Isabel Díaz Ayuso: “Cuando lleguemos a La Moncloa tenemos que derogar todas las leyes ideológicas del PSOE”
Desvela que habla a diario con Alberto Núñez Feijóo, del que dice que es «muy buena persona». Defiende que el PP derogue en Moncloa todas las leyes ideológicas del Gobierno de coalición
¿Apoya la intervención del mercado que propone la Comisión Europea y el impuesto a las energéticas?
Soy partidaria de no gravar nada y hay intervenciones en el libre mercado que luego tienen efectos más perjudiciales.
¿Quiere decir que no le parece bien el plan de la UE?
Si tengo que decantarme entre la propuesta de la UE o la de Sánchez, dejando claro que no me gusta ninguna, prefiero la que plantea la Unión Europea, que opta por gravar los beneficios y no la facturación. Y prefiero, como propone la UE, que el destino final de los fondos recaudados sea reducir directamente el coste de la factura de los ciudadanos, y no que el dinero se lo quede Hacienda, como quiere Sánchez. En cualquier caso, mi posición es que todo lo que no sea reducir gastos y reducir impuestos son sólo apaños, que benefician más al Gobierno que al ciudadano.
Interpreto que el impuesto a la banca entonces tampoco le parece razonable.
No. El problema de endeudamiento y empobrecimiento lo venimos arrastrando desde hace tiempo y no está provocado por la guerra, los bancos o las empresas energéticas. Llevamos más de dos años de inflación y de precios disparados.
Ahora lo que se está planteando, también desde la UE, es que hagan un esfuerzo extraordinario quienes más beneficios están obteniendo de esta crisis. ¿En eso está de acuerdo?
Por eso el Gobierno de Sánchez debería empezar por hacer ese esfuerzo, ya que es el que más se está beneficiando del exceso de recaudación generado por la inflación. Pero a lo que está es a dividir a la sociedad, a señalar a la banca, a las empresas, a la Justicia, a los comerciantes… A todos, menos a él.
Entre las propuestas de la UE figura la reducción, puede que obligatoria, del consumo de electricidad. ¿Cómo lo van a aplicar ustedes?
En el ámbito público llevamos muchos años aplicando distintos planes de ahorro energético, pero siempre hay que intentar consumir mejor, de una manera más inteligente, y para eso hace falta información e incentivos fiscales. El Partido Popular ya ha propuesto rebajas e incentivos fiscales para premiar el ahorro a partir de un porcentaje. Y los ciudadanos ya están ahorrando energía, igual que cada vez se recicla más, y no hace falta para eso tener una cámara de videovigilancia en casa. Basta con hablar de ello y dar información. En el libre mercado, los comerciantes, los autónomos y las familias ya están pagando de su bolsillo el coste de la subida de los precios energéticos: por tanto, el mercado se regula cuando lo dejas tranquilo y no hay intervención política ni ocurrencias de última hora.
Sin intervención, los productos básicos de la cesta de la compra se han disparado de precio.
Cuando uno va a un supermercado y compra fruta, por ejemplo, no puede olvidar que hay una persona que tiene un terreno, que lo ha comprado, que lo abona, que lo siembra, recoge el producto y lo transporta. Todo eso tiene un coste. Y los supermercados también se están viendo afectados por la subida del precio de la luz y tienen que hacer frente a costes laborales. La propuesta de topar los precios lleva a la miseria a toda la cadena de alimentación.
¿Qué propone hacer para que bajen los productos de primera necesidad?
Necesitamos menos impuestos, más competitividad y más creación de empleo. Pero lo que no puedes hacer es dedicarte a trocear la miseria y la pobreza, en lugar de trabajar para erradicarla.
¿No hay margen de beneficio en las empresas de distribución para que ayuden más al ciudadano en una crisis como ésta?
Las empresas de distribución funcionan gracias a que hay personas que todos los días madrugan y trabajan para que estén los productos en los supermercados y en las tiendas. Como le dije antes, el Gobierno es el único que se está beneficiando de esta situación porque recauda más. Y no vale la excusa de señalar a las Administraciones autonómicas porque hasta dentro de un par de años no veremos nada de ese beneficio. Intervenir los precios sólo sirve para dispararlos y para llevarnos al modelo cubano.
La vicepresidenta Yolanda Díaz ha acabado por recomendar, pactar, más que intervenir.
