Una figura pintada en un pilar en Pañamarca, Perú, donde los arqueólogos han descubierto evidencia de que una mujer pudo haber gobernado allí hace más de 1300 años. Credit…Lisa Trever/Paisajes Arqueológicos de Pañamarca
Un grupo de arqueólogos en Perú han excavado una cámara monumental que exhibe elaborados murales de serpientes y una sala con pilares y un trono desgastado, que, según afirman, contienen indicios que sugieren que una mujer poderosa gobernó allí hace más de 1300 años.
El yacimiento, Pañamarca, fue un centro religioso y político de la antigua cultura moche, que floreció durante siglos en el norte de Perú, y construyó grandes estructuras e irrigó los desiertos mucho antes de que los incas se alzaran y conquistaran los Andes.
Los descubrimientos más recientes, de los que informó un equipo de investigadores a finales del mes pasado, aportan nuevos conocimientos sobre las ceremonias y la mitología moche, y se suman a las crecientes pruebas de que las mujeres ocupaban puestos de poder en la sociedad moche, en contraste con las percepciones mantenidas durante mucho tiempo de una cultura dominada por guerreros y reyes varones.
Gabriela Cervantes Quequezana, una arqueóloga que no participó en las excavaciones, afirmó que aunque se han visto otras representaciones de mujeres en tumbas, ninguna ha tenido la profundidad y complejidad de los descubrimientos de Pañamarca.
La sala del trono está decorada con pinturas que representan a una mujer sentada en un trono similar y recibiendo a visitantes, así como imágenes de una corona, la Luna creciente, criaturas marinas y un taller de tejido. El trono en sí, construido hacia el año 650 d.C., muestra erosión en el respaldo, lo que sugiere un desgaste causado por una persona que lo ocupó, y los investigadores encontraron piedras de colores y cabello humano incrustados en él.
“Es muy poco habitual que veamos a la mujer coronada sentada en un trono en el interior de una edificación en la que se celebra la corte”, afirmó Lisa Trever, profesora de historia del arte y arqueología de la Universidad de Columbia, y una de las investigadoras de Pañamarca. “Creo que podemos decir con cierta certeza que, independientemente de quién se sentara realmente allí, era el trono de una reina, el trono de una mujer”.
En los últimos años, los arqueólogos han encontrado indicios de mujeres poderosas en otros yacimientos moche al norte de Pañamarca, que se encuentra cerca de la costa del Pacífico, a unos 400 kilómetros al norte de la capital de Perú, Lima.
Una tumba excavada en 2006 contenía los restos de la llamada Señora de Cao, una mujer tatuada rodeada de garrotes de guerra y herramientas para arrojar lanzas. Varias tumbas opulentas halladas en otro yacimiento en 2013 contenían los cuerpos de mujeres a quienes a menudo se ha llamado las sacerdotisas de San José de Moro.
Cervantes, quien trabaja en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, dijo que hasta ahora se había tenido una visión muy masculina del mundo moche, pero que gracias a este descubrimiento en Pañamarca, aunque no hay una tumba propiamente dicha de una reina, existe ahora un personaje femenino. Aunque se le ha llamado sacerdotisa, dijo que también se podría pensar en ella como una mujer poderosa en términos de poder político.
Los arqueólogos en Pañamarca tienen previsto estudiar el cabello para saber más sobre la vida de la persona a la que perteneció, aunque no están seguros de tener material suficiente para realizar un análisis completo del ADN.
Los moche no tenían un sistema de escritura, y muchos yacimientos sufrieron saqueos a lo largo de los siglos, por lo que las obras de arte que sobreviven son especialmente importantes para los arqueólogos que intentan comprender a dicha sociedad.
Los murales dominan la otra cámara hallada por los arqueólogos, a la que llaman Sala de las Serpientes Trenzadas. La estructura, también construida con anchos pilares, estaba sobre una plaza y había sido decorada con amplias pinturas que muestran grandes serpientes con piernas humanas, así como guerreros y una criatura mítica.
La sala destacaba tanto por su temática, que los investigadores calificaron de única para el arte moche, como por su gran escala, dijo Michele Koons, una de las investigadoras de Pañamarca y directora de antropología del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.
“Se trata de serpientes de tamaño natural —tamaño humano— y también en esta sala en concreto tenemos un mural de un monstruo moche persiguiendo a un hombre”, dijo. “Es una escala muy diferente de la del otro espacio”.
Los murales habrían sido vistos desde abajo durante ceremonias o actos, añadió, creando un efecto muy distinto al del espacio “íntimo” de la sala del trono.
El trabajo artístico de ambas salas podrían decir mucho más a los arqueólogos sobre las creencias y rituales moche, dijo Gabriel Prieto, profesor de antropología de la Universidad de Florida, quien no participó en la investigación.
Según Prieto, durante muchos años se pensó que las celebraciones o ceremonias más importantes que tenían lugar en estos grandes recintos estaban relacionadas con el sacrificio humano, pero estos descubrimientos muestran que los artistas de la época representaron ceremonias muy diferentes.
Prieto señaló que los yacimientos moche eran distintos entre sí, lo que refleja un cambio de cultura en distintos lugares y épocas: “Pañamarca es como la Capilla Sixtina en Roma, pero si vas a Tierra Santa, no verás ese tipo de arte”.
Sin embargo, expresó su entusiasmo por los próximos avances del equipo de Pañamarca en el yacimiento, el cual incluye una pirámide.