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Espionaje y falsas noticias en países miembros del ALBA (PARTE 1)

Reunión del ALBA

El reporte presentado por la University of Toronto revela cómo las fuerzas políticas del llamado Socialismo del siglo XXI apuestan por la guerra cibernética para controlar a la oposición

El espionaje, la contra información o el robo de ella, así como las falsas comunicaciones y la suplantación de identidad tienen lugar a manos de hackers especializados que son contratados por países miembros la Alianza Bolivariana para América (ALBA), para producir campañas sucias contra figuras políticas, periodistas, líderes de opinión o grandes empresarios.

Así lo muestran las investigaciones que realizó el equipo de especialistas en informática de la organización Citizen Lab, de la institución académica canadiense University of Toronto, que publicó un amplio estudio de este tipo de actividad en América Latina, en los últimos 10 años.

Denominados por el equipo de investigación como los “packrats”, tales ataques han sido promovidos principalmente en Brasil, Venezuela, Ecuador y Argentina, siendo Venezuela y Ecuador los centros desde donde estos equipos han lanzado sus ataques, dentro de los parámetros del llamado socialismo del siglo XXI.

El estudio abarcó un período de 7 años, desde 2008 a 2014, y señala que: “La naturaleza y distribución geográfica de los objetivos parecen apuntar a un patrocinador o patrocinadores con intereses políticos regionales”.

Y añade: “Los atacantes, a quienes los llamamos packrats, han demostrado un agudo interés sistemático en la oposición política y en la prensa independiente en los llamados países del ALBA y sus regímenes aliados”.

Explica el estudio que después de observar una ola de ataques en Ecuador en el 2015, “vinculamos estos ataques a una campaña activa en Argentina en el 2014. El objetivo en Argentina fue descubierto cuando los atacantes atentaron contra los dispositivos personales del fallecido fiscal Alberto Nisman y el periodista Jorge Lanata, reconstruyendo sobre lo que nosotros habíamos descubierto acerca de estas dos campañas. Luego rastreamos las actividades del grupo hacia atrás hasta 2008”.

La investigación une muchas piezas de tales campañas, desde los llamados malware y phishing hasta comandos y controles de infraestructuras distribuidos a través de Latinoamérica.

También refleja falsas organizaciones en la red de internet que han creado los packrats en Venezuela y Ecuador.

¿Quién es responsable?

“Evaluamos muchos escenarios y consideramos que lo más probable es que los packrats están financiados por actores o personajes del Estado. Sin embargo, no concluimos que operan con un patrocinador en particular”.

El trabajo de estos hackers se ha dirigido sistemáticamente a los perfiles de altas figuras políticas, periodistas y otras personalidades de interés en muchos países. En total los investigadores detectaron al menos12 comandos de control y números IP, desde donde se enlazan virus que conectan los mismos servidores que realizan la infección de archivos, conocida como rats.

Asimismo, el estudio define la existencia de controladores de dominios y más de 30 tipos de malware que se conectan a los mismos servidores que hacían rats.

De esta manera, la llamada red packrat también “favoreció estrategias políticas mediante la creación y mantenimiento de falsos grupos de oposición en esos países con el objetivo de crear bases de datos de opositores y dirigir sus malware y phishing para infectar los dispositivos de personas de oposición”.

Con estos mecanismos, estos grupos falsos, que producían contra información, o campañas de desinformación, servían de plataforma para identificar opositores radicales y entrar en sus dispositivos para “engancharlos, espiarlos y estudiarlos”.

De cualquier manera, la utilización de hackers para promover informaciones falsas en la política no es exclusiva de la izquierda socialista latinoamericana. Importantes asesores en campañas políticas del campo liberal han acudido a estos especialistas en la utilización los virus cibernético, tipo malware, y la suplantación de identidad, al estilo phishing, para conseguir objetivos electorales ,como lo reveló el hacker colombiano Andrés Sepúlveda, quien formó parte del equipo de campaña de Enrique Peña Nieto, en México, para quien dirigió un equipo para robar información sobre estrategias de campañas de los adversarios y crear falsas corrientes de opinión, integrando así a equipos hackers a operaciones políticas.

Espionaje en Venezuela

Las actividades de espionaje contra figuras políticas, campañas y contra información, ataques de hackers a medios de comunicación han estado a la vista en una Venezuela altamente polarizada.

La necesidad del control de la información se inició desde la implantación de la llamada Hegemonía comunicacional, que fue un plan que se profundizó con la compra de medios de comunicación y leyes restrictivas. Recientemente, el propio ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, anunció que es necesario la creación de una fuerza especial “ciberguerra” e “incluir el máximo uso de los medios convencionales” (radios y televisión pública y privada) “y no convencionales” (redes sociales) contra la virtual “guerra de cuarta generación” que padecería la “revolución socialista”. Indica el jefe militar que es necesario tomar conciencia de una nueva doctrina de “ciberdefensa” como política de Estado y plantea la necesidad de adquirir equipos tecnológicos para contrarrestar a los eventuales hackers.

Pero la realidad es que a la par de la estrategia comunicacional, dos organismos de contra inteligencia se ocuparon del trabajo de espionaje hacia opositores: el SEBIN y la Dirección de Contra Inteligencia Militar (DGCIM). Junto a ellos han trabajado otros organismos de análisis de información y de espionaje electrónico como lo ha sido el CESPPA, Centro de Seguridad y Protección de la Patria, que utiliza plataformas de análisis como Waston desarrollada por IBM a fin de procesar gran volumen de data que proviene justamente de las actividades de espionaje a través de medios electrónicos, equipos de intervención telefónica y especialmente de los equipos de hackers que acceden a las cuentas privadas de correo, dispositivos electrónicos y computadoras mediante sistemas de malware y phishing.

En Venezuela abundan los casos de portales y cuentas personales de figuras políticas y periodistas críticos que han sido hackeadas por estos grupos. Conversaciones privadas han sido expuestas públicamente en los programas de televisión que tienen como anclas a importantes figuras de la política y campañas que no solo se extienden a los medios y portales bajo control del Gobierno, sino a las redes en donde actúan miles de usuarios alineados al Gobierno, conocido en Venezuela como Guerrilla comunicacional, y otro grupo llamado Patriotas Cooperantes, cuyas acciones de forma anónima han llevado incluso a prisión a decenas de activistas civiles y militares acusados de conspiración.

El equipo de Citizen Lab ubicó a Venezuela como uno de los principales centros, desde donde se dirigieron ataques, a través de cuentas y dominios, que orientaron sus campañas contra figuras del continente.

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