Es muy fácil invitar desde una casa de 450 metros cuadrados, y viajando en Falcon, como hace la vicepresidenta, a que otros se ahorquen económicamente con su trabajo, con su patrimonio y con sus impuestos. La culpa de que la gente tenga menos poder adquisitivo no es de las cadenas de alimentación ni de las empresas, que son las que crean empleo. La culpa es de las decisiones erróneas que arrastra desde hace mucho tiempo el Gobierno.
¿Hace falta mejorar el SMI?
Puede estudiarse y buscar el pacto entre los agentes sociales. Pero en un contexto tan difícil como éste, actuar por decreto solo bloquea la contratación y perjudica a las empresas.
Pero si se atiende a lo que dicen las empresas, el SMI no subiría ahora ni nunca. Siempre se han opuesto.
Yo no voy a participar en el juego de Sánchez de que la culpa es de todos menos de él. No tiene un plan para España, no tiene soluciones económicas viables, está minando la convivencia y erosionando las instituciones. Con Pedro Sánchez, cada vez vivimos peor.
¿Las ayudas sociales del Gobierno de coalición le parecen mal?
La izquierda nos está llevando a la pobreza para darnos lecciones sobre cómo abrazar la pobreza. En España hay que hacer lo que estamos haciendo en la Comunidad de Madrid. Hay que fomentar la creación de puestos de trabajo, ayudar a las empresas, que son las que contratan, aliviar el día a día a las familias, a los trabajadores, a los autónomos, y atender a sus problemas, como, por ejemplo, facilitar una vuelta a las escuelas más asequible, con becas, préstamos de libros, ayudas al comedor, tarifas congeladas del agua y del transporte, o un paquete de ayudas específicas para las familias numerosas.
¿Usted nota más pobreza en las calles de Madrid?
Noto tristeza y desesperación. La miseria llama a la miseria y en Madrid la plantamos cara, igual que a todos los otros desmanes del Gobierno. Esta crisis la vamos a encarar con fortaleza, con bravura, con alegría, con luz, con apertura, atrayendo empresas y atrayendo proyectos. La imagen que me he propuesto mostrar al mundo de esta gran región es la de la alegría, la de las oportunidades y la de una comunidad que está al servicio de España. Enfrente de este modelo hay una izquierda que no ayuda a que el pobre deje de ser pobre ni a impedir que el que está mejor no caiga en la pobreza.
¿Está diciendo que su política ocupa el sitio de la izquierda?
Nuestra política ensancha la base social porque los ciudadanos, de izquierda a derecha, quieren ser prósperos, quieren ser libres y quieren tener oportunidades. La izquierda pretende decirnos lo que tenemos que comer, cómo amar, cierra por decreto los escaparates, ataca la libertad de comercio y la propiedad privada, y, de hacer campañas en los noventa a favor del uso de los preservativos y contra las drogas, ahora pide más drogas y menos preservativos.
Dicen en otras comunidades que usted juega con ventaja en la deflactación del IRPF porque la Comunidad de Madrid se beneficia del efecto capital, que hace que tenga más ingresos e inversión.
Todos los gobiernos pueden bajar impuestos si quieren y todo el mundo puede introducir mecanismos para no asfixiar a las familias con la inflación, como ocurriría ahora si no deflactamos los tramos del IRPF, especialmente los más bajos. Madrid no es una isla, también tiene problemas, y las familias en Madrid también lo están pasando mal. Pero nuestro Gobierno prefiere gastar menos y, además, hacerlo mejor. Las deducciones fiscales, y el resto de medidas que estamos aplicando, están sirviendo para que más familias saquen al mercado sus viviendas, se animen a contratar, a emplear, e incluso se aumenten las propias donaciones.
¿Enfrentarse a Sánchez le hace más fuerte?
Es Sánchez el que busca el enfrentamiento con Madrid, no yo, y lo demuestra en todas sus actuaciones. Su proyecto es la carcoma: deslegitimar las instituciones, dividir, generar odio entre españoles y eliminar todo lo que da sentido a la Nación. Y, para ello, ataca la Monarquía, los símbolos del Estado, la Constitución, la Justicia y, por supuesto, también a Madrid.
¡Para no buscar el enfrentamiento con Sánchez, le ha hecho un retrato bien negro!
