En el caso venezolano, sobran las palabras y la capacidad de asombro se está quedando corta…
En estos tiempos en que diversos actores internacionales -algunos de buena fe- siguen hablando de diálogo para resolver los problemas venezolanos, debe insistirse, una vez más, que el problema de fondo es sistémico, no de llegar a ciertos acuerdos políticos coyunturales, sino de cambiar total y radicalmente el régimen y sus políticas crecientemente autoritarias.
Todavía hoy, el régimen chantajea y boicotea la posibilidad de ayuda humanitaria internacional; todavía hoy, después de varias semanas de haber prometido cambiar, siguen en la cárcel los presos políticos -«personas detenidas», según el infeliz lenguaje del primer comunicado de la mesa de diálogo-; todavía hoy el gobierno sigue sin reconocer las facultades de la Asamblea Nacional.
Es demasiado obvio que el gobierno -la dictadura, que eso es lo que es- lo que quiere es ganar tiempo, en una huída suicida que está hundiendo cada vez más, si ello fuera posible, al país.
América 2.1