Democracia y Política

Guía para entender las elecciones en Venezuela

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Cuando un gobierno controla todos los poderes y los recursos, ir a votar deja de ser un acto democrático para ser un acto de rebelión

El 6 de diciembre habrá elecciones legislativas en Venezuela. No serán elecciones democráticas porque el fraude no solo ocurre ese día. Comienza mucho antes. Veamos algunos ejemplos.

Presos políticos

El líder de la oposición Leopoldo López se encuentra detenido sin sentencia judicial hace más de un año. Antonio Ledezma y Daniel Ceballos, ambos exalcaldes electos, también están detenidos bajo prisión domiciliaria. Los tres se suman a una larga lista de jóvenes, estudiantes, políticos, militares y simples ciudadanos que aún se encuentran presos por haber participado en protestas el año pasado.

Inhabilitaciones

En Venezuela no solo hay presos políticos, también hay políticos inhabilitados para competir. María Corina Machado fue desplazada ilegalmente de la Asamblea Nacional el año pasado. Luego de destituirla, el gobierno ordenó la prohibición de salida del país en su contra. Semanas atrás fue inhabilitada para participar en las elecciones legislativas sin fundamento legal alguno. Eso no solo significa una violación a sus derechos políticos, sino también una violación al derecho de los venezolanos a volver a elegirla como su representante en la Asamblea Nacional.

¿Libertad de expresión? No, gracias

En Venezuela los medios de comunicación libres no existen. Desde el cierre de RCTV en 2007, el gobierno ha avanzado en la creación de un sistema de hegemonía comunicacional a través del cierre de medios, la persecución a periodistas y dueños de medios, la cancelación de licencias, o la compra de grandes medios por parte de los “boliburgueses” que actúan como agentes del gobierno. Ya no existen canales de televisión o medios impresos de alcance nacional disponibles para la oposición. En este contexto, hacer campaña y llegar a la gente es una tarea casi imposible.

Circuitos electorales a la medida del oficialismo

En 2010, el chavismo reformó la ley electoral modificando los circuitos electorales, dándole mayor ponderación a aquellos distritos que tradicionalmente han votado por el gobierno. Para ganar las elecciones, la oposición necesita obtener 83 escaños y la única forma de lograrlo es venciendo en todos los circuitos reñidos y en muchos circuitos en los que jamás ha obtenido representación.

Maquinaria estatal y clientelismo: David vs. Goliath

Un estudio publicado recientemente muestra que, a enero de 2015, más de 2 millones y medio de personas son empleadas directamente por el Estado. Esto significa que alrededor de un 14% del padrón electoral tendrá miedo a votar en contra del gobierno por temor a represalias. Por otra parte, la destrucción del sector privado hace casi imposible a la oposición encontrar recursos para poder llevar adelante una campaña. A pesar de la terrible crisis económica y la caída de los precios del petróleo, el PSUV es un ministerio más y sus recursos son incalculables.

Estado mafioso

Diversos reportes periodísticos recientes han señalado al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, como el jefe de un cartel de narcotráfico. Dichos informes indican también que autoridades federales de Estados Unidos estarían preparando acusaciones formales en su contra. En estas circunstancias y con tanto para perder, ¿qué tan viable puede ser que el Gobierno se preste a reconocer una derrota electoral?

¿Observación electoral internacional? Tampoco

Semanas atrás, el gobierno venezolano anunció que no aceptaría ningún tipo de observación electoral en Venezuela. Esto ocurrió tras las declaraciones del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, de su predisposición a formar una misión electoral. Esto significa que, por encima del fraude previo al día de las elecciones, no habrá en Venezuela ninguna autoridad internacional capaz de denunciar irregularidades que ese día ocurran.

Casi todas las encuestadoras coinciden en que el gobierno de Nicolás Maduro se encuentra en sus niveles mínimos históricos de aprobación y que, de existir elecciones libres y justas, la oposición debería ganar por un margen superior al 20%. El problema es que las elecciones no serán libres ni justas ni democráticas

En este contexto, un eventual triunfo electoral del gobierno no significaría legitimidad, sino la prueba más contundente del fraude que ya está en marcha. Por eso es importante que las irregularidades aquí mencionadas y tantas otras continúen siendo denunciadas en foros internacionales.

La OEA, ante el rechazo del gobierno venezolano de aceptar una misión electoral, debería trabajar desde ya en la producción de un documento en el cual se analice en profundidad el contexto en el cual las elecciones se llevarán a cabo.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos debería emitir un comunicado condenando la inhabilitación política a María Corina Machado, e instando a la liberación de todos los presos políticos.

Los gobiernos de la región y el de Estados Unidos deberían ser más claros en cuanto a su posición de cara a las elecciones: no tomar una posición firme entre lo que es bueno y lo que es malo, no es una opción.

Esta no es una elección democrática, pero no votar o votar sin denunciar el fraude que ya está teniendo lugar no son una opción. El camino es ir masivamente a las urnas y salir a defender el voto. Lo que está en juego en diciembre no es la Asamblea Nacional sino un modelo de país. Lo que se expresará en el voto no es el acto democrático de elegir. Es el rechazo más profundo a este gobierno.

Ezequiel Vázquez-Ger es Director del Centro de Investigación Periodística en las Américas.
Twitter: @Ezequielvazquez

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