Informe de la masacre va al Consejo de Seguridad de la ONU
Documenta uso desproporcionado de la fuerza, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura y violencia sexual
El informe final de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) que detalla el uso de la “fuerza letal” del Gobierno de Daniel Ortega y grupos paramilitares contra las “amenazas no letales” de los nicaragüenses que se levantaron en protesta, será elevado el cinco de septiembre al Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que Ortega lo descalificó y acusó al organismo de ser “un instrumento de los poderosos que imponen su política de muerte”.
El informe sentencia que las acciones del Gobierno durante cuatro meses de protestas “fueron violatorias del derecho internacional de los derechos humanos”, y enumera entre estas el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía Nacional, que en algunos casos se tradujo en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, obstrucción del acceso a la atención médica, detenciones arbitrarias o ilegales, malos tratos, casos de tortura y violencia sexual, así como la criminalización de los líderes sociales, defensores de derechos humanos , periodistas y manifestantes críticos al Gobierno.
Guillermo Fernández Maldonado, coordinador de la Misión en Nicaragua para América Central del ACNUDH, dijo que con este informe, titulado “Violaciones de derechos humanos y abusos en el contexto de las protestas en Nicaragua”, no se quiere polarizar la situación, sino tener información en el ámbito nacional e internacional, de tal forma que se pueda tratar de contribuir a salir de la actual crisis.
“Está prevista una reunión en la cual se vería el caso de Nicaragua el cinco de septiembre, esto aparece ya en el programa, y debe ser aprobado por el voto de nueve miembros del Consejo de Seguridad. Esto elevaría a la instancia del mayor nivel de Naciones Unidas donde van los aspectos de seguridad que preocupan más al mundo. Lógicamente este informe va a ser un insumo que van a leer los miembros del Consejo de Seguridad, para evaluar la situación”, explicó Fernández Maldonado.
Nicaragua, una nueva Venezuela
También el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, advirtió que Nicaragua puede tener un futuro similar al de Venezuela con una economía debilitada, si no se detiene la represión contra la ciudadanía y se libera a los manifestantes detenidos.
“Debe liberarse a quienes nunca debieron ser detenidos por ejercer su derecho a reunirse pacíficamente”, agregó el Alto Comisionado de la ONU, quien dentro de dos días entregará el testigo a su sucesora, la expresidenta de Chile Michelle Bachelet.
Existe la posibilidad de que un país solicite un debate urgente sobre la situación de Nicaragua y, según Fernández Maldonado, es posible que el Consejo de Derechos Humanos adopte una resolución sobre la situación en Nicaragua. “El informe puede servir como orientador a las discusiones que se puedan dar en dos de los órganos más importantes de Naciones Unidas”, expresó.
El informe resalta que existen claros indicios que elementos armados progubernamentales, incluidas las “fuerzas de choque”, actuaron con el beneplácito de las autoridades estatales de alto nivel y de la Policía Nacional, muchas veces de forma conjunta y coordinada.
“Estos grupos participaron en redadas y ataques contra manifestantes y llevaron a cabo detenciones ilegales. Si bien el Gobierno ya no niega la existencia de estos elementos armados progubernamentales, aprueba sus acciones y les permite operar con impunidad”, dice el documento, leído en Nicaragua por Fernández Maldonado.
Zeid, a quien se le reconocen sus posiciones claras en defensa de los derechos humanos más allá de presiones políticas, dijo que -como ocurrió al inicio de la crisis en Venezuela- en Nicaragua se acusa a los líderes de las protestas de terrorismo, cuando en realidad “están luchando por los derechos más básicos”.
Denunció “el grado tan intenso de represión” que han ejercido las fuerzas gubernamentales y grupos armados irregulares que las apoyan, en particular contra los estudiantes, muchos de los cuales están detenidos.
