La censura, hostigamiento y temor por la integridad de los militantes del Partido Comunista venezolano, omitidas por sus pares chilenos
Mientras la dirigencia del Partido Comunista de Chile ha reiterado su respaldo al régimen de Nicolás Maduro, incluso frente a las violaciones a los derechos humanos reveladas en los informes de la Alta Comisionada para los DD.HH. de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, sus pares en Venezuela atraviesan horas complicadas. El Partido Comunista de Venezuela (PCV) emitió un comunicado el 30 de enero en el que acusan a Maduro de “incitar al odio” en su contra, y alertan de la posible “liquidación física” de sus militantes y dirigentes. Organizaciones comunistas de todo el mundo solidarizaron con ellos, pero el PC chileno no firmó el comunicado.
Por más de 20 años el Partido Comunista de Venezuela (PCV) fue fiel al proyecto que Hugo Chávez intentó instaurar en esa nación. En 1998, de hecho, el PCV se convirtió en la primera tienda en apoyar oficialmente la candidatura presidencial del militar. Pero tras 22 años de lealtad ocurrió un quiebre político y desde finales del año pasado denuncian que se han convertido en nuevos perseguidos del régimen que ahora encabeza Nicolás Maduro.
El episodio más reciente ocurrió el pasado 4 de febrero, en el hemiciclo de sesiones de la actual Asamblea Nacional -cuyos escaños fueron repartidos en elecciones que han sido calificadas como “no democráticas” realizadas el 6 de diciembre de 2020- discutían un acuerdo en conmemoración al golpe de Estado que Chávez dirigió en 1992 contra el ex Presidente Carlos Andrés Pérez. Óscar Figuera, diputado y secretario general del PCV, tomó la palabra e hizo un conjunto de observaciones a una parte del acuerdo. Sugirió que debería decir que “nos comprometemos a rectificar la ruta actual” por estar “en contravía de lo que fueron los objetivos que se planteó el 4 de febrero el comandante Hugo Chávez”.
El comentario tuvo dos minutos de duración, pero desató una airada respuesta del presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez (Partido Socialista Unido de Venezuela), quien lo acusó de ser parte de los militantes de izquierda que Elliott Abrams, el representante especial de Estados Unidos para Venezuela durante la administración de Donald Trump, apoya y que quieren que Maduro salga del poder e insinuó que incluso estaría recibiendo financiamiento de este.
“Hasta cuándo escudándose en un supuesto partido de izquierda, en una historia gloriosa que no les pertenece… Es toda una campaña orquestada para generar división en las fuerzas de la revolución venezolana, y a estas alturas del partido o se está con la patria o se está contra la patria”, increpó Rodríguez. Su respuesta tomó nueve minutos y pese a que Figuera se le debió dar un segundo derecho de palabra, porque fue aludido, se le negó cuando solicitó responder ya que sus intervenciones debía coordinarlos con la bancada de la oposición; que tampoco es tal, ya que sus candidatos fueron inscritos a conveniencia de Maduro luego de una “razia” de los partidos políticos tanto de oposición como los pro gobierno para que estos actuasen a favor de sus intereses. Además de entregar el control de ciertas tiendas a dirigentes cercanos al gobierno de Maduro. En consecuencia, las colectividades de “oposición” que se presentaron a las parlamentarias fueron despojados de su autonomía.
El PCV criticó la práctica del Tribunal Supremo de Justicia de imponer juntas directivas a algunos partidos políticos a mediados del año pasado; pero la arremetida del régimen contra ellos comenzó en agosto, apenas sus dirigentes anunciaron que se separaban del Polo Patriótico -coalición oficialista- y que conformaban una nueva alianza de partidos de izquierda que bautizaron como la Alternativa Popular Revolucionaria (APR).
Dos días después de que fuese anunciada la nueva agrupación de partidos, el 19 de agosto, el PCV denunció la presencia del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en su sede ubicada en Puerto Cabello, estado Carabobo (centro-norte de Venezuela). “¿Acaso se trata de una medida de intimidación del Ejecutivo Nacional y Regional? ¡Sepan que no lo lograrán!”, escribieron en Twitter.
