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La brecha chilena

El país se sumirá en un incierto futuro si no se consigue un gran pacto nacional que responda a las demandas de la población

Chile se adentra en un mes decisivo, en víspera del referéndum constitucional previsto para finales de abril. Con el inicio formal del año después de las vacaciones estivales, marzo se convierte en un termómetro para calibrar la tensión del país tras las revueltas populares de finales del pasado año, que han persistido hasta la fecha aunque con menor intensidad. También lo será para el Gobierno de Sebastián Piñera, que debe mostrar que puede controlar el orden público y, al mismo tiempo, lograr que las fuerzas de seguridad respeten los derechos humanos, un desafío mayúsculo ante la cantidad de denuncias sobre el mal proceder de estos cuerpos desde diversos organismos internacionales. El 8 de marzo será el primer test; ese día está convocada, como en muchas otras ciudades del mundo, una gran protesta feminista.

La inestabilidad que permea Chile en los últimos meses se ha visto reflejada en el golpe que ha sufrido la economía del país sudamericano. El Gobierno ha rebajado las expectativas de crecimiento para este año a un 1,3%, prácticamente la mitad de lo previsto. Pero el problema de fondo, y que tiene pocos visos de solucionarse a corto plazo, es la creciente brecha política que ha crispado el ambiente en Chile y radicalizado posiciones que estaban dormidas bajo el paraguas de la prosperidad económica y lo que se conoció como el “milagro” chileno.

La salida a esta situación es tan necesaria como quimérica a corto plazo, en la medida en que no hay actores que puedan canalizar las demandas de la población. Algunos grupos políticos cuestionan la realización del plebiscito de abril si no se rebaja la tensión, algo que el país no podría asumir. Los partidos políticos han demostrado su incapacidad para lograr acuerdos que cosechen cierta legitimidad entre la población y la confianza en las instituciones está por los suelos, siendo las fuerzas armadas, con un 24%, los mejores considerados. La urgencia por lograr un gran pacto nacional que responda a las demandas de la población es cada vez más manifiesta. De lo contrario, Chile se sumirá en un incierto futuro.

 

 

 

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