“La crisis de derechos humanos en Nicaragua continúa y las autoridades siguen recurriendo a campañas de descrédito, amenazas de persecución penal, despidos arbitrarios de funcionarios públicos y otras formas de acoso e intimidación en contra de aquellos percibidos como críticos del Gobierno. Los líderes del Movimiento Campesino y de las organizaciones estudiantiles han sido blanco especial de estas campañas. Este patrón ha instaurado un clima de miedo y desconfianza en la población”, resaltó Fernández Maldonado en el documento.
La etapa de persecución
El informe leído por Fernández Maldonado, refiere que el nivel de persecución de parte del Gobierno es tan alto que muchos ciudadanos que han participado en las protestas, se han visto forzados a esconderse o abandonar el país. De acuerdo con ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se han recibido 23000 solicitudes (entre abril y julio) de asilo de nicaragüenses en Costa Rica.
Sobre la judicialización de ciudadanos que están siendo acusados por delitos de crimen organizado, asesinato o terrorismo, el informe dice que los juicios adolecen de serios vicios y no se desarrollan conforme a las garantías del debido proceso, incluyendo el principio de imparcialidad de los jueces y tribunales.
Respecto a la postura del Gobierno del presidente Daniel Ortega, el informe dice que en lugar de reconocer su responsabilidad por los actos en la crisis, el Estado ha culpado a los líderes sociales y de la oposición, a las personas defensoras de los derechos humanos y a los medios de comunicación, y ha denominado “violencia golpista” a las manifestaciones pacíficas.
“El Gobierno ha atribuido la responsabilidad por todos los actos de violencia a aquellos que participaron en las protestas, incluidas las 197 muertes oficialmente reconocidas hasta el día 25 de julio. El Gobierno no ha reconocido ningún uso desproporcionado de la fuerza o acción ilegal por parte de los agentes de la policía”, reza el documento.
A propósito de la falta de voluntad del Estado para realizar investigaciones expeditas, imparciales, exhaustivas e independientes sobre las alegaciones de violaciones de derechos humanos y abusos, el documento dice que esta inacción pone en grave peligro los derechos de las víctimas a la justicia, la verdad y a una reparación efectiva.
“La falta de independencia del Poder Judicial y las irregularidades reportadas respecto del Ministerio Público y del Instituto de Medicina Legal, plantean serias preocupaciones en términos de rendición de cuentas”, revela el informe.
El equipo de la OACNUDH en Nicaragua, denunció que ha enfrentado obstáculos para desarrollar su labor de monitoreo, sin embargo, Maldonado afirmó que continúan solicitando acceso completo y sin restricciones a todo el país, incluido los centros de detención, y se encuentran plenamente disponible para avanzar en el diálogo con el Gobierno, incluyendo en relación con la cooperación técnica.
Ortega rechaza informe de ACNUDH
El presidente Ortega rechazó la tarde de este miércoles el informe presentado por ACNUDH aduciendo que es un “instrumento de los poderosos que imponen su política de muerte”. Ortega, visiblemente enojado, resaltó que el medio millón de firmas que reunió con el “pueblo que exige justicia” serán entregadas a “los ciegos de los organismos de derechos humanos de Naciones Unidas”.
“Para ellos estas víctimas no existen. Si el torturado es sandinista no existe. Una comisión manejada ya sabemos por quiénes, por los poderosos, por los que se han adueñado de continentes enteros, por los que han cometido genocidios sobre pueblos enteros, esos son los dueños de esta comisión de derechos humanos de Naciones Unidas, que vienen a Nicaragua, porque los invitamos, y en sus informes, estos asesinados, estos torturados, no existen”, dijo un enfadado Ortega.
El mandatario sandinista expresó que para ACNUDH los “terroristas golpistas” son unos angelitos que no torturaron a nadie y que el mundo no les cree, pues se convierten en instrumentos de los poderosos.