La ceguera del PC
El 10 de septiembre de 2020 el Buró Político del Comité Central del PCV dirigió una carta a los Partidos Comunistas y Obreros del mundo (PP.CC.OO.) para explicar por qué optaron por esta nueva alianza y no por el PSUV. Allí subrayan que si bien entregaron su respaldo a Maduro para que fuese reelecto en 2018 -en otro proceso electoral no reconocido por la comunidad internacional- no hubo voluntad política de la directiva del PSUV para cumplir los compromisos que ese respaldo implicaba.
Agregan que las diferencias se profundizaron ante la “ejecución de una política económica gubernamental cada vez más subordinada a los intereses del capital”, definen el sistema venezolano como un “capitalismo dependiente y rentista” y cuestionan la caída abrupta del ingreso real de los trabajadores, la eliminación de los derechos contractuales contenidos en las convenciones colectivas, la evaporación de los ahorros y prestaciones sociales, los despidos masivos ilegales de trabajadores del sector público y privado “en abierta complicidad con las autoridades del Ministerio del Trabajo”, así como la dolarización de la actividad económica.
Desde ese momento ya advertían que eran acusados de ser “traidores y divisionistas que hacen el juego a los planes imperialistas”.
Pese a la gravedad de lo descrito en la carta y a que en otros momentos los partidos comunistas de distintas naciones han solidarizado con el PCV, en esta ocasión no hubo pronunciamientos de ese tenor -si bien en la carta el PCV decía que no lo requerían-. En este contexto el Partido Comunista de Chile fue uno de los que guardó silencio. Cosa que no ha hecho, por ejemplo, cuando se han difundido los informes de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, sobre la crisis que atraviesa Venezuela; o cuando se difundieron los hallazgos de la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos, también de la ONU, sobre ese país.
Más de 40 organizaciones comunistas de todo el mundo dirigieron una carta en solidaridad con el PCV y rechazando las “amenazas y calumnias en su contra. La misiva está fechada el 10 de febrero. La firman organizaciones de países como Rusia, España, Brasil, México, Palestina, Paraguay, entre otros. Pero no aparece la firma del Partido Comunista de Chile. En el texto defienden “el derecho del PCV, basado en su autonomía ideológica, política y organizativa, a separarse del partido gobernante PSUV, a presentarse por cuenta propia en las elecciones, a criticar al gobierno y a oponerse a sus políticas que imponen medidas que violan los derechos y conquistas del pueblo”.
Además, señalan cómo se intentó “silenciar” su candidatura en las elecciones de la Asamblea Nacional y denuncian que “ahora se intenta chantajear al PCV para que se integre a uno de los dos grupos parlamentarios mayoritarios (del gobierno o de la oposición de derecha) como condición para tener voz” en el parlamento.
Y con respecto a Maduro, rechazan que este haya insinuado “repetidamente” que el PCV es parte del “largo brazo del imperialismo estadounidense”, ya que este tipo de afirmaciones son sustento para “lanzar amenazas de persecución anticomunista, criminalización y represión de las luchas y de organizaciones obreras-populares”.
Si bien el comunicado respalda las denuncias que ha venido realizando el PCV desde el año pasado y lleva la firma de distintas facciones de la corriente comunista, el PC de Chile no aparece entre los signatarios. En cambio, la colectividad chilena es reconocida por su respaldo a Nicolás Maduro. En diciembre, tras las elecciones legislativas en Venezuela, a través de un comunicado felicitaron a Maduro por su triunfo en “proceso electoral impecable”. Sin considerar las sucesivas denuncias de censura y hostigamiento hechas por el PCV precisamente por su posición de ir separados del PSUV a esos comicios.
“La máxima presión aplicada por el imperio y gobiernos de derecha, como el de (Sebastián) Piñera, ha chocado con un proceso electoral impecable, plenamente ajustado a los preceptos constitucionales y corroborados por instituciones y observadores internacionales”, apuntó el PC Chile, sin embargo.