El retrato negro de Madrid lo hace él cuando, a pesar de ser la región más abierta, y siempre al servicio de España, tilda a los madrileños de ricos, pudientes, insensibles e insolidarios. Somos una región maltratada por el Gobierno de Sánchez en todo, empezando por la financiación.
¿Usted también siente que hay «poderes ocultos», en su caso en la izquierda, que buscan hacerla caer? Como dice el presidente Sánchez que le pasa, pero desde el otro lado.
Si hay que creerse que Pedro Sánchez, que controla el BOE, el CIS, el CNI, la televisión pública, Indra, y veintidós ministerios, no es el poderoso, entonces apaga y vámonos. Sánchez es el poder con mayúscula. Y cómo no tiene nada positivo que ofrecer para que la gente vaya a votarle, lo que está intentando es que los ciudadanos voten bajo el odio a las empresas, a la gente que le va bien o al centroderecha.
¿El PP debe derogar las leyes que ha recurrido ante el TC?
Todas las políticas que hayan supuesto ideologizar, destrozar España y la convivencia entre españoles deben ser derogadas desde el primer día. El caso más sangrante es el de la educación porque, además, hay varias leyes que afectan a la universidad, a toda la etapa educativa y hasta a los currículos educativos. Nosotros, le pongo como ejemplo, los hemos tenido que modificar porque no figuraban ni los números romanos ni la cronología de la historia ni los océanos ni las propias capitales europeas. Todo eso tiene que ser revisado para volver a leyes que fomenten el esfuerzo, el sacrificio, el mérito y los conocimientos. Eso es básico. Pero luego hay otras muchas leyes que también deben ser derogadas, como la de Memoria Histórica, que es una ofensa a la memoria democrática y pone en jaque a la Transición española. Y, además de derogar, debemos promover reformar legislativas para perseguir con más contundencia problemas como el de la ocupación ilegal de viviendas, los incendios intencionados de nuestros bosques o las agresiones sexuales a menores.
Ya existe la cadena perpetua revisable. ¿Está planteando que se endurezca todavía más el Código Penal?
Estamos viendo que la ley sigue teniendo agujeros, y le pongo el ejemplo de los casos de Diana Quer o Marta del Castillo. Hay que revisar la Ley del Menor y el Código Penal.
Desde la izquierda le van a tachar de populista o de extrema derecha…
Yo sólo tengo que escuchar lo que pasa en la calle. En España cada vez más gente tiene la impresión de que el que se esfuerza y el que lucha es siempre el perjudicado y el olvidado. Por cierto, también hay que reformar la ley del indulto para que no vuelva a ocurrir lo que ha sucedido con los dirigentes independentistas, condenados por los más graves delitos y libres gracias a Sánchez, diciendo, además, que van a seguir haciéndolo. Y para que un presidente del Gobierno, como Sánchez, no pueda indultar a un político de su partido, ahí está Griñán, condenado a pena de cárcel por corrupción.
¿Derogaría la nueva reforma del aborto o la ley del « solo sí es sí»?
Este último es un tema que habrá que estudiar porque hay una línea muy delgada entre la agresión y el abuso. Es muy importante tomar conciencia de por qué se producen tantas agresiones, sobre todo entre los más jóvenes, o violaciones en grupo. Somos una sociedad en la que, afortunadamente, la mujer cada vez es más respetada y el machismo, que todavía quedaba en algunos reductos, está siendo erradicado. Pero esto no se consigue por ley. Ni tampoco con la demagogia de enfrentar a mujeres y hombres porque no es justo para tantos hombres, padres, compañeros, amigos…, que trabajan, que se esfuerzan cada día por sacar adelante a sus familias, sus negocios, y que dan sentido al otro cincuenta por ciento de la población.
¿Y la reforma del aborto?
Ya basta de que la izquierda lo utilice electoralmente.
¿En España no hay machismo?
Cada vez menos.
¿La mujer no necesita una especial protección para poder llegar, con los mismos méritos, hasta donde llega el hombre?
El feminismo trasnochado consiste en atacar al hombre y también a las mujeres que triunfan.
Algo habrá aprendido del feminismo socialista más tradicional, ¿no?
Nada. He aprendido de mujeres, con nombre y apellido, por lo que han hecho en sus trayectorias personales y profesionales.
¿Qué ha cambiado en el PP con la llegada de Feijóo?