“De los que imponen su política de muerte sobre los pueblos, son los mismos que convirtieron en esclavos a pueblos de continentes enteros… que los transportaron desde África para que trabajaran, son los mismos, los mismos colonialistas que han invadido y siguen invadiendo y destruyendo a pueblos enteros, estos organismos, el de Naciones Unidas en este caso, no es más que un instrumento de política de muerte, de terror, de mentira, de infamia, son infames y es bueno que los nicaragüenses los vayamos conociendo mejor”, reiteró, iracundo.
Ortega culpó de la crisis sociopolítica que afecta al país a los “golpistas asesinos”, pues según él, rompieron la tranquilidad, mataron a trabajadores del Estado y a sandinistas, también destruyeron hospitales, escuelas y la economía del país y la seguridad social.
“Golpistas asesinos que vinieron a destruir la economía para que desaparezca la seguridad social, por eso se lanzaron con tanta rabia como perros rabiosos buscando como destruir a Nicaragua”, insistió, casi gritando, Ortega.
Luego el mandatario regresó a su discurso de paz. Señaló que “gracias a Dios”, se ha logrado recuperar la estabilidad, el trabajo, aunque no en la forma en que se “venía desarrollando”, pero la sociedad ha “agarrado el premio más importante” que es la seguridad en la casa, el barrio o la playa.
“Y no vamos a permitir que se le arrebate jamás al pueblo nicaragüense. Si hay paz, si hay seguridad, entonces se logra trabajar y se lograr mejorar y crecer económicamente y habrá cada día más trabajo. El que quedó desempleado podrá encontrar empleo… por eso es que ellos están desesperados, por eso todos los días hablan de tranques. Tienen trancada la mente”, manifestó el dictador en tono sarcástico, aunque todavía molesto.
Aunque no se refirió a la solicitud de parte de la Alianza por la Justicia y la Democracia, y de los obispos de la Conferencia Episcopal, Ortega afirmó que no existe mejor diálogo que el que sucede en el barrio, en la comunidad, en los que supuestamente se desarrollan las prácticas de la reconciliación en la que no excluyen a nadie.
“Pensemos que peleando entre nosotros nos hacemos daño a nosotros mismos, a Nicaragua, y que reconciliándonos como lo habíamos logrado desde 2007 hasta el 18 de abril, Nicaragua pudo crecer, progresar. Ese es el camino, la ruta, y ese es el diálogo más efectivo que puede existir, el diálogo que practica el pueblo con el pueblo, la familia con la familia”, dijo ya más relajado Ortega.
Alto Comisionado ofrece recomendaciones
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, basado en los hallazgos contenidos en el informe, recomendó al Gobierno de Nicaragua poner fin inmediato al acoso, intimidación, estigmatización, criminalización (incluido a través del uso de legislación anti-terrorista), y cualquier otro tipo de represalias en relación con la participación en las protestas, incluidas contra los manifestantes, personas defensoras de los derechos humanos, opositores políticos, periodistas y otros.
Insistió en desmantelar inmediatamente a los paramilitares, para proteger a la población de ataques y otros actos ilegales y violentos. Asimismo asegurar que se realicen investigaciones independientes, imparciales, efectivas, completas y transparentes en relación con todas las denuncias de violaciones a los derechos humanos y abusos, especialmente en las ejecuciones extrajudiciales, tortura, desapariciones forzadas de personas, arrestos y detenciones arbitrarias o ilegales.
“Detener todos los arrestos ilegales, y liberar a todas las personas que han sido detenidas arbitrariamente; asegurar que el derecho al debido proceso de todas las personas acusadas sea respetado y que cualquier acusación criminal contra ellas sea acorde con los principios de legalidad, proporcionalidad y responsabilidad individual”, es la cuarta recomendación del Alto Comisionado, que se puede leer en el informe.
También se recomienda al Gobierno de Ortega que asegure el derecho a la libertad de reunión pacífica y que sea plenamente respetado a través del debido control de las manifestaciones públicas, de conformidad con los estándares y normas internacionales de derechos humanos aplicables.
