Fabricio Alvarado lidera elecciones en Costa Rica pero habría segunda vuelta
Ningún candidato alcanza aún el 40 % necesario para ganar en primera vuelta. Sigue conteo de votos.
El diputado y cantante evangélico Fabricio Alvarado lideraba las elecciones del domingo en Costa Rica, pero sin la ventaja suficiente para evitar una segunda vuelta en la que se enfrentaría con el candidato oficialista de izquierda.
Con el 75,1 por ciento de las mesas escrutadas, Alvarado encabezaba las preferencias con un 24,9 por ciento de los votos, seguido por el izquierdista Carlos Alvarado con el 21,4 por ciento.
El empresario bananero Antonio Álvarez Desanti había subido al segundo lugar en los primeros resultados, pero fue cediendo su ventaja ante Alvarado y, con el 18,9 por ciento de los votos, reconoció su derrota.
«La democracia lo ha colocado (a Carlos Alvarado) en esta segunda ronda«, dijo Álvarez Desanti en un discurso ante sus seguidores. «El pueblo ha tomado una decisión que no nos es favorable y debemos respetarla».
De mantenerse la tendencia, será la tercera vez en su historia que Costa Rica, la democracia más antigua de América Latina, elegirá presidente en una segunda vuelta, luego de que el voto se atomizara entre 13 candidatos tras una reñida campaña centrada en el matrimonio igualitario.
Fabricio Alvarado, cantante de música cristiana y expresentador de televisión de 43 años, llegó como favorito con su promesa de oponerse a una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obliga al país a legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El diputado galvanizó, así, gran parte del voto de la creciente población evangélica del país, un 15 por ciento de los casi 5 millones de habitantes. Alvarado, electo en 2014 como único diputado del partido Restauración Nacional, conforma con otros legisladores evangélicos un frente común en la Asamblea que se opone a la agenda progresista del presidente Luis Guillermo Solís en temas como la diversidad sexual, fecundación in vitro o el aborto.
Casado y con dos hijas, el salmista ha destacado en los debates por sus mensajes bien articulados y su dominio del medio, sacando rédito de su carisma artístico y su experiencia como presentador de televisión.
Su plan de gobierno incluye medidas de austeridad en el gasto público, anticorrupción y creación de empleo con inversión extranjera. Pero no ha precisado acciones económicas concretas. Aunque su programa electoral reconoce la necesidad urgente de una reforma fiscal para fortalecer las cada vez más debilitadas arcas públicas, el candidato ha asegurado en varias entrevistas durante la campaña que no subirá los impuestos, un tema ampliamente rechazado por los costarricenses.
Auge conservador
El auge de los conservadores también le dio impulso a Carlos Alvarado, exministro de 38 años y cercano aliado del presidente de centroizquierda Luis Guillermo Solís, quien fue recuperando terreno pese al desencanto de sus bases por los casos de corrupción que salpicaron al Poder Ejecutivo.
Por su parte, Álvarez Desanti, del poderoso partido Liberación Nacional, apostó por hacer más conservador su discurso y prometer estabilidad y experiencia para su gobierno.
Conocidos por su talante moderado y su lema «pura vida», que invita a tomarse la vida de forma relajada, los costarricenses asistieron a una campaña inusualmente agresiva, donde los programas para solucionar el creciente déficit fiscal y la criminalidad récord quedaron opacados por las consignas morales.
Solís, quien no puede postular a la reelección inmediata, se convirtió hace cuatro años en un fenómeno electoral al romper contra todo pronóstico décadas de bipartidismo. Pero desde entonces, su popularidad ha ido cayendo desgastada por los escándalos y su fracaso por lograr una urgente reforma fiscal.
Los costarricenses también eligieron a los 57 miembros del Congreso. Según resultados preliminares, el Partido Liberación Nacional (PLN), de Álvarez Desanti, lograba retener la mayoría de los curules con 17 asientos, seguido del partido Restauración Nacional, de Fabricio Alvarado, con 14 puestos. El oficialista Acción Ciudadana (PAC) se quedaba con 10 curules.
Religión, corrupción y crimen
Casi 32.000 personas están registradas además para votar en 52 consulados en el mundo. Fabricio Alvarado se disparó en las intenciones de voto por su postura contraria al matrimonio homosexual, luego de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos se declarara a favor de ese tipo de uniones, en una opinión emitida el 9 de enero.
El politólogo Felipe Alpízar, director del CIEP, explicó a la AFP que el apoyo al diputado evangélico se explica por la tendencia conservadora de la sociedad costarricense, que en proporción de dos a uno se posiciona contra temas como el matrimonio homosexual, el uso recreativo de la marihuana y el estado laico.
«Puede ser una cosa coyuntural, no necesariamente se va a mantener en el tiempo, pero (esa tendencia) explica buena parte del crecimiento de Fabricio Alvarado», comentó Alpízar. Antes de la opinión de la Corte Interamericana, la elección estuvo dominada por el rechazo a la corrupción, provocado por un escándalo en torno a la importación de cemento chino, que reveló una red de tráfico de influencias en los tres poderes del Estado.
También la inseguridad motivó la intención de voto ante un drástico aumento en el número de homicidios, que en 2017 alcanzó 12,1 por cada 100.000 habitantes, el más alto en la historia del país. Con esos temas en la agenda, el abogado penalista Juan Diego Castro, del minúsculo Partido Integración Nacional, se perfiló hasta diciembre como el favorito de los electores, pero su discurso de mano dura se agotó en la recta final de la contienda.