Hay más tranquilidad, paz y serenidad, que es lo que más necesitan los ciudadanos.
Me refería dentro del partido.
En el partido, también. En un momento de tanta incertidumbre y tanta tensión es muy importante tener al frente del PP a alguien que no necesita demostrar nada, que es seguro, que sabe, que ha gestionado y, además, que tiene un gran poso personal. Me parece que Feijóo es muy buena persona y que tiene un gran compromiso con lo que está haciendo. Y ha sido capaz de trasladar a los ciudadanos que somos una alternativa real, que no actúa por impulsos, y que quiere, poco a poco, ir ganando la razón sobre la base de un programa útil y sólido. Con Feijóo, la expectativa del cambio es más real que nunca.
¿Tanto piropo es porque usted se siente por fin libre?
Yo siempre me he sentido libre. Ahora y antes. Si no me hubiera sentido libre en la etapa anterior no habría seguido donde estaba: en eso no cambia nada. Pero sí me siento más respaldada y siento que hay más equipo: Feijóo y yo conversamos cada día, hablamos de los problemas y de las decisiones que tomamos, al margen de que, afortunadamente, nunca pretende imponer nada. Y yo se lo agradezco porque llevo tres años gobernando la Comunidad de Madrid y sería un sinsentido que desde fuera, y presidiendo yo el PP de Madrid, se me dijera cómo he de hacer las cosas. Feijóo nunca me ha pedido que cambie nada.
¿Qué piensa cuando escucha decir que usted le está intentando marcar el camino, como hizo con Casado?
Cada uno tenemos nuestro puesto y nuestra responsabilidad. Para los madrileños sería muy preocupante verme decir una cosa y hacer otra distinta por interés personal o porque estoy pendiente de mi posición dentro de mi partido.
Entonces, ¿Feijóo no manda sobre el PP de Madrid?
Es el presidente nacional del partido y ejerce su responsabilidad respetando el espacio de cada uno, que es como mejor se suma para el proyecto común. Yo me debo al pueblo de Madrid, que es quien me ha de juzgar. Soy la misma de hace tres años, digo las mismas cosas, con la misma vehemencia, y no voy a cambiar porque los madrileños se merecen que sea coherente con lo que les he dicho.
¿Vox está en horas bajas?
No es mi proyecto político.
Pero han sido y pueden ser un potencial socio para mantener el poder.
Mi intención es seguir presidiendo un Gobierno de un solo color, como estoy haciendo ahora. En los momentos más complicados este Gobierno está demostrando ser eficaz, ágil y muy estable. Tengo el Gobierno más estable de España. No hemos tenido crisis, no hemos tenido desavenencias, trabajamos unidos y cumpliendo nuestro programa.
¿Qué le queda por hacer en Madrid?
Creo que mi obligación es tener soluciones para los problemas urgentes y sobrevenidos. Pero también trabajar para consolidar el proyecto de un Madrid abierto al mundo. Somos un lugar de atracción para los mayores eventos culturales, gastronómicos y empresariales. Quiero que Madrid siga siendo ese lugar de referencia donde la gente viene a que la dejen en paz, a llevar adelante sus proyectos vitales y a ser respetada. Estamos poniendo en marcha planes contra la ocupación, que, como comenté antes, es un ámbito legislativo que hay que reformar en cuanto el PP llegue a Moncloa. Mis prioridades son que Madrid siga siendo el lugar de las grandes oportunidades, una ciudad segura y próspera, y reforzar los servicios públicos, especialmente Sanidad y Educación. Madrid está y estará siempre al servicio de España.
Dos legislaturas y el salto a la política nacional: ahí también podría prestar un servicio a España.
El mejor servicio que le puedo hacer a España es trabajar por la prosperidad de la Comunidad de Madrid porque Madrid es España, y si somos fuertes, podemos ayudar a España a serlo. Sobre mi futuro, soy consciente de que hay que saber estar el tiempo necesario porque esto es muy sacrificado. Hay que estar mientras mantienes las ganas para dar las batallas de cada día, y para eso hace falta una tensión y una concentración que es evidente que te exige un esfuerzo. Nunca es bueno eternizarse en el cargo y, desde luego, cuando estás más tiempo del debido ya no eres útil. Pero, por el momento, lo único que hago es pensar en todo lo que tenemos por delante. En cierto modo, la realidad es que acabo de llegar.