Es recordado el rechazo transversal que tuvo el comunicado del Partido Comunista de julio de 2019, luego de un informe de la Alta Comisionada, en el que la acusaban de “falta de imparcialidad”, y de la existencia de “incongruencias, contradicciones, presunciones infundadas y generalizaciones”. Mientras que en septiembre de 2020 nuevamente reiteraron su respaldo a los “esfuerzos” del gobierno de Maduro y le restaron méritos al documento presentado por la Misión Independiente argumentando que se había hecho “en base a versiones obtenidas a distancia” e insinuaron la influencia de EE.UU. en su redacción.
El propio presidenciable Daniel Jadue se sumó a las dudas con respecto a la real gravedad de la situación de los DD.HH. en Venezuela, al asegurar en una entrevista que “hay cientos de agentes del Estado venezolano condenados por la violación a los derechos humanos en las protestas. ¿Cuántos hay aquí? La violación a los DD.HH. son dolorosas en todas partes del mundo, pero no transforman a un gobierno en una dictadura”, desconociendo que el Ministerio Público venezolano, controlado por Maduro, inició 4.890 investigaciones por las muertes violentas en el marco de las operaciones de seguridad; de las que en marzo de 2020, 4.861 se encontraban en su fase preliminar, 15 en su etapa intermedia y 13 en juicio; “el perpetrador fue condenado por homicidio en un caso“, señala el informe de ACNUDH. La proporción entre el número de denuncias por malos tratos y las condenas es menor al 1%.
Otro ejemplo es que para el PC sí fue noticia cuando el PCV le entregó su respaldo a Maduro en 2018 y en los sucesivos comunicados que han emitido sobre Venezuela siempre han blindado las espaldas de Maduro.
PCV en alerta ante posibles agresiones y “liquidación física”
Desde septiembre del año pasado el PCV ha insistido con las denuncias de amedrentamientos en su contra y en contra de las colectividades que se sumaron a la Alternativa Popular Revolucionaria. En un comunicado del 21 de septiembre denunciaron ser víctimas de “actos de censura, hostigamiento y persecución política, agresiones físicas, amedrentamiento judicial, despidos laborales e intentos de linchamientos morales” emprendidos por distintas instancias ligadas al régimen.
El mismo día en que se realizaron las elecciones de la nueva Asamblea Nacional, el PCV acusó el allanamiento a una de sus sedes en el estado Zulia (noroccidente) y la detención arbitraria de los militantes que allí se encontraban, en un procedimiento a cargo de la Guardia Nacional y la Policía Nacional.
En vista de la escalada, el 30 de enero de este año, el PCV publicó un nuevo comunicado en el que denuncian posibles planes de persecución del gobierno de Maduro contra su militancia. Allí dicen que las respuestas de Maduro a sus críticas se caracterizan “por el cinismo, la reiteración inconsistente, la descalificación y el ventajismo mediático”. Pero lo más grave es que denuncian que Maduro “se propone la criminalización política, que puede convertirse en agresión personal y hasta liquidación física de organizaciones y cuadros comunistas”. Agregan: “Hacemos responsable al señor presidente de cualquier agresión física o sicológica de la que sea objeto cualquier militante revolucionario”.
El temor no es descabellado. El informe presentado por la Misión Independiente el 16 de septiembre nombra a Nicolás Maduro, a su Ministro de Defensa, así como a los cuatros titulares que ha tenido el Ministerio de Interior en los últimos seis años, como responsables de la comisión de crímenes de lesa humanidad. Asimismo, Bachelet ha documentado los tratos crueles e inhumanos sufridos por disidentes políticos del régimen chavista, métodos entre los que destacan las asfixias con bolsas de plástico y productos químicos, descargas eléctricas y violencia sexual.
Ante la posición del PCV, Maduro en diversas alocuciones ha arremetido en contra de lo que califica como la “izquierda trasnochada”, a la que acusa de intentar dividir al chavismo.
El PCV en el comunicado del 30 de enero nuevamente interpela a “los partidos comunistas y obreros del mundo y las fuerzas progresistas y antiimperialistas nacionales e internacionales, sobre el avance de planes de persecución y arremetidas anti-comunistas que se puedan estar preparando contra el PCV y su militancia empleando montajes canallescos”. Resta ver si en esta ocasión hay respuestas de sus pares.