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Juaristi: Zarzuelas

Aunque el PSOE no hubiera dado golpe de Estado alguno (que lo dio), nunca es tarde para empezar

Pachi López daría el tipo perfecto de Chomin de Amorebieta en una versión parlamentaria de ‘El Caserío’, de Guridi, con Sánchez y la Pirada haciendo de Chiquito de Arrigorri y de Ana Mari (respectivamente, quiero decir) y acaso Belarra y su lloronsita en los papeles de Eustasia e Inosensia. No es más que una fantasía sin sexo, pero de género. De género chico: nada que ver con muñecas hinchables. Como ya he comentado alguna vez en esta columna, a Pachi López, en Bilbao, le llaman Chomin, o Chominchu, porque da, en toda situación, el tipo perfecto de Chomin de Amorebieta.

Creo que esta fantasía me la despertó la airada respuesta de Pachi López, el miércoles, en la sesión de investidura, la intervención de Santi Abascal, que nada tiene del Tío Santi, aunque sea el único vasco auténtico de caserío en todo el hemiciclo. Al oír a Pachi López desgañitarse, me vino a la memoria democrática aquel par de versos del duelo de versolaris: ¡Chomin de Amorebieta,/ mientes como un ladrón!

Porque Chomin afirmó que el PSOE nunca ha dado un golpe de estado. Desde luego, Chomin no. Chomin nunca ha dado golpe, y por eso Inosensia le dice, para llevárselo al tálamo, aquello de «porque mientras vivas, no trabajarás». Pero el PSOE sí. Además, aunque no lo hubiera dado antes, nunca es tarde para empezar. Pero el caso es que sí lo dio. En octubre de 1934, y en connivencia con los de Esquerra Republicana de Catalunya, dio un golpe armado, con insurrección incluida, porque había entrado en el gobierno de la II República el partido que había ganado las elecciones once meses antes, la CEDA (115 diputados de 473), y que no había entrado hasta entonces, en coalición con el segundo partido en votos, el Republicano Radical (102 diputados), porque el PSOE (59 diputados) amenazaba con dar un golpe de Estado si tal entrada se producía. Y lo dio.

Ramón Jáuregui, antiguo jefe de Chomin en Pintxolandia, acaba de publicar un artículo en ‘Letras Libres’ donde afirma que la amnistía de los golpistas de 1934, decretada por las Cortes el 21 de febrero de 1936 tras el triunfo del Frente Popular ,»estaba legitimada por la voluntad popular porque fue el punto principal de las elecciones de 1936». También dice que «se cuenta» que la Pasionaria se dirigió a la cárcel a liberar presos de la revolución de octubre el mismo domingo electoral por la noche. Es decir, una semana antes del decreto de amnistía. Y no «se cuenta»: lo contó mil veces la propia Pasionaria.

Pero la Pasionaria no pinta nada en esta reposición. Entre febrero y julio de 1936, la administración española de justicia fue destruida. Lo contó Unamuno. Abascal subió a la tribuna el miércoles con mi biografía de Unamuno en la mano. Pero Unamuno, pobre, era de extrema derecha. Y yo también, y usted que me lee, según propala Chiquito de Arrigorri, ‘ay de mi corasón…’.

 

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