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Juan Carlos de Pablo: «El gobierno de Alberto Fernández ha perdido toda credibilidad»

El economista Juan Carlos de Pablo dijo que el gobierno de Alberto Fernández tiene «un problema de credibilidad» para conseguir que las inversiones vengan al país y que, para atravesar el escenario económico de la post pandemia, necesitará de otro gabinete porque tendrá que enfrentar graves problemas.

En diálogo con el secretario general de LA NACION, José del Rio, en el programa «Comunidad de Negocios», De Pablo también insistió en que los funcionarios tienen que bajar la conflictividad que hay entre la salud y la economía . «Hay gente del gobierno nacional que, no sé si está en la estratosfera, pero sí mucho más lejos de la realidad que los intendentes y los que están al pie del cañón y se toman todo el tiempo del mundo y dicen `Veremos, veremos` y esto en la Argentina significa desbordes por izquierda, que son los peores», afirmó.

A continuación, la entrevista completa:

-¿Cómo ves la realidad del tema Vicentin? ¿Qué dice de nosotros?

-Cuando vi la conferencia de prensa en la que estaba el presidente, una senadora, un ministro y un muchacho, que después supimos que era el interventor, lo que no me gustó es cómo se daban manija entre ellos y los argumentos. Una empresa testigo ¿de qué? Una empresa que va a defender los intereses de los productores ¿Qué? ¿Va a conseguir que los chinos les paguen un mejor precio que al resto? Es todo dudoso en un contexto en que había un concurso de acreedores funcionando. Entonces el primer tema que tenés es ¿quién le entrega materia prima a Vicentin en este despelote? Con lo cual, además de los problemas que ya tenía la empresa, hoy le debe estar faltando materia prima. Entonces no me gusto para nada.

Los argumentos a favor cada vez me convencen menos y lo que pasó en distintas ciudades alienta a los diputados y senadores por si les llega el proyecto de ley a decir que no porque no están solos para frenar esto que es una barbaridad. Y, cuando digo barbaridad, hago jugar mis juveniles 76 años con una parte de la historia estudiada, pero, más que nada vivida, de lo que implicó la intervención estatal en empresas. Tenemos décadas de gobiernos peronistas, militares, radicales, etc. de cosas mal hechas y ahora la próxima estatización ¿Va a salir bien? No lo cree nadie.

-Cuando uno ve lo que pasó con el banderazo y lo que pasa en Avellaneda en donde dicen que no les interesa la expropiación o mismo la Mesa de Enlace que dice que está todo bien con pagarle a productores, pero que no quieren este tipo de jugadas ¿El campo vuelve a expresarse?

-Si, yo creo que eso es lo que está pasando y que, si el presidente vuelve para atrás, va a tener algún costo político, pero, si no vuelve para atrás y esto se expropia, el costo económico que vamos a tener todos los argentinos va a ser muchísimo mayor. La explicación no tiene mucha importancia. Luego le encontrarán la vuelta. Lo que digo es que se está por cometer un macanazo que, desde el punto de vista cuantitativo, es muy, pero muy costoso.

-Latam fue una empresa a la que no la dejaron competir, una empresa a la que le pusieron trabas a más no poder y un delegado (Pablo Biró) habla de una extorsión porque se quiere ir del país ¿Cómo califica el caso Latam?

-Él que califique las cosas como mejor le parezca. La realidad es que Latam es una empresa que aterrizó a regañadientes de parte de los K cuando Southern Winds quebró. En ese momento solo estaba Aerolíneas y nada más porque no estaban las low cost. Le hicieron las mil y una. Uno lo sabe como pasajero: que le demoraban las salidas, que no había mangas. Hay declaraciones de Recalde hijo diciéndole a la presidente que le pusieran piedritas. Una cosa vergonzosa.

Por otro lado, la industria de la aeronavegación atraviesa un momento difícil. Aerolíneas también porque, si a una empresa le prohibís volar, le generás cero ingresos con gastos. Entonces la empresa dice «Dejame negociar algo los gastos o los sueldos» y el mismo gobierno, que al resto les paga parte de los salarios, en el caso de Latam hace exactamente lo contrario. La prueba está en que Latam solo se va de la Argentina y no del resto de los países. Es el famoso chiste del tipo que mata a los padres y cuando le van a poner la sentencia dice «Misericordia, soy huérfano». Hiciste todo lo posible para que esto suceda al dirigente sindical hay que decirle «Ahora usted va a tener que responder por las 1700 personas y sus familias que quedan en la calle».

 

-Además, se habla de embargo de aviones cuando no son estatales. Hay una confusión de Estado y empresa privada con la que estamos volviendo a ¿qué época? Vos que estudiás la historia y hablás con la gente que ya no está en la Tierra.

