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Kraus: Ser testigo

Quienes sobrevivan a la pandemia, sobre todo familiares y conocidos de los muertos, médicos, enfermeras, personal de limpieza y camilleros dedicados a tratar y cuidar enfermos, así como políticos dedicados a ordenar, en ocasiones con razón, casi siempre sin razón, se convertirán en testigos.

Los testigos son fundamentales: deberían tener más peso. Sus testimonios son indispensables en la vida de la humanidad, sobre todo aquellos cuya voz habla sin inclinaciones políticas y sin buscar ningún tipo de ganancias. Observar los sucesos obliga: hay quienes lo hacen motu proprio, por profesión o compromiso; otros se convierten en testigos involuntariamente: observar, escuchar, leer y dialogar convierte a las personas en testigos.

 

 

Ilustración: Jonathan Rosas

 

En las vidas de las sociedades y de las naciones los testimonios son documentos indispensables. Promover justicia es leitmotiv; testimoniar ofrece argumentos para escribir o reescribir la historia. En tragedias naturales o humanas la voz de los testigos es fundamental.

En latín existen dos palabras para referirse a testigo. La primera, superstes, se refiere a las personas que han vivido ciertas realidades y han llegado al final de algún acontecimiento, lo que les permite ofrecer un testimonio sobre el hecho. La segunda, testis, significa aquel que se coloca como tercero, terstis, en un proceso o un litigio entre dos contendientes. Quienes convivimos en 2020 con el COVID-20 formamos parte de la primera acepción.

Al día de hoy han fallecido, en todo el mundo, 125 000 personas y se han infectado 1 961 000 personas. Ignoro si son veraces las cifras. Supongo que no lo son. De los muertos y de la desconfianza también será necesario hablar en el futuro.

En cinco, diez, quince o veinte años,

¿Qué diremos?

¿Qué informaremos?

¿Qué nos preguntarán?

¿Cómo será el nuevo mundo?

¿Qué tanto nos compromete la tragedia actual?

¿Cambiarán nuestras prioridades?

En países como México, donde imperan pobreza e injusticia, ¿aumentarán los asaltos y la violencia?

¿Habrá en los próximos años más y nuevos trumps, johnsons, alasaads, amlos, netanyahus, orbans, bolsonaros, putins…?

¿Qué informaremos?:

No podremos mentir. Nadie podrá decir no supe. Armenia, la Alemania nazi, Sarajevo quedan muy lejos. Ahora todos somos testigos. Vivimos, mientras escribo, los estragos de la pandemia. Podremos argumentar que la pandemia nos cogió por sorpresa. Y podremos asegurar que la política equivocó sus derroteros: hubiese sido factible adelantarse al COVID-19 y evitar tantas muertes. Y deberemos sostener que, hasta hoy, mientras escribo, ningún político ha muerto: no lo deseo, simplemente expongo: soy testigo y quien me lea lo será.

Y yo me digo: es correcto aguardar y volver al tema cuando se anuncie el final de la pandemia. Somos testigos.

 

Arnoldo Kraus
Profesor en la Facultad de Medicina de la UNAM. Miembro del Colegio de Bioética A. C. Publica cada semana en El Universal y en nexos la columna Bioéticas.

 

 

 

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