“Tomar medidas urgentes para garantizar la independencia e imparcialidad del Poder Judicial, absteniéndose de ejercer cualquier indebida interferencia, presión o influencia. 8. Reanudar el Diálogo Nacional de una forma debida e inclusiva, para lograr acuerdos basados en los derechos humanos y principios democráticos”, es otra recomendación.
Asimismo asegurar una cooperación efectiva con el Mecanismo Especial de Monitoreo para Nicaragua (MESENI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Y permitir el acceso al país a los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos que han solicitado realizar una visita oficial, de acuerdo a la invitación abierta de Nicaragua extendida en 2006.
También recomendó “monitorear la evolución de la situación en Nicaragua considerando la adopción de medidas para prevenir un mayor deterioro de la situación de los derechos humanos. Estas medidas podrían incluir la creación de una Comisión Internacional de Investigación o una Comisión de la Verdad híbrida (nacional– internacional) para asegurar el acceso a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas”.
El alto comisionado saliente dijo también que espera que el Consejo de Derechos Humanos (CDH) ordene a tiempo una investigación de las violaciones de derechos y libertades, como ha solicitado su oficina. Este organismo inicia su tercer y último período de sesiones del año el próximo diez de septiembre.
Respaldan conclusiones de la ONU sobre Nicaragua
Denis Darce, director de proyectos y capacitación, de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), respaldó “cada uno de los puntos” del informe de la Oficina del Alto Comisionado.
“Informa sobre la situación de los hechos ocurridos desde el 18 de abril al 18 de agosto. Estamos de acuerdo porque coinciden con la informaciòn que la CPDH ha venido destacando a nivel público”, resaltó Darce.
El directivo de la CPDH señaló que es importante que el informe habla no solo de las violaciones a los derechos humanos por parte del Estado, sino los que han cometido las personas afines al Gobierno y también los abusos cometidos por manifestantes gubernamentales. “Se hace una radiografía clara de la violencia y muestra cómo se criminaliza la protesta pacífica. Es un informe completo y para nosotros es importante que se haya recopilado toda esta información”, argumentó Darce.
El secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrao, aseguró que su institución coincide “integralmente” con las conclusiones del informe sobre la crisis en Nicaragua de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
“La CIDH y su MESENI respaldan la presentación del informe de OACNUDH sobre la situación que atraviesa #Nicaragua desde abril de 2108. Coincidimos integralmente con el diagnóstico”, afirmó Abrao en Twitter.
El director Ejecutivo de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, también respaldó el informe. “Felicitaciones al Alto Comisionado de Naciones Unidas por su claro informe sobre la represión en Nicaragua. Próximo paso: impulsar una Comisión Internacional de Investigación, como recomienda el informe. Le tocará a @mbachelet (Michelle Bachelet)”, escribió Vivanco.
Erika Guevara-Rosas, directora regional de Amnistía Internacional, señaló la importancia de que un organismo como la OACNUDH, denunciara las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.
“Una vez más, un organismo con la legitimidad y experiencia para denunciar graves violaciones a los derechos humanos en el mundo, alerta y condena sobre la seria crisis en Nicaragua; ¿y la respuesta del gobierno de Ortega? Su negligente negación sin fundamento y evidencia”, refirió también en Twitter Guevara-Rosas.
La embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, también se pronunció sobre el informe de la ONU que Detalla Violaciones de Derechos Humanos en Nicaragua.
“Este informe destaca lo que venimos diciendo desde hace meses: Ortega está aterrorizando a su propio pueblo. El gobierno nicaragüense debe poner fin a su campaña de violencia e intimidación. Hasta que el pueblo de Nicaragua pueda expresar su voz de manera libre y pacífica, la comunidad internacional debe seguir ejerciendo presión sobre el régimen. De lo contrario, estaremos ante otra Venezuela y se debilitará la seguridad de toda la región,” manifestó la embajadora Haley.