– En el plano verbal estamos en quien dice la locura más grande. Escuchás a funcionarios que te dicen «agradece que te cobro el 2,25 de bienes personales y te dejo el 97,75». Una locura. Hoy los empresarios argentinos están con suficientes desafíos para ver cómo resuelven cosas inmediatas como el pago de los salarios que, cuando vos les hablás del impacto que puede tener Vicentin o Latam en las inversiones, te miran como «Juan Carlito, ¿de qué inversiones me estás hablando?» Pero esto no quiere decir que no sea algo real. Si vos le estás mandando un mensaje a cada uno de los tipos que tiene que tomar decisiones y asumir riesgos que dice «si te va bien ya veremos de quién son las cosas, si te va mal, es tu problema» después no te quejes cuando los resultados no aparecen.

-¿Quién va a traer plata de acá a 2023 a la Argentina o, dicho de otra manera, si vos tuvieras US$100.000 los invertís acá o afuera?

-La contestación personal es mirándote al espejo viendo como sos, pero vamos a lo elemental: vos tenés que plantear reglas de juego, pero además tenés que ser creíble. El problema que tiene el gobierno de Alberto Fernández es que ha perdido toda credibilidad, la palabra del presidente está devaluada. Y, sin credibilidad, es difícil que hagas las cosas, aunque las intentes hacer bien, desde el punto de vista técnico, porque te van a decir «Sí, me parece bien, pero como no te creo nada entiendo que me están mostrando la zanahoria y después me van a cortar la cabeza». Recuperar la credibilidad es fundamental ahora es fácil de decirlo, pero hacia adelante ¿el presidente va a encarar lo que venga con este gabinete? ¿de esta forma? Tiene que enfrentar grandes problemas de credibilidad.

 

-Otro tema de los últimos días es que Carlos Zannini dijo que hay que pagarle el sueldo al ex vicepresidente Amado Boudou condenado por la justicia y que sea retroactivo lo que le debe el Estado por su pensión. Hablamos de unos $20 millones. ¿Qué te parecen esas noticias?

-Quizás desde el punto de vista judicial tiene razón. No lo sé porque vivimos en un país tan extraño que no lo sé. Ahora lo que estoy sintiendo cada vez que aparecen este tipo de noticias es que nos están cargando. Vos le deberías poder decir a estos funcionarios «¿Usted sabe que es parte del gobierno? ¿que tiene responsabilidades ejecutivas? Da la impresión de que no, a juzgar de los resultados no. Dicen «a mí me resuelven este problema y a otra cosa». Es como si entraras a una farmacia y todos estuvieran buscando cosas para el Coronavirus y vos dijeras «paren todo que quiero curitas, que quiero Cutex». Pero no parece importarles.

-¿Qué es un país en default? ¿Qué significa?

-En el caso del estado argentino me parece que no significa nada porque nadie le presta aunque llegue a una negociación. Pero si le complica la vida a parte del sector privado que tiene conexión con el exterior porque emitió una obligación negociable y la tiene que pagar, porque tiene una relación comercial de comprar insumos o vender productos y ahí se complica la vida.Estaba hablando con gente que conozco que tiene productos de exportación a la que le llega el mensaje de «A vos te creo, pero la Argentina is not reliable «.

Guarda. Vos podés estar en la Argentina y ser el tipo más capaz para hacer el producto. Pero alguien duda y eso es realmente terrible. Entonces vamos a ver cómo siguen las negociaciones. Yo hace muchos años aprendí que nunca terminan mal, sino que siguen y siguen y después veremos. Pero evidentemente estamos en una situación en que el actor que tiene que negociar sabe que los beneficios del acuerdo no son directos para él sino indirectos para el sector privado.

-¿Qué es lo que más te preocupa de la foto actual de la economía argentina?

-Me preocupa que, si vos tenés funcionarios que se toman todo el tiempo para explorar y a los cuales hay que darles autorización para cualquier cosa, lo que vas a tener en los hechos es que la gente salta el cerco por izquierda y flexibliza la cuarentena. Y flexibilizar por izquierda es peor que por derecha así que en este momento les diría a los funcionarios «Muchachos estamos en una situación complicada, hagamos lo posible por bajar el conflicto cuantitativo entre salud y economía». Vos escuchas a un intendente, al tipo que esta al pie del cañón y te canta la justa. Hay gente del gobierno nacional que no sé si está en la estratósfera, pero sí mucho más lejos y se toman el tiempo y dicen «Veremos, veremos» y esto en la Argentina significa desbordes por izquierda, que son los peores.

 

 

 

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