Iván Duque y la gobernabilidad legislativa
El Centro Democrático logró 19 curules en las elecciones legislativas del pasado 11 de marzo. / Óscar Pérez – El Espectador
El presidente electo logró importantes alianzas entre la primera y la segunda vuelta, que le aseguran mayorías en el Congreso. Se prepara para gobernar con la nueva “unidad nacional” del uribismo con más de 70 senadores de su lado.
Con el triunfo del candidato del Centro Democrático, Iván Duque, el ungido del expresidente Álvaro Uribe, comienza a dibujarse uno de los más importantes escenarios a los que tendrá que enfrentarse a partir del 7 de agosto, cuando asuma el poder. Su antigua casa, el Congreso de la República, la misma que lo acogió por primera vez en 2014, cuando se lanzó a la vida pública, podría convertirse en un nuevo dolor de cabeza o en su principal aliado, dependiendo de la forma en la que decida gobernar como nuevo jefe de Estado.
(Vea: «No voy a gobernar con odios»: Iván Duque)
Por eso, la suma de alianzas entre la primera y la segunda vuelta se hacía fundamental, pues sin una Rama Legislativa de la mano, la gobernabilidad que se le vislumbraría a Duque para los próximos cuatro años sería muy similar a la que afrontó el Centro Democrático desde 2014: con muchas iniciativas radicadas, pero muy pocas aprobadas. La razón es evidente, y es que el uribismo, a pesar de configurarse como la segunda bancada con más congresistas, era minoría entre el poder aplastante de la Unidad Nacional que gobernó del lado de Juan Manuel Santos.
(Lea: “¡Presidente, necesito hablar con usted!”: perfil de Iván Duque Márquez)
No en vano, sectores políticos afirmaban que las elecciones legislativas del 11 de marzo constituían las primarias de las presidenciales y en ello radicaba su importancia. Además de la consulta que eligió a Duque como candidato único de la coalición de la derecha, el Centro Democrático logró 19 curules en el Senado, convirtiéndose en el partido con más legisladores en esa corporación. Y en las escasas semanas antes del segundo round de ayer ocurrió lo imprevisible, al menos, para el presidente saliente. Sus antiguos aliados se unieron al uribismo: el Partido Liberal y el Conservador, gran parte de la U y de Cambio Radical.
Haciendo cuentas, las cosas están favorables para el nuevo mandatario de los colombianos. Además de su bancada, tendría el apoyo de los 16 senadores de Cambio Radical, 15 del Partido Conservador, al menos 12 de los 14 que logró la U (con excepción de Armando Benedetti y Roy Barreras) y 13 de los 14 que sacó el Partido Liberal. En este caso, si es coherente, se prevé que de la bancada roja se aparte el senador nortesantandereano Andrés Cristo, hermano del exministro Juan Fernando Cristo, uno de los más acérrimos opositores del director de la colectividad, el expresidente César Gaviria. Más los tres del partido MIRA.
(Lea: Iván Duque se adueña de la Unidad Nacional)
En pocas palabras, esta vez Duque jugará de local en el Capitolio. Tiene 78 senadores a su favor y ahora la agenda la marcará el partido que se aguantó cuatro años en oposición a Santos. Más aún si revive aquella máxima que dice que en el Legislativo el primer año es del presidente, el segundo es compartido, el tercero es para el Congreso y el cuarto no es de nadie. A partir del 20 de julio, cuando se posesionen los nuevos legisladores, el pulso político se pondrá a prueba y entonces habrá que ver si quienes acompañaron el Acuerdo de Paz y lo refrendaron con amplia mayoría el 30 de noviembre de 2016, tal y como estaba, prestarán su voto para hacerle las modificaciones sustanciales que pretende Duque.
Pero además, el presidente electo tendrá que demostrar al país que está realmente dispuesto a ponerles fin a la mermelada, a la burocracia y al intercambio de votos por obras, que es como ha venido operando el Congreso. Duque prometió que va a devolverle la honorabilidad y la transparencia al manejo de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, y la lupa vigilante, en todo caso, estará en manos de la oposición, que ahora se vuelca hacia el sector petrista, con las nuevas fuerzas que llegaron al Capitolio: cuatro senadores de la lista de los decentes encabezada por el escritor y guionista Gustavo Bolívar, más los 10 de la Alianza Verde, cuya bancada la lidera el profesor Antanas Mockus, cinco del Polo Democrático, cinco del partido FARC y el propio Gustavo Petro, como líder y jefe de la oposición.
¿Qué viene ahora? Duque ha venido proponiendo un gran acuerdo nacional que una a los distintos sectores en Colombia. Y allí tendrá que priorizar las iniciativas legislativas que quedaron pendientes por aprobar, más allá de la implementación del Acuerdo de Paz. Por ejemplo, la gran reforma a la justicia o la reforma política y electoral que se ha venido concertando con distintos sectores.
Y un ingrediente adicional: voces del Centro Democrático anhelan que el senador Álvaro Uribe se convierta en el próximo presidente del Congreso. Una dignidad fundamental, pues en sus manos está establecer el orden del día de las iniciativas por discutir y sería un as bajo la manga con la que contaría Duque. Pero ¿estará dispuesto Uribe a asumir ese rol? Tendrá que estar dispuesto a guardar las formas a la hora de darles la palabra a sus colegas: los senadores electos de la exguerrilla de las Farc con quienes compartirá curul desde el 20 de julio. La gobernabilidad de Duque, de momento, está del lado de la cancha uribista.