Francia, en pie contra la barbarie islamista
Este domingo se han celebrado millares de homenajes en otras tantas ciudades y pueblos de toda Francia por el profesor asesinado
«¡Nosotros somos Francia…!» gritó Jean Castex, primer ministro, ante la multitud que participaba la tarde del domingo, en la parisina Plaza de la República, en uno de los millares de homenajes que se celebraron este fin de semana en toda Francia, para denunciar la barbarie yihadista.
Emmanuel Macron, presidente de la República, ha convocado un gran homenaje nacional a Samuel Paty, el profesor degollado la tarde del viernes en Conflans-Sainte-Honorine, al oeste de París, víctima del fanatismo criminal de un ruso (checheno), musulmán fanático, que pudo contar con la complicidad de una decena de familiares y / o amigos.
Ese homenaje de Estado se celebrará el miércoles, en estrecha coordinación con la familia del profesor asesinado.
Anticipándose a esa celebración, cívica, el miércoles, el domingo se celebraron millares de homenajes, grandes, pequeños, medianos, en otras tantas ciudades y pueblos de toda Francia.
El más importante de esos homenajes, espontáneos, se celebró en la parisina plaza de la República, con la presencia de Jean Castex, primer ministro, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y Valérie Pécresse, presidenta de la región Isla de Francia.
Haciéndose eco de la más profunda emoción nacional, Castex se dirigió a las bandas de fanáticos islamistas, franceses administrativamente, en muchos casos, en estos términos, ante una multitud en comunión cívica: «¡No nos dais miedo! ¡No tenemos miedo! ¡Nosotros somos Francia!». Ese nosotros nombraba y nombra a la Francia profunda, de la más diversa sensibilidad política, unida, ante el mismo desafío de la barbarie islamista.
En la parisina plaza de la República, igualmente, Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa (FI, externa izquierda), se hizo eco de las palabras de Castex (conservador), de este modo: «Acogimos a los chechenos partidarios de la guerra civil. Es necesario que sepamos estar unidos. El objetivo de los asesinos es dividirnos. No lo conseguirán».
Ese tono único, del gobierno a la oposición de extrema izquierda, expresaba, en el corazón histórico de París, la misma e idéntica respuesta en toda Francia, la tarde del domingo.
«Yo también soy profesor. Pienso en ti, Samuel», decía una pancarta en la República. «Todos contra la barbarie» era una pancarta común, en París, en Lille, en Lyon, en Marsella. Alexandre, un estudiante de 23 años, declaraba en Orléans: «Todos tenemos que manifestarnos, en la calle, para combatir a los asesinos, proponiendo que vuelvan a publicarse las mismas caricaturas de Mahoma. ¡Viva la libertad de prensa…!».
«Nosotros somos el país de las Luces y la Libertad. No pasarán», repetían un grupo de maestras, en Rouen. «Estamos en Francia, no en Pakistán ni Afganistán», afirmaban un grupo de estudiantes de magisterio en Marsella.
La gran mayoría de las manifestaciones que se celebraron en varios millares de pueblos de Francia fueron espontáneas, la tarde del domingo. La presencia en la misma plaza de la República, del jefe del gobierno y uno de los líderes de la extrema izquierda, denunciando al unísono, la misma barbarie, tampoco había sido preparada.
El gran homenaje nacional que prepara Emmanuel Macron, para el miércoles, se inscriben en la pacífica «guerra» de fondo contra el «separatismo musulmán», que es una manera amable de hablar del yihadismo criminal. Gerald Darmanin, ministro del Interior, está ultimando una ley para combatir ese cáncer atroz.
Mientras las plazas de toda Francia repetían al unísono su «No a la barbarie yihadista», la fiscalía anti terrorista seguía interrogando a la familia y una decena de amigos y posibles cómplices del autor de la decapitación del viernes.