ubicación y visión del rival son considerables, también entre la auto-ubicación de los votantes del PSOE y dónde ven a C’s. Una importante salvedad se da en el caso de IU-Podemos y confluencias, donde la alineación es tal que es fácil de entender una hipotética candidatura conjunta.

Los datos nos dejan con una sensación paradójica. Por un lado, el equilibrio no parece nada estable, sobre todo para un PSOE que se ve atrapado entre dos fuerzas sin tener una salida clara, resistiendo en un espacio ideológico reducido. Pero al mismo tiempo los votantes expresan diferencias muy significativas entre dónde creen que se encuentran ellos, su partido y los rivales. Es posible que éste sea un efecto de la actual dinámica del debate, y que se vaya reajustando a medida que el voto se coordine alrededor de algunas candidaturas para dejar otras de lado. Al fin y al cabo, sabemos que la posición ideológica en la escala 1-10 es considerablemente sensible a factores coyunturales o de identificación partidista, y hasta cierto punto los individuos reajustan su posición y la del resto de partidos a medida que su criterio cambia. Pero también podría suceder que las posturas se solidifiquen durante la campaña que nos viene, y que nos hallemos ante un cierto equilibrio, al menos a corto y medio plazo. La escasa flexibilidad a la hora de llegar a acuerdos en la negociación (tanto por los líderes como por sus votantes) se explica en parte por esta suerte de estabilidad inestable, de enrocamiento ideológico combinado con la posibilidad de ganar en un futuro no muy lejano. Podemos ve al PSOE lejos de sus postulados, pero al mismo tiempo quiere superarles y convertirse en el nuevo actor principal de la izquierda, algo que no se logra sin la base de votantes socialistas de en torno al 4. Y al revés, el PSOE observa a Podemos como una formación nada cercana pero también ve con envidia cómo han logrado hacerse con una izquierda (2-3) que antes les pertenecía. Lo mismo puede decirse del centro y de la derecha, con C’s siendo tildado de “traidor” por miembros de un celoso PP, y al mismo tiempo explorando un centro-izquierda que daba elecciones en el pasado a rojos y a azules. Un nudo de difícil solución.

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