Karina Sainz Borgo: Noche de difuntos
Pablo Iglesias se presentó esta semana disfrazado de reformista en vísperas de Halloween. El vicepresidente opacó a su socio Pedro Sánchez durante la presentación del proyecto de Presupuestos y no por el tono oracular que empleó, sino porque la sola imagen de su americana de enterrador y el moño de verdugo daban aún más miedo que la sonrisa a lo Jack Torrance del presidente del Gobierno.
¡Que nadie se quede sin truco ni trato! La noche de difuntos de este año promete y en el armario de la cosa pública abundan los modelos para una fiesta a lo grande: jinetes sin cabeza, payasos correteando por el hemiciclo y unos cuantos doctores Frankenstein buscando un hilo que le cosa el brazo a su monstruo al momento de la votación del estado de alarma, que Sánchez ansía estirar como un chicle en su cestita de gominolas.
Con media España confinada, o a punto de tal cosa, más de uno se ha puesto el disfraz antes de tiempo para meter miedo ya no en la noche de difuntos, sino en el Consejo de Ministros. Con los nervios estrujados, desquiciados por el subidón de no saber nunca qué más puede empeorar, los ciudadanos se resignan a confinarse en sus casas, bien resguardados como si de una tumba con Netflix se tratara.
A la manera de un serial de terror, noviembre parece una reposición de marzo
A la manera de un serial de terror, noviembre parece una reposición de marzo, aunque sin metáforas bélicas ni aplausos en los balcones. Por los tenebrosos rincones de nuestro cerebro, acurrucados y desnudos en nuestra imaginación, como escribió Gustavo Adolfo Bécquer, monstruos: un IRPF engrandecido, un ERTE sin cobrar, unas navidades clausuradas de antemano y una carta a unos Reyes que se han apeado del camello porque ya no saben si traerán o no la vacuna en la caravana de enero.
Rimas y leyendas, Monte de las ánimas, brujas de Trasmoz, o Monasterio de Veruela, se quedan cortos los espantos y a los bestiarios fantásticos que se amontonan en las noticias. Noviembre trajo su propio pelotón de monstruos. ¡Nunca estuvieron bajo la cama, qué va…! Están toditos en el BOE o en el Palacio de la Moncloa. ¡Nos quedamos sin ajos ni crucifijo para tanto vampiro!