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Karina Sainz Borgo: Míster Danger

Que Maduro sea un criminal no es incompatible con la doctrina Monroe

Maduro asegura que hará respetar el resultado de las elecciones presidenciales - NotiAhora

 

Hugo Chávez no pudo elegir a un sucesor más sanguinario. En apenas una década de gobierno de Maduro, más de 10.000 personas han sido asesinadas, casi 2.000 torturadas y 8.000 agredidas. Las cifras pertenecen a Provea, ONG de derechos humanos venezolana fundada en 1989. Más de nueve millones de venezolanos han emigrado por motivos económicos y políticos. De ellos, al menos mil han fallecido devorados en la selva del Darién y más de un millón espera resolución de solicitudes de asilo. El 92 por ciento de las denuncias por violación a los derechos humanos han quedado sin respuesta, más de 300 presos políticos permanecen cautivos y casi 20.000 ciudadanos han sido víctimas de detenciones arbitrarias.

Dilapidación, abuso, latrocinio. Hugo Chávez llegó al poder en el momento de mayor valor del barril de petróleo, puso en marcha medidas que tuvieron un impacto positivo en la reducción de la pobreza y que sirvieron como mecanismo de movilización y fidelización política. El oficialismo y el Estado acabaron confundiéndose en una misma estructura clientelar. En apenas tres años de Gobierno de Nicolás Maduro, más de 14 millones de personas se hallaban en situación de pobreza. Cuando Hugo Chávez llegó al poder esa cifra era de 11 millones. El de Maduro es un régimen abiertamente totalitario con severas restricciones a las libertades económicas y civiles, y en el que cerca de 500 medios de comunicación independientes sufrieron el acoso y posterior cierre. Incapaz de movilizar a sus bases, sobre todo en los rincones más empobrecidos, el régimen de Maduro cruzó todas las líneas, incluido el desconocimiento de la victoria de la oposición en julio de 2024. Desde la represión posterior a aquellas elecciones presidenciales hasta hoy, ha intensificado la cacería por motivos políticos. Lo que ocurre en Venezuela es la versión calcada de la tragedia que Rómulo Gallegos describió en ‘Doña Bárbara’. Están representados la disolución de la ley y, por supuesto, Míster Danger, un personaje secundario que Gallegos empleó para simbolizar los intereses estadounidenses en Venezuela a comienzos de la explotación petrolera, cuando empresas como Standard Oil obtuvieron grandes concesiones de parte de la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Un siglo más tarde, Estados Unidos resucita a Míster Danger. Que el sistema de poder de Maduro es un régimen asesino, ilegítimo, asociado al narcoterrorismo, el tráfico de oro, minerales, armas y personas es una verdad incontestable. No por evidente, eso es incompatible con el hecho de que Donald Trump lleva a cabo una política exterior deudora de la doctrina Monroe que actualiza en Venezuela el viejo principio de América Latina como espacio donde Estados Unidos debe impedir la influencia de potencias externas, en este caso Rusia, China e Irán. Mucho ha retrocedido la nación venezolana para verse atrapada en la completa oscuridad civil, legal y soberana. Larga y profunda es esa noche histórica y ciudadana que mantiene a Venezuela presa en el atraso, desgarrada en la pobreza y ultrajada en la violencia política, social y económica.

 

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